Esther
Estoy confundida, por el sueño del que acabo de despertar, haber soñado que Emma me besaba, eso no está bien, tan solo somos amigas y solo deseo que lo seamos por mucho tiempo.
Doy vueltas en mi cama, para tranquilizarme, mi cabeza palpita por la manera abrupta que desperté y mi pecho sigue agitado. Una parte de mí quiere regresar a ese sueño, aunque sé que es incorrecto, para sentir sus labios sobre los míos. Suspiro y me levanto para ir al baño, entro a la regadera, donde dejo que el agua caiga sobre mi cuerpo para despejar mi mente, más tarde salgo envuelta en una toalla.
Busco mi ropa interior, para colocármela, luego voy al closet para escoger un vestido, me decido por uno azul de tirantes, y unos tenis blancos, quiero estar cómoda. Ya que estoy lista, doy un último vistazo en el espejo, me pongo perfume y agarro mis pertenencias.
Al bajar me encuentro con mis padres saliendo de casa, me dicen que deben ir a comprar unas cosas, como no he desayunado, me quedo, ya los alcanzaré en mi auto más tarde. Voy a la cocina, tomo el plato con el desayuno que me dejó mi madre y me siento en la barra para desayunar, una vez termino, solo lavo los trastes y voy al baño a cepillarme los dientes.
...
Varias personas me saludaron al llegar a la iglesia, fingí una sonrisa, porque realmente no me nace hacerlo, lo que deseo es regresar a mi casa y encerrarme en mi habitación para procesar mis pensamientos, sobre todo esos que me carcomen por pensar en ella de esa manera.
Le pido a Dios que me guíe y aclare todo pensamiento, porque está mal pensar en mi amiga de una manera romántica, cuando lo único que ha hecho es ofrecerme su amistad sincera.
Estoy dando las clases dominicales a los niños, explicándoles con juegos para que entiendan el tema que les estoy dando, cuando levanto mi mirada, veo a Emma afuera, sonrío y camino a la salida del aula, solo le pido a los niños que se mantengan quietos en lo que salgo un momento. Detallo lo que trae puesto, un par de pantalones un poco ajustados a su cuerpo y una playera holgada color blanco, así como sus tenis, me gusta su manera de vestir.
-Hola -digo al llegar a ella.
-Hola corderito -me da un beso en la mejilla, siento sonrojarme.
-¿Qué haces aquí? -pregunto. -¿Vienes por Sofía? -estoy confundida por verla aquí.
Ella solo me mira divertida, niega con esa sonrisa que tanto me emboba.
-No, vine a traerte esto -me da un traste, lo agarro muy curiosa.
-¿Qué es? -pregunto queriendo adivinar el contenido.
-Ábrelo -me muerdo el labio conteniendo una sonrisa.
Me ayuda a abrir el traste, son muffins, la miro confundida, y sonrío por el detalle, mi pecho se llena de una calidez por recibir este detalle.
-Huelen delicioso -el aroma dulce invade mi olfato.
<<No tanto como ella.>>
-Espero te gusten, corderito -acaricia mi mejilla y acomoda el mechón de mi cabello colocándolo detrás de mi oreja, mis mejillas arden, ya debo tenerlas rojas.
-Gracias, te prometo que te pagaré -le digo sonriendo.
-No es nada, te los traje, porque me nació -me guiña un ojo.
Quiero abrazarla y llenarla de besos, solo que no puedo, porque hay varios que ya nos están viendo y no quiero armar un escándalo que nos meterá en problemas.
-Debo regresar a las clases, más tarde nos vemos -camino hacia atrás y ella se aproxima a mí, acorralándome.
<<Invade mi espacio personal, que me encanta cuando lo haces.>>
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Prohibido amarnos
RomanceTodo el caos en la vida de Esther, comenzó un domingo cualquiera, cuando iba de compras a una plaza comercial de la ciudad de Puebla. A partir de ese día su vida haría catarsis por ese encuentro tan casual. Nunca se imaginó que comenzaría a cuestion...