Todo el caos en la vida de Esther, comenzó un domingo cualquiera, cuando iba de compras a una plaza comercial de la ciudad de Puebla.
A partir de ese día su vida haría catarsis por ese encuentro tan casual.
Nunca se imaginó que comenzaría a cuestion...
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Esther
Es sábado y me estoy arreglando para salir con mi novio, siendo realistas no tengo muchos ánimos de salir con él, el problema es que mis padres van a hacerme ir, en un par de ocasiones en el pasado intenté no ir, no recuerdo la razón, al final por la insistencia de ellos, ¿qué van a decir los miembros de la iglesia cuando sepan que no saliste con tu novio?, es lo que me alegaron en ese momento, por lo que terminé saliendo con él.
Bueno, me doy un último vistazo en el espejo antes de bajar a la sala, quedo satisfecha con lo que escogí, una falda color café, obviamente debajo de la rodilla, blusa negra y zapatillas del mismo color, el cabello lo llevo suelto y mi maquillaje natural. Solo me coloco perfume, agarro mi bolsa, celular y llaves.
Al bajar a la sala, me encuentro a mis padres muy contentos platicando con mi novio, él se levanta en cuanto me mira y camina a mi lado, intenta darme un beso en los labios, lo esquivo y termina en mi mejilla. Se que lo hace más para quedar bien frente a ellos y no porque le nazca ese sentimiento.
-Vamos -me dice muy seco.
-Se divierten -mi madre se dirige más a mi novio que a mí.
-Cuida a mi hija -le dice mi padre.
-Nos vemos más tarde -les digo despidiéndome de ellos.
Al salir de la casa, nos dirigimos a mi auto, solo que Roberto me detiene antes de que me suba del lado del conductor, tomándome de la muñeca y apretando fuerte que al soltarme deja una marca roja.
-Yo manejo -sonó a una orden. -¿Qué va a decir la gente viendo a mi novia conducir conmigo a su lado?
-Saben que es mi auto -le contesto alzando los hombros.
-Siempre recalcándome que es tu auto, sabes que yo no tengo uno porque no trabajo y estoy estudiando -su tono de voz es de enojo.
-Aquí están las llaves -le dejo las llaves en su mano, mi problema es que no me gusta discutir.
Finalmente me subo del lado del copiloto, mi novio sube al lado del piloto y comienza a conducir, voy callada no quiero decir nada por miedo a discutir, no tengo idea el lugar que escogerá para ir a comer, no me pide opinión, lo único seguro es que terminaré pagando la cuenta, solo resoplo.
Llegamos al restaurante, cada uno bajó por su lado y camina hasta la entrada del lugar, es uno de comida italiana, nos acercamos con el mesero, para que nos asigne una mesa, nos deja las cartas y se retira, dejándonos en un silencio que siento muy incómodo.
-¿Ya tienes idea de lo qué vas a ordenar? -baja su carta, busca con la mirada al mesero para hablarle. -¿Te vas a tardar cómo siempre en decidirte?
