NARRADOR: PATO
Hoy se cumple tres meses de la primera vez que vimos a Camila, despierta y nos dijo todas esas cosas, desde ese día mi dolor aumento más y más. Nunca me di por vencido y a pesar de que ella no quiere vernos, todos los días iba al hospital, aveces me acompañaba Gaston o iba solo pero no dejaba de ir. La veía de lejos y ella ni sus padres, miraban pero sin embargo, yo si y verla tan devastada me hace mierda.
Hoy también opte por verla, estoy acá sentado en la sala de rehabilitación esperando a que lleguen, aún que estoy algo lejos de donde pasa ella porque no quiero alterarla ni alterar a los padres.
UNA HORA MÁS TARDE...
Ya ha llegado y hace media hora que esta dentro, los padres se fueron y supongo que vendrán para buscarla. En un momento me despierta la curiosidad de saber cómo esta yendo con sus ejercicios de rehabilitación, me acerco a la puerta que lleva una ventanilla de vidrio y se puede ver perfectamente para dentro. Me destruye verla intentarlo y verla caerse, hasta que en un momento quiebra en llanto en el suelo y de allí no se levanta. El doctor trata de consolarla pero no es posible y en un momento, la deja sola y sale.
Ya no aguanto más, no puede ser que por nuestra culpa esta ahí tirada sin poder caminar, no puedo no hacer nada, ya me canse de no hacer nada.
Sin más dudas, me fijo que nadie me este mirando y rápidamente entro y cierro la puerta, ella aún sigue llorando tapando su rostro con sus manos, me acerco a ella y me pongo de cuclillas llevando mi mano a su hombro para consolarla.
- ¿Qué... qué haces vos acá? saliiii de acaaaa - me grita entre llantos y aparta mi mano.
- No pienso moverme de acá hasta que te levantes de acá y lo sigas intentando - digo firme mirándola a los ojos y ella me regala una mirada devastadora.
- ¿Cómo te atreves a decirme esooo? andateeee - me empuja y comienza a pegarme y dejo que lo haga hasta que se cansa y llora.
- Podes echarme, pegarme, escupirme y hacer todo lo que quieras pero no me voy a mover de tu lado - apoyo mis manos en sus hombros con firmeza. - Voy a estar todos los días acá para ayudarte con esta mierda.
- Es estúpido que lo siga intentando, mira donde termine - responde entre llantos.
- ¿Si es estúpido entonces por qué volves a intentarlo? porque te vi como te levantabas de acá para seguir intentándolo por más que no quisieras... se que en el fondo tenes esperanzas y sabes que podes hacerlo pero tenes miedo - me mira pero esta vez distinto, llego mi mano a su mejilla y la acaricio. - Yo también tengo miedo y mucho, pero sin embargo estoy acá dispuesto a ayudarte y a hacer todo lo que sea necesario para que puedas regresar a ser esa chica que eras y no me importa si voy a tener que aguantar insultos, estoy dispuesto a aguantarme todo y voy a sacarte adelante, vas a volver a caminar ¿Okey? - limpio sus lagrimas y luego me pongo de pie, con cuidado la ayudo a levantarse, la coloco en las barandas para que vuelva a intentar a hacer sus ejercicios de rehabilitación.
Ella no dice nada pero sin embargo, se la ve dispuesta a intentarlo otra vez y eso me pone muy feliz, me coloco atrás de ella y mis manos están frotando cerca de su cintura por las dudas que tenga que ayudarla. Lo intenta varias veces y no aguanta por lo que su cuerpo se vence y yo la sujeto para que no se termine cayendo al suelo, aún así sigue intentando y después de tantos intentos, milagrosamente consigue hacerlo. Ya más animada, lo sigue intentando y estas veces son mejores, logra apoyar sus pies en el suelo y logra hacer algunos pasos.
En un momento salgo de mi posición y la espero al final de la llegada, ella sigue dando pasos de apoco y cuando esta por llegar se cae pero justo la agarro entre mis brazos y sonreímos.
- Te dije que podías hacerlo - digo muy feliz y ella suelta una pequeña risa amistosa.
- Esto no significa nada igual - responde.
- Claro que significa, es un avance y también ahora hay una gran diferencia.
- ¿Cuál es? - pregunta ingenua.
- Ahora estas creyendo en vos - sonrió con orgullo y ella me devuelve la sonrisa. - Vamos, te ayudo - la recargo en mis brazos y la pongo en la silla de ruedas, en ese momento entra el doctor que la atiende.
- ¿Qué hace usted acá? tiene prohibido acercarse a Camila.
- No se preocupe doctor, lo invite yo - responde Camila y me mira con una sonrisa de complicidad.
- Así es y ahora en más, voy a venir todos los días para ayudarla a hacer el tratamiento - digo determinante y con una sonrisa de oreja a oreja.
- Perfecto, si así lo desea Camila, esta bien - responde el doctor. - Vamos Camila, ya están tus padres afuera.
- Chau Camila, mañana voy a estar acá - sonrió y ella asienta con la cabeza y luego el doctor se la lleva.
Al rato salgo y voy al auto, entro y comienzo a conducir para la casa de Lucas, ahora muy feliz por lo que ocurrió, sabiendo que puedo aportar y ayudar a Camila, aún que sea con darle ánimos, fuerzas y obligarla a hacerlo porque se que tiene miedo, se le nota en sus ojos pero sin embargo, no pierde las esperanzas.
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AIRBAG Y SU PRINCESA
RandomCamila, una chica común y corriente con una vida bastante ordinaria, rutinaria y aburrida. Pero aún así, lucha por salir adelante y lograr sus sueños, lucha con su depresión y pánico social, soñando que llegara un día en el que ese tormento no la pe...