Emma
Esos nervios típicos antes de iniciar la carrera están presentes, mi mente me hace sobre pensar, llegando a ese punto de qué tal si no logro completar el maratón, qué tal si no fue suficiente mi entrenamiento para lograrlo.
Mis manos están frías y temblorosas, producto de la ansiedad que estoy comenzando a sentir, mi boca está reseca, y mi cerebro está creando escenarios fatídicos donde no logro finalizar mi carrera o simplemente me rindo al primer kilómetro.
Todos estos pensamientos se disipan cuando Esther me toma de la mano, acaricia mi dorso, me atrae a su cuerpo, me da varios besos en la mejilla y termino recargando mi cabeza en su hombro, ella aprovecha para jugar con mi cabello.
Entramos a ese mundo donde solo existimos ella y yo, nada a nuestro alrededor importa, solo ambas, por esa razón no me doy cuenta cuando bajamos del auto y me lleva casi arrastrando lejos de donde bajamos, donde me dice unas palabras, que voy a atesorar en mi mente toda mi vida.
Mis sentimientos están a flor de piel, mi corazón agitado y desbocado me recuerda lo mucho que me provoca Esther con sus palabras, el roce de su piel y su aroma que me envuelve, para hacerme sentir más viva que nunca.
Cuando logro apartarme de ella, Noa viene a mí, me abraza con ese amor de hermana que ambas nos tenemos y en el que siempre estamos juntas en las buenas y las malas.
—Vamos hermanita, lo vas a lograr, no será como la última vez que corriste una distancia tan larga, ahora vas a correr 42 kilómetros, aquella ocasión fueron 21 kilómetros y los superaste. Soy testigo del gran esfuerzo que has hecho, además que allá en la meta, te estaremos esperando el tiempo que sea necesario y la mujer que amas, igual te esperara con la paciencia y el amor que te mereces —esas palabras llenaron de calidez mi pecho.
—Gracias —sonrío y le doy un abrazo más fuerte. —Cuídala bien, por favor —le digo al separarme de ella y verla con suplica.
—Siempre hermanita, ella si lo vale —me guiña el ojo.
Antes de que se aparte por unas horas de mi lado, voy con mi corderito y la envuelvo en un fuerte abrazo, todo mi cuerpo se relaja, ella me besa con pasión y amor, intercambiamos un par de palabras, prometiéndonos vernos en la meta, me vuelve a abrazar con mayor fuerza, dejándome con una tranquilidad para enfocarme en mi meta, ese sueño que he tenido por años.
Finalmente nos separamos, veo cómo se va Esther con Noa, ella la agarra de la mano, la va guiando y cuidando entre la multitud, me despreocupo porque sé que está en buenas manos mi corderito y porque me estará esperando en la línea de meta.
Así que es momento de concentrarme y mentalizarme en mi carrera, hago mis estiramientos, calentamiento previo y chequeo que todos mis dispositivos estén conectados correctamente, coloco mi playlist para esta carrera y me coloco en fila para salir con los corredores de mi categoría.
Al iniciar el conteo, una descarga de adrenalina invade mi cuerpo, esa sensación de frenesí, alegría y todas las energías positivas de los corredores a mi alrededor me invitan a unirme a esta fiesta que tenemos en común. Escucho el disparo de salida e instintivamente comienzo a mover mis piernas para comenzar a correr.
Kilómetro a kilómetro voy llevando un buen ritmo, hasta el momento voy en el ritmo que entrené, no me he rezagado y mucho menos he gastado mayor energía reduciendo el tiempo, necesito administrar mi energía para terminar la carrera a este ritmo que llevo o mejor aún, poder llevar un ritmo más rápido.
Muchas personas asistieron únicamente a apoyarnos a todos los corredores, tienen pancartas, gritos de aliento y otros llevan suministros para repartirnos, más aparte del staff de la carrera donde nos aportan agua y bebidas isotónicas.
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Prohibido amarnos
RomanceTodo el caos en la vida de Esther, comenzó un domingo cualquiera, cuando iba de compras a una plaza comercial de la ciudad de Puebla. A partir de ese día su vida haría catarsis por ese encuentro tan casual. Nunca se imaginó que comenzaría a cuestion...