Ainara Capítulo 34

5 2 0
                                    

– Me apetece llegar a más. – Le comunicó ella tras besarle.

– Vale ya entiendo porque me has mirado el paquete tantas veces hoy.

– Oye, yo no he hecho eso.

– Si lo has hecho y te has puesto tan roja como ahora.

– Bueno quizás un poco.

– Y ¿A dónde te apetece llegar?

– No me la vas a meter.

– Vale. – Asintió él tras soltar una ligera risita.

– Por lo demás, tú ve haciendo.

– Está bien.

Entre besos y caricias se tumbaron los dos en la cama, Ainara estaba debajo, Valentín se quitó la camisa para que fuese ella la primera en disfrutar del cuerpo del otro, ella comenzó a tocarle el torso y no parecía desagradarle la piel aterciopelada de su compañero, ni los besos con ese sabor tan intenso e imposible de describir que solo él tenía.

Cuando fue el momento ella se quitó la camiseta, pero le dio mucha vergüenza quitarse el sujetador, él lo entendió y le dijo que si prefería podía dejárselo todo el rato. El se quitó los pantalones y los calzoncillos y se puso abajo, ella por un momento no sabía ni donde se había metido, al verle la parte baja se llenó de vergüenza, quizás no fue tan buena idea como pensaba. El se dio cuenta de que había corrido demasiado y se volvió a tapar, la puso debajo y entonces comenzó a besarle todo el cuerpo, las orejas, el cuello, los labios, el pecho, el estómago y le quitó el pantalón para seguir por los muslos hasta llegar en medio de estos, a ella no le disgustó, sentía un cosquilleo tan diferente y nuevo, le estaba gustando mucho tanto que de vez en cuando se le escapaba algún gemido, hubo un momento que la sensación se volvió más intensa, quizás era eso a lo que llaman orgasmo, no lo supo pero tampoco le importó porque le había gustado, tanto que no esperaba el momento para repetir.

Con una sonrisa se fue a dormir y con una sonrisa se levantó al día siguiente.

Esa mañana Valentín y Ainara se cambiaron en la misma habitación y salieron de está juntos, esperaron a los demás en el pasillo hablando de la noche anterior.

– Bueno ¿Qué me dices? ¿Lo hago bien? – Preguntó él.

– Yo creo que sí, vamos tampoco tengo mucho con lo que comparar pero no me incomodó.

– Me lo tomaré como que soy un 10.

– Eres un 5 solo por decir eso. – Bromearon en pareja.

– Allí viene África. – Comentó ella sin sacarse esa sonrisa, África no dijo ni hola y se llevó a rastras a Ainara a la otra punta del pasillo.

– Chiquiya tú a mi no me engañas y esa sonrisa te delata ¿Que ha pasado? – preguntó África con un tono de voz pícaro.

– Lo que crees no ha sido, pero casi, digamos que hemos dormido juntos sin dormir. – África se alegró mucho al escuchar a su amiga.

– Dios por fin una buena noticia en esté infierno de día. – África abrazó a su amiga de la emoción. - ¿Y qué tal, cómo estás?

– Con ganas de más la verdad, no fue mucho porque no lo hicimos todo pero me hizo sentir tan bien, como una princesa consentida, porque hacía todo sabiendo que yo estoy empezando y queriendo que guarde un buen recuerdo y joder si lo ha conseguido, no fue una noche perfecta al 100% hubo errores pero juntó con esos errores para mí fue perfecta.

– Creo que eres la única persona que me parece adorable que hable de sexo con tantos eufemismos. – Las dos amigas se rieron del comentario. – Me alegro tanto de que fuese tan bien y que puedas recordarlo tan sonriente, es lo que has dicho, el sexo no es perfecto pero dentro de esas imperfecciones puedes encontrar la perfección a veces y que ya la encuentres desde el principio es tan bonito.

40TenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora