Mientras Valentín vigilaba que todos los profesores y personal del centro estuviesen en la cena en cafetería, a Miguel le tocó vigilar jefatura de estudios, está vez hizo una revisión más por encima ya que estaban todos los miembros del personal del centro juntos, revisó la sala de jefatura, baños cercanos, los pasillos y las escaleras. Todo estaba vació, dió una segunda vuelta para asegurarse y llamó a sus amigas antes de volver a la habitación de Robin donde llegarán ellas cuando todo acabase.
Pasó una media hora hasta que comenzaron a entrar ellas en la habitación, no traían buenas caras por lo que nada había salido bien, les explicaron que no encontraron nada más allá de etiquetas de botellas de alcohol con números entre los libros y una carta, para África, estaba en el escritorio, en un cajón, junto al expediente de está. En la carta Rodolfo explicaba cosas como que no había matado a posta al padre de África, que había sido solo una sucesión de desafortunados actos y al final le pedía a África que le dijese a su madre cuánto la quiere.
Robin y Ainara pensaban que esa frase final escondía mucho detrás, África se mostraba más escéptica, pero los demás no las tenían todas consigo, apostaban más por las suposiciones de sus amigas y entre todos convencieron a África de llamar a su madre, al día siguiente en la habitación de Robin se verían de nuevo.
- ¿Cómo estás? - preguntó Miguel en la mañana del domingo tras abrirle la puerta de su habitación a África.
- Ha sido una noche horrible, lo único bueno, Diego ha venido. - Contestó ella entre susurros porque Claudia dormía.
- Bueno, no ha pasado de tí tras metertela como tantas otras veces.
- No seas tan malo, está cambiando.
- Si, pero te olvidas de que tu ya has tomado una decisión, pronto tendrás que hablar con ellos y terminar con esto.
- Ya, ¿y si cambio de idea?
- ¿De qué idea?
- Pues que igual no es una decisión del todo segura, que quiero cambiarla vamos.
- Meditalo bien porque una vez les digas algo no habrá vuelta atrás.
- ¿Crees que es buena idea?
- La primera decisión sí, el cambio no, nos conocemos y tú sabes tan bien como yo que quieres hacer ese cambio por miedo a que las cosas cambien mucho pero a veces los cambios son lo mejor cariño.
Miguel rezó porque ojalá, ojalá, África no cambiase de idea, la decisión estaba tomada y era la mejor para todos, porque iba a cambiarla, entendía porque quería cambiarla pero no lo veía bien, no era correcto y se arrepentiría mucho si lo hacía. Ella prometió que se lo iba a pensar y él rezó porque tomase la mejor decisión, la primera, la que le traería paz, la buena, la que le llevaría por ese bonito camino que tanto ansiaba.
Cuando Claudia se despertó bajaron los tres a desayunar, nadie se daba cuenta de la existencia intrusa de Claudia por lo que poco a poco se fue dejando ver más por el centro, así salía más de la habitación de Miguel ya que estar encerrada tanto tiempo no le vendría nada bien, al principio salía una o dos veces al día y cuando necesitaba ir al baño, pero siempre con mucho cuidado y miedo.
- Rodolfo me ha escrito una carta, para disculparse por la muerte de papá y entre otras cosas dice “dile a tú madre que la quiero” - Le comentó África a su madre tras tantear el terreno, los demás estaban colocados alrededor de ella escuchando toda la conversación.
El silencio se hizo al otro lado de la línea.
- Mamá ¿Sigues ahí?
- Antes de conocer a tú padre Rodolfo y yo tuvimos algo, fue 2 años antes, yo pensaba que estaba todo olvidado pero él no lo había superado, intentó volver un par de veces cuando estaba conociendo a papá pero yo le rechacé, lo intentó una tercera y como el resultado fue el mismo se enfadó y se peleó con tu padre, bueno, le pegó un puñetazo en el ojo y papá se lo devolvió, yo les paré a tiempo, intenté hablar con Rodolfo, que lo entendiese todo y parecía que lo entendía hasta que naciste tú, intentó convencer a papá de que no era tú padre, que era él el padre, papá nunca le creyó y Rodolfo dijo que si no eras su hija serias de él de otra manera, por eso pasó lo de tú 14 cumpleaños.
África no contestó, estaba en estado de shock, miró a sus amigos a los ojos de uno en uno, los demás también alucinaban, Robin puso su mano sobre el hombro de su amiga, África la miró a los ojos, ella le devolvió una mirada de “Ánimo tú puedes” África respiró hondo.
- África ¿Sigues ahí? - Preguntó su madre.
- Sí, es que no se que decir. - Contestó ella.
- No hace falta que digas nada cariño, por eso preferíamos que no lo supieses.
- Pero, ¿Por qué? si ya sabíais su obsesión contigo y además después de lo que os dijo ¿Porque papá siguió siendo su amigo? ¿Porque me apuntasteis a esté instituto? ¿Por qué le dejasteis entrar en casa tantas veces?
- Cariño se lo que sientes pero con estás personas lo mejor es ir con pies de plomo porque nunca sabes por donde van a salir, se que piensas que le empujamos a hacer todo lo que hizo pero si hubiesen dejado de ser amigos papá y él habría sido peor y al principio no queríamos apuntarte a ese instituto, pero tú nos obligaste porque iba Miguel y querías seguir yendo a clase con el, nosotros intentamos convencerte de cambiar pero no hubo manera.
- Pero, le dejasteis entrar en casa, mamá, te dijo que sería suya de alguna manera y le dejasteis entrar en casa.
- África no me eches la culpa de lo que pasó, para empezar quien le contestó a los mensajes sabiendo que era un adulto.
- A mi nadie me advirtió de que era un loco obsesionado, y yo sí le contesté fue porque pensé que era genial y maravilloso que alguien mayor se interese por tí.
- Cariño ya está, lo que pasó pasó, quizás lo podríamos haber impedido pero las cosas se dieron así y no hay más que hacer, echarnos las culpas nunca será una buena opción.
África se puso más nerviosa cada vez, le echaba la culpa a su madre sin pararse a pensar, estaba enfadada y no iba a pensar si llevaba razón en lo que decía, su enfado se fue transformando en ansiedad, le costaba respirar y no dejaban de salirle lagrimas por los ojos, Miguel tuvo que cortar la llamada, su amiga necesitaba relajarse para verlo todo más claro, era demasiada información en un momento. Cuando ya consiguió calmarse siguiendo las técnicas de respiración de su amigo se fue sola a su habitación, no quería estar con nadie. Los demás hicieron lo mismo.
Una vez en la habitación Miguel se sinceró con Claudia y le contó todo lo que estaba pasando en el centro, ella se arrepintió tanto de haberse metido ahí, se podía notar el miedo en sus ojos.
- Y ¿sí me vuelvo a casa? - Comentó ella tras escuchar todo lo que le contó su pareja. - Así como entre podré salir supongo.
- Acuérdate de lo que me pasó, no creo que sea tan fácil.
- Pero fue solo un sueño ¿Verdad?
- Bueno, cada vez comienzo a tener más dudas, todos los días me vienen flashes del momento en los que voy recordando cosas.
- Entonces ¿fue real?
- Puede.
- Pero, yo no me quiero quedar aquí tras lo que me has comentado.
- Por eso quería irme yo, las cosas pintan muy mal, pero más mal irán si intentas irte.
- Pero si fue real ¿Porque no me pasó nada al entrar? - Preguntó ella por fin.
- No…, nose la verdad, pero algo ví entre los matorrales, algo que me recordó al accidente de aquella noche.
- ¿Algo o alguien?
- Alguien se movía y nos observaba pero no hizo nada.
- Entonces me quedo.
- Sí, como todos, habrá que esperar a poder salir de alguna manera.
Los dos jóvenes se quedaron un tanto desanimados al darse cuenta de que les observaban y sabían perfectamente que habían hecho, quizás lo sabían tan bien que por eso nadie se alarmaba al ver a Claudia por los pasillos, quizás era lo que estaban deseando que pasase.
El lunes África no fue a primera hora, ni Robin, no le hizo falta pensar mucho a Miguel para entender porque, pasó toda la noche pensando cómo conseguir que Claudia volviese a casa, cuando consiguiesen el diario las cosas se pondrían peor y no quería que le pasase nada por su culpa. A segunda, África y Robin aparecieron sonrientes con las mejillas rojas, estaba claro, Miguel estuvo hablando toda la hora con su amiga, pero no le comentó nada de que intentaría que Claudia volviese a casa, al igual que nunca le había comentado su accidente de aquella noche. Durante la última hora, historia, los dos se dan cuenta del distante comportamiento de Diego con África, Miguel tiene claro que es por haberle dejado llegar donde quería, ya lo ha conseguido y vuelve a ser el mismo de siempre. A la tarde preparan el tercer plan, está vez África no viene, la sustituirá Valentín, es un plan muy parecido al del primer intento, esa tarde también se colaron en el polideportivo para ver a los de baloncesto entrenar, África contó con cuantos había tenido algo, Ainara les miraba con curiosidad y Robin se fué aburrida, Miguel sabía exactamente porque.
- Lo vamos a intentar, te vas a ir. - Le comentó Miguel a su chica ya en la noche.
- ¿Crees que es lo mejor?
- Sí, si las cosas van a peor no quiero que te pase nada por mi culpa, no debería haberte dejado venir, ha estado muy bien pero hasta aquí.
- Bien, pues te haré caso ¿Y cuando lo intentaremos?
- Ahora, te ayudo con tus cosas, no perdamos mucho tiempo.
- ¿No es muy precipitado?
- Puede pero el viernes conseguiremos el diario, está vez tiene que ser la buena y cuando lo consigamos puede que todo sea peor.
- Bien pues vamos allá, ojalá tú pudieras venir también.
- Es mejor que yo no lo vuelva a intentar.
- Lo sé.
Entre los dos prepararon las cosas de Claudia y una vez las tuvieron vigilaron la zona, no había nada ni nadie por lo que Claudia bajó sin ningún miedo, Miguel se quedó en las escaleras de incendios.
Mientras Claudia cruzaba la calle con toda tranquilidad tres hombres vestidos de negro y encapuchados salierón de unos matorrales y se avalanzarón sobre ella tirándola al suelo.
- Claudia. - Gritó Miguel asustado.
No pudo ver mucho pero se la llevaron en la misma furgoneta que a él, ella no se movía, le habían dado tan fuerte al tirarla sobre el suelo que había restos de sangre, Miguel se temía lo peor. Una persona salió de la furgoneta aplaudiendo, era Rodolfo otra vez.
- Que buen novio eres Miguel, un numerito entrañable, primero la metes en el centro a escondidas para luego sacarla como si nada, ¿Que te pensabas, que ibas a salvar el mundo? Tranquilo mañana la tendrás de vuelta, si yo quiero claro, primero la usaré para cumplir un objetivo, después tú tendrás que cumplir otro.
Miguel entró en la habitación con un ataque de ansiedad, ¿que había hecho? Ahora Claudia estaba en peligro, debería haberla frenado en su momento, deberían haber impedido que llegase ese momento, debería haber hecho tantas cosas menos esto, esto no era una opción y lo había hecho y ahora su novia estaba en peligro.
Pasarón 10 minutos antes de que alguien llamase a su puerta, Miguel abrió pensando que era África pero no, volvía a ser Rodolfo.
- No sé para qué llamó si es mi centro. - Comentó Rodolfo sentándose en la cama de Miguel. - Tranquilo no le haré nada de lo que piensas a tu novia, solo necesito una cosa de ella y después volverá, si tú me consigues algo.
- ¿Qué necesitas? - Preguntó Miguel con miedo.
- Que Diego y África terminen y tú sangre.
- Lo primero está hecho desde hace tiempo, pero no creas que por ello África saltará corriendo a tus brazos.
- O tranquilo no te preocupes, no es lo que deseaba, estoy muy servido en ese aspecto, te recuerdo que tengo a tu novia.
- Como le pongas una mano encima te… - Gritó Miguel, pero enseguida se calló al ver a Rodolfo sacar algo de su bolsillo.
- Sigo teniendo el tranquilizante, te recuerdo que es muy potente y mi puntería nunca falla.
- No le hagas nada por favor. - Suplicó más calmado.
- Bien, dame tu sangre.
- ¿Cuanta necesitas?
- Hoy una jeringuilla, mañana quizá dos, eso ya se verá, tranquilo te traigo un bocata.
- ¿Para qué necesitas tanta sangre?
- Un mago nunca revela sus trucos. ¿Me la das?
- Está bien. - Afirmó Miguel extendiendo el brazo, Rodolfo sacó la aguja y se sirvió a su gusto.
- Está bien gracias, en un par de horas Claudia estará de vuelta, pero que no se vuelva a escapar o nunca volverá. - Comentó Rodolfo antes de salir de la habitación.
Como le prometió a la mañana siguiente Claudia ya estaba juntó a él, con una pequeña brecha en la frente fruto del golpe de anoche, Claudia explicó que ellos se hicieron más daño al capturarla, se rasparon diferentes zonas del cuerpo contra el asfalto, prometieron no contarle nada a nadie.
- ¿Qué te ha hecho? - preguntó Miguel al verla.
- Nada, solo quería una de las hormonas que tomó.
- ¿!Y ya¡? a mí me pidió mi sangre para tenerte de vuelta, ahora soy su grifo, volverá siempre que lo necesite.
- Nunca deberíamos haber hecho está locura. - Se lamentó ella.
- Nunca. - Repitió Miguel.
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40Tena
Fiksi RemajaMayo 2020 la pandemia del coronavirus comienza a estar más tranquila, a esté grupo de jóvenes de entre 15-16 años les dejan/hacen volver a clase. Lo que parece una vuelta al cole normal se convierte en un encierro en el cole ya que un nuevo brote de...