Ainara Capítulo 35

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– Hola Ainara, estoy realizando una encuesta sobre la estancia. – explicó Rodolfo cuando Ainara abrió la puerta.

– Una ¿encuesta? – Respondió ella dudosa, acababa de llegar a la habitación después de pasar toda la noche con Valentín, quería ponerse al día con la asignatura de su tía antes de darle otro motivo para enfadarse.

– Si sobre la estancia, a África ya se la he hecho, ¿Puedo pasar?

– Bien si, vale. – Contestó ella más dudosa aún.

Rodolfo entró y se sentó en la silla, Ainara le siguió dudosa y se sentó en la cama. Si ya le había hecho la encuesta a África ¿por que no sabía nada? ¿Que le había hecho a su amiga para que no dijese algo tan simple? ¿vendría a hablarle de algo sobre ella y Valentín? fueron entre otras las preguntas que se le pasaron por la cabeza a Ainara al ver a su director allí. Una encuesta en persona cuando podía pasarla por móvil o en papel, ¿Por qué quería ver a sus alumnos en persona?

– Bueno, comencemos, serán 5 preguntas a las cuales me tendrás que contestar con un número del 1 al 5. ¿Cómo está siendo tu descanso, duermes bien o por el contrario hay algo que te atormenta o te perturba? - Comenzó a preguntar Rodolfo.

– Un dos podría decir, incluso uno, me cuesta descansar, tengo muchas pesadillas. – Contestó ella sin entender nada, era una encuesta personal real, no una excusa barata.

– ¿Los turnos de lavadora son de tu agrado?

– Sí yo creo que sí aunque para urgencias estaría bien meter alguno, África tuvo que lavar sus cosas en mi turno por una urgencia, ósea que cuatro.

– Si ya me lo ha comentado, hemos barajado poner 2 turnos de lavadoras a la semana por persona pero sí, quizás turnos de urgencias sería mejor solución. Y con respecto a la comida ¿Que me puedes decir?

– Uno, es escasa y nos quedamos siempre con hambre, a parte del cansancio por las pesadillas estamos todos con dolor de cabeza.

– Todos os quejáis de lo mismo, os pusimos hamburguesas el sábado.

– Sí quizás un día o dos a la semana la comida alimenta y no nos deja con hambre y sin fuerzas.

– Ese es el objetivo. – Susurro Rodolfo en un susurro casi imperceptible.

– ¿Qué, perdón? – preguntó Ainara ya que no le había escuchado bien.

– Que.. e... las medidas, las medidas covid, opiniones. – Respondió él con miedo de que le hubiesen escuchado, por suerte pudo cerciorarse de que no fue así.

– Opino que no hay, no hay distancia de seguridad, no hay mascarillas, no hay test para asegurar que no hay contagios, un cero.

– Lo mínimo es uno.

– Pues uno.

– Os quejáis por todo, si no hay medidas igual es porque no hay contagios.

– Y ¿Por qué seguimos aquí encerrados?

– Porque es una cuarentena Ainara, las cuarentenas duran cuarenta días, de ahí el nombre. – Contestó el dubitativo.

– No creo que eso sea así.

– Bueno con la encuesta terminada solo comentarte que intentes dormir en tu habitación antes de que tu tía Luna se enfade más.

– ¿Cómo sabe eso? – preguntó Ainara asustada, se quedó blanca del susto al escuchar esa frase.

– Yo solo te informo de lo que me ha pedido, también me ha dicho que te obligue a dejar a Valentín pero eso me parece exagerar, es un buen chico la verdad y estudioso, se lo he explicado también y me ha dicho que solo quiere que ese sucio niño de cole público le quite las manos de encima a su sobrina.

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