África volvió a su habitación después de estar durante media hora acurrucada en los brazos de Robin, se dio una ducha, se vistió para ir a la cena pero antes de llegar se cruzó en el pasillo con Miguel quien la estaba buscando.
- ¿Qué tal como ha ido? - Preguntó él.
- Na, nada importante solo hemos acabado en su habitación follando, cositas. - Contestó ella en tono de burla.
- Cositas eh, por eso sonríes tanto. - Replicó él intentando chincharla.
- Ha estado bien pero ha sido muy rápido, en plan, estábamos hablando de cosas muy aleatorias, me tira un piropo, le tiró otro, nos besamos y pum. Me ha extrañado porque normalmente no suelen ser así mis citas, hay más tonteo.
- Igual ella ya sabía lo que quería de esa cita y no quería darle más vueltas, quería eso y ya.
- Sí puede ser. Acuérdate de lo que pasa está noche tras la cena.
- Recordado está.
Miguel y África se reunieron en el pasillo con los demás y de ahí se fueron a la cena, ese día tocó ensalada con fiambre y nueces, al verlo todos se miraron extrañados pero no dijeron nada, cada día la comida era más escasa y comenzaban a surgir las dudas. Una vez terminaron la cena se fueron a sus habitaciones como dictaban las normas, al llegar, cada uno del grupo se escabulló hasta la habitación de Robin con los pijamas puestos, por la escalera de incendios, al estar al final del pasillo era la única de esa planta con dos ventanas que conectaban con las escaleras de incendios. Una vez llegaron todos y se fueron sentando donde pillaban Robín puso un papel en la pared a modo de pizarra.
- Vale, tenemos que ser muy cautelosos, vamos a robarle el diario a nuestro Director. - Dijo Robin.
- Pero ¿Seguro que creéis que esconde algo? - preguntó Fernando desconcertado.
Todos le miraron y respondieron al unísono:
- Sí.
- Para empezar estamos encerrados por COVID pero no debemos seguir ninguna norma contra el contagio. - Enumeró África.
- La comida es escasa pero se supone que tienen dinero de sobra y los bocatas de la cafetería siguen ahí igual de grandes y siempre hay muchos. - Añadió Miguel.
- Hasta mañana no habrá lavadoras. - Concretó Robin.
- Lo que le pasó hace poco a África cuando fue a su despacho, no se quería encargar de los desperfectos de su propio instituto, nadie duerme mucho o sin pesadillas desde que llegamos. - agregó Hugo.
- Por no hablar de que ayer lo comenté con Ainara y las pesadillas son las mismas. - Acompañó Valentín.
- ¿Qué pesadillas tenéis vosotros? - Preguntó África.
- Como de un zombi que aparece en los pasillos del instituto me abraza y me sale una luz muy fuerte del cuerpo desaparezco y me transformo en mis peores recuerdos e incluso los bonitos se vuelven malos. - Contó Ainara.
- Yo también, pero en el mío estoy en casa con mi gato y la casa está destrozada y él lo ve todo y comienza como a llorar, en plan le salen lágrimas de los ojos. - Incluyo África.
- Sí, en las mías los pasillos también están destrozados. - Amplió Ainara.
- Y se escucha el eco de los pasos. - agregó Robin.
- Sí y el abrazo es frío, muy frío, cuando lo siento comienzo a tiritar. - Siguió Ainara.
- A mí me produce dolor y el otro día me desperté con marcas. - Valentín enseña sus brazos llenos de moratones en la zona donde le abraza el zombi del sueño.
- Joder, yo creo que también pero no se veía tanto. - Explicó África enseñándolas.
- A mí me resulta perturbador lo que se parece el zombi a Rodolfo. - Comenta Miguel.
- Verdad. - Afirma Valentín.
- Yo creo que también lo he soñado, pero seguro tiene una explicación psicológica. - Comenta Fernando escéptico.
- Mirar todos haber si tenéis marcas. - Avisó Hugo ignorando a su novio, todos se miraron incluido Fernando y todos tenían, algunas más definidas que otras pero ahí estaban.
- Hay que hacerlo ya, necesitamos ese diario, comencemos a prepararlo. - Dijo Robin convencida. - Yo había pensado en que África lo saqué del despacho con alguna excusa como lo conoce más, pero si no quieres por lo que hizo nada.
- No, tranquila no creo que haga nada. - Comentó ella relajándola.
- Vale, aún así estará Miguel cerca para vigilaros. - Continuó Robin. - Los demás entraríamos al despacho, necesitamos una copia de la llave.
- Yo me encargo. - Dijo Hugo levantando la mano. - Solo necesito un plástico rígido y algo que lo corte.
- Yo te los conseguiré amor. - Contestó Fernando. - Creo que hay algo en mi habitación.
- Vale para ello hay que conseguir la original. - Siguió Robin.
- Pero espera en las pelis usan horquillas y yo tengo ¿No sería mejor? - Preguntó Ainara.
- Yo una vez abrí el candado de mi diario de pequeña con una horquilla, puedo abrir la puerta. - Explicó África.
- No porque tu le tienes que distraer. - Negó Robin.
- Una vez me contó Luna que Rodolfo pasa todas las mañanas en la sala de profesores. - Contó Ainara.
- Tenemos 6 horas todos los días para hacerlo, perfecto. - Celebró Robin.
- Pero no podemos faltar todos a clase, somos 7 se darán cuenta. - Objetó Fernando.
- Los Viernes a primera tenemos optativa, cada uno, una diferente, igual no canta tanto. - Observó Miguel.
- Entonces el Viernes a primera lo intentamos. - Dijo Robin.
- No hemos pensado en toda la gente que trabaja cerca del despacho. - Observó África.
- Ni en la secretaria. - Añadió Ainara.
- Eso da igual, no tiene. - Comentó África.
- No vayamos los 7, con 3 será suficiente. - Apuntó Robin.
- Vamos Ainara, Robin y Yo y que Miguel vigile en el pasillo si os parece. - Dijo África - Sólo sería difícil subir a su despacho porque está la jefatura de estudios al lado de la escalera. Pero suelen tener la puerta cerrada.
- Que pase Miguel primero y mire cómo está la puerta. - observó Robin.
- Y si está abierta entro con alguna excusa y la cierro. - Dijo Miguel.
- Luego subes a vigilarnos el pasillo y listo. - Añadió África.
- Lo único, la sala de actos donde nos dan las charlas está al lado del despacho. - Observó Ainara.
- No creo que den ninguna charla mientras estemos aquí. - Apuntó Robin.
- Mañana le preguntamos a Mafalda, que siempre lo larga todo. - Comentó Valentín.
Los jóvenes dieron por concluida la reunión que acabó con un buen sabor de boca, Robin quitó el papel de la pared el cual no había servido para nada y lo guardó en su carpeta. Cada uno se fue hasta su habitación por la escalera de incendios. África al llegar a la suya se extrañó de no encontrar a Diego allí dadas las horas, no le dio muchas vueltas y se durmió. Al día siguiente se encontró con una nota en la mesita de noche:
"Estás tan guapa cuando duermes que me dio pena despertarte, la próxima noche te veo, descansa"
Miró el reloj en la pantalla de su móvil después de sonreírle a la nota como una tonta y se dio cuenta de que sólo eran las 4 de la madrugada, no se sentía descansada pero tampoco con sueño por lo que, lo que quedaba de noche fue un poco tedioso y complicado.
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40Tena
Teen FictionMayo 2020 la pandemia del coronavirus comienza a estar más tranquila, a esté grupo de jóvenes de entre 15-16 años les dejan/hacen volver a clase. Lo que parece una vuelta al cole normal se convierte en un encierro en el cole ya que un nuevo brote de...