En un remoto pueblo envuelto en misterios y leyendas, una joven llamada Sidney llega para quedarse con su primo, Scott, después de un largo viaje de intercambio. Pronto, Sidney descubre que el lugar está impregnado de una magia ancestral y oscuros s...
La música retumbaba en mis oídos con fuerza. Mis ojos viajaban por la multitud viendo el sudor en sus cuerpos brillar entre las luces de colores, y mi nariz analizaba cada pequeño olor en el ambiente.
Enfoqué mi vista en los hombres de chaqueta negra que caminaban por la pista de baile. Nos estaban buscando.
Mis ojos viajaron al centro del lugar donde Kira y Malia se encontraban bailando sensualmente. No pude evitar alzar una ceja y quedarme viendo un rato hasta que mi campo de vista fue ocupado por un montón de hombres que las rodeaban.
Me levanté del sofá y di varios pasos hasta que mis sentidos me alertaron de alguien acercándose a paso rápido.
Mi única reacción fue darme la vuelta lanzándole una patada directamente en la cara que lo mandó a dormir. Me agaché tomando la pistola de su mano sacando la munición y la lancé lejos. Al parecer nadie se había dado cuenta pues todos seguían en lo suyo.
Caminé hasta encontrarme con Scott que también se había deshecho de otro guardia. Él me asintió con la cabeza señalándome que lo siguiera y eso hice acompañada de Kira y Malia.
Nos adentramos en un pasillo asegurándonos que nadie nos siguiera. Caminamos entre las paredes rojas hasta llegar a una puerta y ver un humo extraño salir de una esquina.
—¡Wolfsbane! —avisé a la vez que un montón de humo comenzó a salir del techo. Me di la vuelta buscando salir por donde habíamos entrado, pero ahora se encontraba un hombre en el camino.
Aunque mi visión comenzara a nublarse intenté luchar, pero antes de que pudiera moverme, me disparó algo que se incrustó en mi brazo e inmediatamente me quitó toda la movilidad de mi cuerpo.
Caí al suelo comenzando a toser, pero al tiempo podía sentir mi sistema sanando rechazando el wolfsbane. También podía escuchar los quejidos de Malia y de Scott. Kira había sido golpeada inconsciente.
—Alguien que ha sido un Alfa por unos meses debería ser más cuidadoso al enfrentarse a una cazadora por 40 años —una voz ciertamente molesta comenzó a acercarse.
—Solo queremos a Derek —escuché a Scott hablar con dificultad.
—Mi lobito. Estás lejos de casa.
—Tú tampoco sabes dónde está —declaró Scott. Y era verdad, pude olerlo en ella.
La mujer electrocutó a Scott hasta dejarlo inconsciente. Dos hombres se ocuparon de cargarme hasta un cuarto.
Me dejaron el suelo, seguida de Scott, Kira y Malia.
—Se van a arrepentir —le murmuré a uno de los hombres mientras dejaba al moreno en el suelo.
