En un remoto pueblo envuelto en misterios y leyendas, una joven llamada Sidney llega para quedarse con su primo, Scott, después de un largo viaje de intercambio. Pronto, Sidney descubre que el lugar está impregnado de una magia ancestral y oscuros s...
El reloj marcaba las tres de la madrugada y yo seguía leyendo mi libro de romance adolescente.
Después de que Isaac me hubiera dejado en casa, decidí organizar un poco mi habitación y hacer algunos ejercicios de articulación para cuidarme de ciertas heridas. Luego había adelantado algunos trabajos de la escuela y a eso de la 1 de la mañana me puse a leer buscando distraer mi mente de alguna pesadilla.
Estaba tan concentrada que no había escuchado el timbre de mi teléfono como hasta el cuarto tono. Hice a un lado el libro y contesté la llamada de Stiles algo dudosa pues llevábamos sin hablar un buen tiempo.
—Hey —se escuchó una señal estática del otro lado. Fruncí el ceño —¿Stiles? —finalmente escuché una respiración acelerada —¿Hola? —me saqué las cobijas de encima preocupándome.
—Sidney —su voz temblorosa me alertó.
—Si, ¿qué sucede?
—No sé dónde estoy. No sé cómo llegué aquí. Creo que estaba sonámbulo —mi corazón se aceleró.
—¿Puedes ver algo? —apoyé el teléfono entre mi oreja y el hombro para dirigirme al closet y sacar algo de ropa —Dime que ves.
—Está oscuro. Cuesta ver. Creo que algo le pasa a mi... —se cortó la llamada.
Miré la pantalla asustada y marqué el número tres veces recibiendo el buzón de mensajes. Me cambié rápidamente y corrí a la habitación de Scott abriendo la puerta de golpe y encendiendo la luz. Él se levantó asustado y estuvo a punto de reprocharme hasta que vio mi rostro.
—Es Stiles —se levantó de la cama al tiempo que recibí una llamada del susodicho. Contesté inmediatamente y lo puse en altavoz.
—No creo poder salir de aquí. No me puedo mover.
—¿Dónde estás? —Scott y yo intercambiamos miradas.
—No sé. Está muy oscuro. No se ve mucho, y algo le pasa a mi pierna. Está atrapada en algo. Y está... creo que está sangrando.
—¿Es grave? Stiles, ¿es grave? —no dijo nada —Stiles ¿estás ahí? ¿me oyes? —le hice un gesto a Scott para que se cambiara.
—Hay un olor extraño aquí. Algo huele horrible. Es horrible. Tengo los ojos llorosos.
—Stiles, voy a llamar a tu papá.
—No, no lo hagas.
—Pero...
—No, por favor. Prométemelo. Ya está muy preocupado por mí, por favor.
—Stiles por Dios, no puedo prometer algo así ¿qué pasa si no te encontramos? —dije jugando con la cadena en mi cuello
