Emma
Entro a mi casa después de ver partir a Esther, me quedo preocupada, solo que le daré su espacio y respetaré su decisión de seguir con su novio, o sea, mi primo. Sigo sin comprender como está con un tipo tan nefasto como él.
Recuerdo un libro que leí, decía que las personas reciben el amor, que creen merecer. Muchas veces le puedes dar todo de ti, sin embargo, hay ocasiones que no se creen merecedores de todo ese amor y se conforman con menos, en otras sienten que se merecen más, es un poco complicado.
Bueno, mañana, le hablaré a Esther para saber si está mejor o puedo hacer algo por ella para alegrarla, no me gusta ver esos ojitos tristes, muy pocas veces tienen un brillo de felicidad, cuando éramos adolescentes, siempre brillaban, eso me encantaba en ella.
El resto del día estoy conviviendo con mis padres y mi hermana, estuvimos jugando, vimos unas películas y regresé a mi casa cerca de las once de la noche. Cuando llegué a mi departamento, les envíen mensaje a mis padres de que todo estaba bien.
Antes de irme a dormir, tomé un baño, arreglé unas cosas que dejé desacomodadas, revisé que todo estuviera bien cerrado, me fui a acostar, pensando en Esther.
Al principio quise seguir los consejos de Noa, quien me ha escuchado con tanta paciencia cuando le hablaba de ella, solo que he omitido mencionarle que se trata de Esther, sé que me dará el sermón de mi vida, y más que no debería ilusionarme porque en primera es heterosexual, tiene novio, es hija de los pastores donde mis padres acuden a la iglesia y no creo que yo pueda tener algo más que una amistad con ella.
Sin embargo, desde el pasado viernes ese pensamiento se fue a la mierda, cuando estaba preparando todo para hacer un pan que mi madre me pidió, para unos invitados que llegarían. Media todo muy concentrada, cuando sentí una mirada muy intensa, me giré encontrándome con sus ojos marrones, Esther estaba parada en la entrada de la cocina con mi hermanita, no pude evitar escanearla, me encantó esa blusa blanca que vestía, resaltando sus atributos.
Intercambiamos un par de palabras, hasta me desafió, pidiéndome que la llame por su nombre y no por el apodo de cariño que le puse, corderito, es que si ella viera lo adorable que se mira cuando se sonroja y se pone toda tímida, cuando le sostengo la mirada. Me la comería a besos cada que se pone de esa manera. Su nombre lo diría con demasiado placer en la cama. Luego se le ocurre preguntarme, algo que me hizo volar tanto la imaginación.
-¿Cómo te ayudo? -esa pregunta desató un calor en mi interior, imaginando todo lo que podríamos hacer en la barra de la cocina.
-En demasiadas cosas -susurre por lo bajito, pensé en atraerla hacía mí y besarla en esa boquita preciosa, me controlé, no quiero que huya de mí.
La hice colocarse un mandil para que no se ensucie su ropa, se miraba tan preciosa y no quería un accidente en esa blusa blanca. Como pretexto me quedé detrás de ella para enseñarle la técnica para batir con la batidora, valga la redundancia. Aproveché a pegarme a ella y sentir su perfume cítrico, quería hundir mi nariz en su cuello y aspirarlo mejor, solo que me controlé, y me distraje agregando los ingredientes y ella batía hasta que su brazo se veía cansado, aproveché para burlarme de ella y ayudarle, no dejaría que mi corderito se canse por mi culpa.
Resoplo al pensar en ese instante que tuvimos, en serio, me gusta demasiado, siempre he tenido ese sentimiento por ella, ahora que nos reencontramos es más intenso y no me la puedo sacar de la mente, de ser posible la enamoraría, lo malo para mí es que tiene novio.
<<Vamos a enamorarla para elevar sus expectativas en el amor y que deje al pendejo de Robertito.>>
No creo que lo deje, ya es costumbre lo que ellos tienen, aunque la trate mal, siento que ella seguirá ahí porque es lo que le enseñaron, que debe aguantar todo porque quedarse sola no es una opción.
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Prohibido amarnos
RomanceTodo el caos en la vida de Esther, comenzó un domingo cualquiera, cuando iba de compras a una plaza comercial de la ciudad de Puebla. A partir de ese día su vida haría catarsis por ese encuentro tan casual. Nunca se imaginó que comenzaría a cuestion...