5 "Curiosidad"

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Emma

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Emma

En serio, esta parte de mi familia la detesto, doy gracias que mi papá no es como ellos, en su mayoría son doble moral, aparentan lo que no son, solo porque siguen una religión se dan golpes de pecho, unos se dicen ser unos santos y son más libertinos que cualquier cosa, otros tener una familia ejemplar, pero son los más disfuncionales. Entre ellos lo encabeza la bruja de mi tía Regina. Quien siempre niega que su esposo la engañó y se fue con otra mujer, a estas alturas ni me interesa su historia.

Por eso, prefiero a la familia de mi mamá, más a mi abuelita Micaela, ella es la representación del amor, quebrantando todo el estereotipo para una persona de su edad y su época, cuando supo que me gustan las mujeres, simplemente me abrazo muy fuerte y me dijo que todo estaría bien y que me ama por ser la persona que soy. En consecuencia, mis tíos me aceptaron, sin ponerme algún prejuicio.

Entro furiosa a mi departamento, dejando las llaves en la mesa de la entrada, me quito las zapatillas y las llevo en mano a la recamara, al entrar, las aviento con los demás zapatos, me quito el vestido y el sostén, busco un sostén deportivo en el closet, me lo coloco, voy al baño a desmaquillarme, salgo para buscar un short y una playera, calcetas y tenis, que me pongo apresurada, sin importarme si combina todo. Me hago una coleta y agarro mis auriculares, que tengo en el escritorio.

Teniendo todo lo que necesito salgo de mi departamento, me coloco los auriculares, busco música en mi celular y me voy a correr, es mi manera de despejarme y mucho más, bajar el coraje que tengo en este momento, por culpa de mi tía, maldita vieja, siempre sacándome de quicio.


Llevo varios kilómetros corriendo, realmente, no he tomado atención de cuantos son, solo sé que son varios porque estoy bastante alejada del departamento, la música me ha ayudado a distraerme un poco, acallando esos pensamientos entrometidos, me detengo, con la respiración agitada, reviso mi celular, veo varios mensajes, más tarde los contestaré. Abro la app para ver los kilómetros que he corrido, me sorprende ver que son diez kilómetros, aún siento que puedo ir por más, solo que decido regresar al departamento.

Cuando estoy afuera del edificio de mi departamento, me decido solo subir por mi maleta, las llaves de la moto e irme al gimnasio. Al llegar voy al área de boxeo, me coloco los guantes y comienzo a golpear el saco de boxeo. Odio la prepotencia de mi tía, esa manera que tiene de sacarme de quicio, aún tiene esa chispa la vieja agria. Me arruinó la tarde, yo que estaba disfrutando de observar a Esther, por supuesto que se me fueron los ojos al verla con ese vestido crema, que le llegaba debajo de la rodilla, entallado en su cintura, y ese escote discreto, pero que invita hasta al más santo a querer pecar, <<para nada eres una santa Emma.>>

Odié que el tarado de mi primo nos interrumpiera, pero eso no evito que yo observara a tremenda obra de arte, y más interactuar con ella, con intercambio de miradas, me causa gracia recordar como me fulminaba cuando comencé a comer antes de finalizar la oración, bueno, ella me miraba demasiado, pareciera que detallaba cada parte de mí.

Prohibido amarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora