La tarde del domingo la pasaron juntas en la habitación de África, junto a un montón de risas, caricias, besos y abrazos que las acompañaron hasta que llegó la noche y con ella el sueño.
Esa fría mañana de lunes daba comienza a su tercera semana encerrados, África se despertó acurrucada entre los brazos de Robin deseando que ese momento no acabase, pero tuvo que acabar, eran las 8:00 y la alarma de los móviles de las 2 sonó, África apagó el suyo de un manotazo, Robin fue menos brusca. Aquella noche las pesadillas también pasaron la noche con ellas pero fueron diferentes el monstruo se desvanecía a cada paso que daba acercándose a ellas.
- ¿Cómo te encuentras después de lo de ayer? - preguntó Robin adornando la cabeza de su pareja con un tierno beso.
- Mejor, me comporté como una niñata la verdad. - Confesó África.
- No, reaccionaste como cualquiera habría reaccionado, pensabas que las cosas podrían haber sido de otro modo y solo querías saber porque no fueron diferentes, nada más.
- Pero le hable mal a mi madre.
- Bueno, no tan mal, no la insultaste ni la mandaste a la mierda ni nada grave, solo te enfadaste y actuaste según ese enfado.
- Debería pedirle perdón.
- Si, eso sí, pero tranquila que ella entiende tu reacción, Miguel habló ayer con ella antes de que yo llegase a tu habitación y no está dolida, entiende perfectamente todo, al final solo tenemos 16 años. - África cerró los ojos escuchando las palabras de su pareja y se acurrucó más aún en su pecho. - Venga remolona, que hay que ir a clase.
- ¿Por qué? No va a haber más exámenes, ya hemos pasado de curso, ya está, suficiente, saltémonos alguna hora, nunca te has jugado ninguna amor, deja de ser tan niña buena. - suplicó África mirándola a los ojos.
- La verdad que en religión no hacemos nada, además que tu y yo somos más ateas que nadie. - Contestó Robin rodeándola con un brazo por los hombros.
- Entonces... - Siguió África alargando la palabra.
- Entonces... - Continuó Robin alargando la misma palabra - sí está bien.
La emoción de África fue tal que no pudo evitar sentarse encima de ella y comenzar a besarla.
- A, así que para esto querías que me quedase. - Dijo Robin con tono pícaro.
- Puede ser. - contestó su amiga con el mismo tono.
Los pijamas de las dos poco a poco fueron llegando al suelo, esa noche Robin durmió con un pijama que África le había prestado. Robin se colocó sobre África mientras ella sonreía, sus cuerpos se tocaron y las respiraciones de ambas comenzaron a salir entrecortadas, a veces acompañadas de algún gemido.
Las dos amigas llegaron a la segunda hora de milagro, eran las 9:55 y tocaba lengua con Julio en el aula 23, las mejillas de las dos estaban completamente rojas cuando sus amigos las vieron y comenzaron a preguntarles porque no habían asistido la hora anterior, ellas se limitaron a contestar que estaban cansadas.
Una vez llegó Julio el profesor, todos entraron y se sentaron en sus asientos, mientras Julio especulaba sobre la relación de Dalí y Lorca poniendo sobre la mesa que es probable que fuesen amantes y Dalí luego lo acusó de gay para que lo ejecutasen, Miguel se dedicó a llenar de preguntas a su amiga.
- Aparte del polvo que acabas de echar con Robin ¿Qué tal estás? - Preguntó él.
- ¿Cómo puedes saberlo todo? - Devolvió ella la pregunta.
- Te conozco desde que naciste, bueno casi, sé perfectamente cuando mientes y cuando no.
- Estoy extraña porque siento que traté como una mierda a mi madre y con ganas de pedirle perdón. - Contestó ella a la pregunta.
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40Tena
Novela JuvenilMayo 2020 la pandemia del coronavirus comienza a estar más tranquila, a esté grupo de jóvenes de entre 15-16 años les dejan/hacen volver a clase. Lo que parece una vuelta al cole normal se convierte en un encierro en el cole ya que un nuevo brote de...