14 " ¿Seguimos siendo amigas o me alejo de ella"

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Esther

Manejé hasta mi casa, no sé cómo llegué, mi mente se desconectó de mi cuerpo, la culpa me está invadiendo, que mis manos están temblorosas y mi pecho agitado por la angustia. Al entrar a mi casa, me doy cuenta de que mis padres no están, doy gracias que sea así para que no miren el estado en el que llegué y así evitar cuestionamientos, voy directamente a mi habitación, me encierro y todos los recuerdos de este día se agolpan inmediatamente.

Aún siento sus labios sobre los míos, por instinto me llevo los dedos a mis labios acariciándolos y recordando la suavidad de los suyos, su dulzura y delicadeza al besarme, quiero volver a fundirme en ellos, sentir su calor cerca de mi cuerpo, nunca me había sentido de esa manera por un beso, he probado el sabor del pecado, tiene gusto a dulzura, y me ha encantado demasiado que la culpa me vuelve a invadir.

Nuevos sentimientos crecen en mi interior, la mezcla de amor, culpa, desesperación inundan todo mi ser, entremezclándose al punto de colapsarme internamente, mi pecho sube y baja muy agitado, escalando una opresión hasta formarse un nudo en mi garganta que lucha por salir y yo lucho por retenerlo porque dejarlo salir, me hará entender que he arruinado todo con Emma.

Lágrimas se agolpan en mis ojos, quiero gritar, voy a mi cama, tomo una almohada ahogando mi grito, sacando un poco está frustración que estoy sintiendo. Ella es una mujer, se supone que no debería estar teniendo todos estos sentimientos por Emma, pero quiero más. Que fácil sería si fuera hombre y todo esto fuera por un él y no una ella.

<< ¡Besé a una mujer!>> estoy gritando internamente.

Mis ojos arden por resistirme a derramar más lágrimas, el nudo de mi garganta me escose, mi sollozó no lo puedo ahogar más, para finalmente estallar en llanto. Las lágrimas nublan mi vista y mi llanto por más que lo ahogo, suena lastimero. Me arrodillo, en la orilla de la cama, cerrando mis ojos y comienzo a orar, sin emitir palabra alguna, solo están en mi mente, mientras sigo llorando desconsoladamente.

<<Señor, por favor, perdóname por haber pecado, perdóname por besar a una mujer y por tener todos estos sentimientos por ella. De favor, solo quiero que seamos amigas, quítame todo esto que estoy sintiendo por Emma, no quiero que lo nuestro se arruiné con este beso.

No quiero alejarme de ella, me ha hecho sentirme valorada, importante, escuchada y sobre todo amada. Quiero pensar que la enviaste por algo a mi vida, para tener un aprendizaje positivo, pero me he dejado tentar por la carne, soy pecadora.

Por favor, no la castigues a ella, porque es la persona más noble que he conocido, Dios no le hagas nada por favor, yo soy la culpable, castígame a mí, yo me coloco en su lugar si un castigo debe de recibir.

Se que tu palabra es clara, solo te pido que siempre la cuides y protejas de cualquier mal, la quiero demasiado, mi corazón la pide a ella, es de ella, Señor, no le hagas ningún daño, te lo ruego, que yo moriría si algo le sucede.>>

Deseo correr y refugiarme en sus brazos y besos, sería tan fácil, pero actuar es demasiado difícil, todo lo que siento en este momento es como subirse a una montaña rusa, tirar todo mi mundo y arriesgarme por ella suena tan tentador, pero el miedo gana en todo mi ser, e imaginar el rechazo me carcome al punto de imaginar todo ese escenario, y lo que menos deseo es que a Emma le lleguen a hacer algo.

Las lágrimas corren sin cesar por mis mejillas, el nudo de mi garganta invadió mi pecho, oprimiéndolo a tal punto que el aire comience a faltarme, me levanto y corro a abrir la ventana de mi habitación, recibo el aire frío sobre mis mejillas empapadas por mis lágrimas y colándose por mis pulmones, haciendo que poco a poco pueda respirar con normalidad y dejando mi rostro frío en el proceso.

Prohibido amarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora