🔥CAPITULO 23🔥

1.3K 166 4
                                    

SIN EDITAR.

Un día antes...

🐩<<{Camille}>>🐩

Empujo a la hermosa pelirroja a la cama de mi princesa, me molesta que esta mujer drogada esté ensuciando las sábanas que tocaran su cuerpo, pero ella no esta y necesito satisfacerme de alguna manera, no me gasto en atarla la drogue tanto que apenas podía subir los escalones hasta la habitación de mi princesa, la mansión Georgiou está desolada el día de hoy y tenía toda la intención de pasar el día con mi princesa, pero tan pronto como todos desaparecieron ella desapareció detrás, así que me tendré que conformar con esta pelirroja.

Es hermosa, pero no tiene el tamaño de pechos de mi princesa, no tiene el coño rosado como ella, ni las piernas condenadamente largas, menos tiene la personalidad fría que me hace estremecer por su brutalidad y humedecer por su fuerza.

Rompo el vestido de la pelirroja imaginando que es mi princesa, entierro mi rostro en sus pechos escuchando como unos sutiles gemidos salen de su boca cuando mis dientes se cierran alrededor de su pezón y tiran de él, desesperada por sentir mas de ella me saco la ropa, me delito tocando la humedad de su coño en la braga.

Camille: Estas tan húmeda princesa y todavía no te toque.

Meto dos dedos en su coño, su calor me envuelve y humedece mis dedos, cierro los ojos y me imagino que es ella, que es mi princesa la que estoy tocando, que es mi princesa a la que estoy follando con los dedos, abro los ojos viendo lágrimas caer de los ojos de la pelirroja, sus manos débiles intentan sacar mi mano y golpeo su rostro para que entienda.

Camille: ¡Quieta! ¡Aprenderás a las malas que eres mía, jodidamente mía princesa!

Me subo a la cama, pongo una pierna a cada lado de su cabeza y me siento en su rostro, su cabeza se mueve perezosamente para que salga, pero me importa poco, aprenderá, ella debe aprender.

Agarro un puñado de su cabello manteniendo su cabeza quieta y empiezo a moverme creando fricción entre su boca, su nariz y mi coño, se siente tan jodidamente bien estar montando su rostro que me agarro con la otra mano del respaldo para moverme con más fuerza, cierro los ojos gimiendo el nombre de mi princesa fuerte, me muevo sin parar, en especial cuando puedo soltar su cabeza y agarrarme con ambas manos del respaldo.

Camille: ¡Ah! ¡Helena!

Su cabeza se ha quedado condenadamente quieta al igual que sus manos, ya no siento su caliente y pesada respiración impactando contra mi coño de forma forzada, pero no me interesa, me sigo moviendo creando mucha más humedad en mi coño, sintiendo como cada musculo se me tensa avisándome de mi orgasmo y acabo en su rostro, bañándola posesivamente con mis jugos, los únicos que debe consumir.

Salgo de encima de su rostro ignorando la palidez que comienza a extenderse, me arrodillo entre sus piernas abiertas, paso una de mis piernas sobre una de las de ella y levantó la otra hasta mi hombro, pego nuestros coños y comienzo a frotarme sin parar, mi humedad se esparce por su coño generando una rica fricción que me estremece, agarro con fuerza su pierna mientras más rápido me muevo encontrando el punto de mi placer.

Camille: ¡Helena! ¡AH!

💋<<{Gabriel}>>💋

Entro a la mansión Georgiou la que es nuestra casa ahora, me sorprende ver que no hay nadie, ni un alma.

¿Soy el primero en volver? al parecer si.

Subo las escaleras con la esperanza de encontrar a mi súcubo en su habitación, pero al llegar al último escalón unos gritos me hacen tensar el cuerpo.

Camille: ¡Helena! ¡AH!

No parecían gritos de dolor.

Mierda.

Corro hacia la habitación de mi súcubo y lo que me encuentro allí me deja tieso, mi hermana está frotando su coño con el de una pelirroja, muerta, la mujer está muerta y ella se la está follando mientras grita el nombre de mi mujer.

El vomito sube hasta mi garganta y se aloja allí al ver lo asquerosa que es mi hermana, si supieran lo que esta mujer hace dejarían de criticar a mi súcubo por follarse a su hermano, joder, no solo esta violando a una mujer muerta, seguro que también la mato ella, arruino por completo el lugar seguro de mi mujer al meter a esa mujer a su casa, su habitación, su cama.

Voy hacia la asquerosa de mi hermana y la agarro de los cabellos, la jalo haciendo que caiga al suelo, grita y me insulta, pero poco me importa, la arrastro por el pasillo y la bajo por los cabellos de la habitación, el vómito escuece mi garganta al recordar las imágenes y trago para no dejarlo salir, abro la puerta de entrada viendo a la nana de mi súcubo llegando y viendo con los ojos bien abiertos como saco a mi hermana desnuda de la casa.

Gabriel: ¡Acércate a mi mujer y te matare! Das asco.

Y no porque le gusten las mujeres, vamos, he visto a mujeres follar y te aseguro que me excita, pero ver a mi hermana follar a una muerta, joder.

Sin poder contenerlo más vomitó toda la entrada, mi garganta arde, pero eso no me evita limpiarme la boca con la manga y volver a mirar a mi hermana.

Gabriel: Hablo en serio Camille, no te quiero cerca de mi mujer, no te mato ahora mismo porque me das demasiado asco como para tocarte.

Camille: Ella es mía, ¡MÍA!

Sale corriendo desnuda sin importarle una mierda estar así o haber dejado un cadáver en la habitación de mi mujer.

Nana: ¿Estás bien?

Niego con la cabeza, mi garganta arde como la mierda y mi estómago se retuerce.

Gabriel: ¿Puedes llamar a uno de los hombres a que limpie la habitación de Helena?

Lo haría yo, pero las imágenes vuelven a mi cabeza y vuelvo a vomitar viendo detrás de mis párpados la palidez de la mujer pelirroja que estaba pegada al coño asqueroso de mi hermana.

Gabriel: Nana, prende fuego las sabanas de la cama de Helena.

Atropa Belladona. 1°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora