En un remoto pueblo envuelto en misterios y leyendas, una joven llamada Sidney llega para quedarse con su primo, Scott, después de un largo viaje de intercambio. Pronto, Sidney descubre que el lugar está impregnado de una magia ancestral y oscuros s...
—¡Feliz cumpleaños! —solté un grito aferrándome a Scott y giré a ver mal al entrenador que me acababa de gritar con el megáfono en el oído. Le arrebaté el megáfono y le respondí.
—¡Gracias, pero no estoy sorda! —soltó una carcajada y le devolví el objeto.
—Por eso me agradas Ross —se fue anunciando por el pasillo que la clase iniciaba en cinco minutos. Era su método al no haber luz en todo el pueblo.
—Creo que me reventó el tímpano —abrí mi boca moviendo la mandíbula. Scott simplemente rio. Hasta que vio a Kira a lo lejos en su casillero.
La noche anterior no había sido la más divertida de todas mis lobo aventuras. Habíamos tenido que pasar por un incómodo interrogatorio con el papá de Scott donde todos concordamos en una historia y al parecer Kira supo seguirnos el juego. Después de eso se la llevaron a firmar unos papeles y realmente no pudimos hablar de nada.
Y para el colmo, se había ido la luz en todo el pueblo, lo que significaba que Melissa no pudo prepararme mi desayuno de cumpleaños especial y nos tuvimos que conformar con cereal.
De todas formas estaba tratando de verle el lado positivo al día. Melissa me había regalado un peluche de una foca gorda que había estado deseando por siglos y Scott como un buen hombre lobo, me regaló un montón de ingredientes para mis remedios que seguramente le había robado a Deaton, pero aún así apreciaba el gesto.
Salí de mis pensamientos cuando una persona rodeó mi cuerpo con sus brazos y me dio una vuelta en el aire. Fue cuestión de olfato saber que se trataba de Stiles. El chico me dejó en el suelo y me dio un corto beso en la mejilla.
—Feliz cumpleaños —dijo con una sonrisa extendiéndome una pequeña caja —Estás hermosa.
—Gracias —dije haciendo un puchero. Tomé el regalo y lo abrí viendo una cadena oro rosa con mi inicial en ella. Saqué el collar y miré a Stiles con ternura —Gracias, en serio —rodeé su cuello con mis brazos hasta que nos separamos por la falta de comentarios de Scott.
El moreno dio un paso al frente que fue detenido por Stiles.
—Ni lo pienses.
—Pero tengo que hablar con ella —los tres miramos a Kira en los casilleros que apartó la vista al segundo.
—No. Te recuerdo que alguien dejó un mensaje descifrado a Barrow para que la matara.
—Y por eso tengo que hablar con ella.
—Scott, no lo harás —Stiles suspiró —Hasta que averigüemos si ella es otro monstruo psicótico que comenzará a matar a todo el mundo, voto contra cualquier interacción.
