17 "Estoy delirando"

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Emma

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Emma

Esther me mira intensamente, me siento tan hipnotizada que no puedo apartar mis ojos de sus ojos marrones, perdiéndome en la profundidad de ellos, solo soy consciente de sus dedos, siendo tan delicados al acariciar mi mejilla, baja su mirada a mis labios, y se relame los suyos.

Mi corazón late como loco, y hasta he olvidado como se respira, la tengo tan cerca, pero me da miedo besarla, dar ese paso y que ella vuelva a huir, alejándose de mí y que en esta ocasión sea para siempre.

-Bésame -susurra.

<<Madres, ya nos volvimos locas>>

Creo que escuché mal, incluso que me estoy volviendo loca, tal vez, solo tal vez, estoy delirando por la temperatura, realmente no he tenido mejoría en mi salud en estas horas, o, peor aún, ya morí y esto es una especie de cielo o algo por el estilo.

<<San Pedro ya nos llevó>>

-Lobito -nuestras respiraciones se entremezclan y su rostro está a escasos centímetros del mío-, no me hagas suplicarte -sus labios están más cerca a los míos.

Su perfume cítrico con ese toque dulce tiene mis sentidos enloquecidos, todo su aroma impregna mi olfato e incluso mi piel, mis ojos recorren el contorno de sus labios y se quedan fijos en el lunar de su labio superior.

-Corderito -mi respiración agitada, delata mi nerviosismo.

Incluso creo que puede escuchar los latidos de mi corazón, que bombea desenfrenado, estoy paralizada, no puedo mover ni un solo musculo, reacciono cuando acorta más nuestra distancia.

-Bésame -susurró rozando mis labios.

No esperé que me lo volviera a pedir, ataqué sus labios sedosos, saboreándolos como si fuera lo último que haría en esta vida, si ya morí, en definitiva, esto es el cielo, nos besamos transmitiendo todo lo que no podemos decir en palabras, siendo tan delicado y lento.

Mi mano derecha la llevo a su cintura, para acercarla más a mi cuerpo, acortando esos pocos centímetros que nos separan, la beso con tranquilidad y ella hace lo mismo conmigo, sintiéndose como si ambas exploráramos nuestras almas y una serie de fuegos artificiales explotaran en mi interior acrecentando todo mi amor a ella.

La lentitud de nuestro beso se vuelve feroz cuando ella lleva su mano detrás de mi cuello y me jala más a ella, profundizando nuestro beso, su boca me devora con un hambre insaciable, succiono su labio inferior, para luego pasar mi lengua sobre su labio, pidiendo permiso para adentrar en su boca, entreabre su boca, adentro mi lengua siendo recibida por su lengua que acaricia la mía con el anhelo de nuestras almas.

Nos separamos para tomar aire, solo que ella regresa a mis labios, dejándome varios besos sonoros, que me hacen succionar su labio superior y ella muerde mi labio inferior, jalándolo lentamente, gemí de placer y dolor.

Prohibido amarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora