Esther
Semanas después…
Mi intento de alejarme de Emma ha fallado, ella es demasiado insistente y por supuesto no puedo apartarla de mí, tan solo por ser yo la que tiene esa lucha interna. Hemos platicado y la voy conociendo mejor, cosa que me agrada demasiado, hasta que llega el momento de irme a dormir y vuelvo a tener esos sueños donde me besa o yo a ella.
Debo admitir que he llegado a disfrutarlo un poco, aun sabiendo que es pecado, no debo desear eso y mucho menos con otra mujer, aunque la idea de besar a Emma es demasiado tentadora. Corroborar si sus labios tienen ese delicioso sabor, sin son tan suaves como los sueño y si realmente encajan perfectamente, como si estuviéramos destinadas a estar juntas, una parte de mí quiere saber lo que pasaría si llego a dar ese paso.
<<Por ella peco y todo lo que quiera.>>
Solo que unos días atrás, mi inquietud incrementó cuando soñé algo muy diferente y es que ahora ella colaba su mano debajo de mi falda, deslizándola lentamente, sintiendo la frialdad de sus anillos sobre mi piel y sus dedos largos me hacían disfrutar con sus toques y caricias, al despertarme estaba completamente agitada, mi entrepierna tiene un cosquilleo extraño y un calor invadía mi interior, mi ropa interior era un desastre al sentirla, me levanté y corrí a darme una ducha con agua fría.
Absolutamente nada en mí está bien, el cuestionarme a esta edad lo que estoy sintiendo por otra mujer, cuando toda mi vida he sabido que me casaré con un hombre, con el que haré un hogar, tendré hijos, esto no debe estarme pasando a mis casi veintiocho años, es incorrecto, todo esto debí haberlo vivido hace mucho tiempo, no ahora, que tengo mi futuro planeado, <<idea impuesta por tus padres y círculo social.>>
Durante mi adolescencia siempre estuve completamente segura de que me gustan los hombres, <<ella siempre llamaba tu atención de alguna manera>>, odio a mi conciencia, porque en parte es cierto.
Ya no aguanto más está angustia, cada que me voy a dormir, me arrodillo a la orilla de mi cama y me pongo en oración, le pido a Dios que me quite estos sueños, este sentimiento que no debo de tener por otra mujer, porque simplemente es pecado, en la biblia está escrito.
<<Realmente eso lo interpretan las personas, pastores, curas, padres, como le llamen en su religión.>>
No hay noche en la que no me duerma llorando y suplicando, por querer ser normal, por querer sentir todo esto por mi novio y no por la mujer que se ha convertido en mi amiga, quiero que esa parte en mí desaparezca, no puedo tener estos pensamientos, no con ella. Creo que estoy mal interpretando todo lo que Emma hace por mí, sus atenciones, detalles, su manera tan cariñosa, dulce y tierna de tratarme, el como me mira y sus palabras que llegan hasta el fondo de mi alma.
Hace varios días no he mirado a Emma, se fue a CDMX, a realizar unos trámites de su universidad, algo con su título, es lo que me dijo antes de partir, solo hemos hablado por mensajes y a veces por llamadas. Por supuesto que la extraño, quiero que regrese pronto, abrazarla y sentir su delicioso aroma.
Este tiempo lejos de ella, lo he tomado para pensar bien las cosas, analizar si todo esto que he sentido es por apego o lo que sea esta revolución de sentimientos que me están matando lentamente y me da miedo expresarlo o atreverme a darle rienda suelta. No puedo acercarme a alguien para pedirle su consejo, porque obviamente esto no está bien, no en mí, me juzgarían.
—Que pensativa andas últimamente, Esther —Noa me saca de mis pensamientos.
—Son ideas tuyas —contesto queriendo evitar el tema.
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Prohibido amarnos
RomantizmTodo el caos en la vida de Esther, comenzó un domingo cualquiera, cuando iba de compras a una plaza comercial de la ciudad de Puebla. A partir de ese día su vida haría catarsis por ese encuentro tan casual. Nunca se imaginó que comenzaría a cuestion...