16. La trampa se cierra

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—Sigo sin entender cómo pudieron entrar —me senté en la cama de Piper sujetando mi cabello estresada —Si hay un sistema de seguridad es imposible que lo hayan sobrepasado.

—A menos que sea alguien muy bueno para eso —alcé la vista viéndola.

—Como un Argent —ella asintió.

Me levanté nuevamente posando mis manos en el escritorio de la chica. Levanté sus cuadernos, papeles y lapiceros sin encontrar nada. Cerré mis ojos cambiando a mi vista aguda por si algún detalle se me escapaba. Recorrí la habitación con la mirada cuidadosamente ante la atenta mirada de Piper.

Mis ojos se entrecerraron cuando algo brillante deslumbró en el suelo. Volví a mi vista normal y me agaché para tomar el pequeño objeto que estaba debajo del escritorio entre unas cajas. Estiré mi brazo hasta sentir la punzada y lo tomé levantándome.

—¿Qué es eso?

—La punta de una flecha —apreté los labios —Pero no tiene sentido —Piper me miró alarmada —Alguien que pasa un sistema de seguridad como el de tu padre no sería tan idiota para dejar pistas tiradas.

—Tal vez es nuevo... —giré a verla con una ceja alzada pero solo me alcé de hombros.

—Puede ser —sentí el frío metal entre mis manos y lo acerqué a mí para olerlo.

—¿Tienes el rastro? —asentí.

—Eso creo —tomé rápidamente mis cosas —Espérame acá, te escribiré cualquier cosa.

—¿Qué? no, yo voy contigo. No te voy a dejar sola con unos locos asesinos.

—Piper no tienes como defenderte, no puedo arriesgarte —la chica miró a todos lados hasta tomar un martillo del suelo. Alcé una ceja —No voy a recibir un no por respuesta —suspiré.

—Bien, pero si algo pasa sal corriendo y llama a Scott —ella asintió aferrándose al martillo. Las dos salimos de la casa agradeciendo que su padre no se encontraba y no tendríamos que escabullirnos.

Subimos al auto de Melissa y conducimos en dirección al bosque donde sentía que venía el rastro.

No tardamos mucho en llegar y estacionar a las afueras para bajarnos y adentrarnos en los miles de árboles.

Las dos caminamos en silencio un buen rato. Yo iba concentrada en el olor y Piper en no caer por las ramas.

—Supongo que ya es costumbre para ti estar en el bosque —hice una mueca.

—Algo así, ojalá fuera por gusto —reímos.

—Sid, ¿te puedo preguntar algo? —me detuve dándome la vuelta al escuchar su tono serio.

PRAGMA - Stiles StilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora