🔥CAPITULO 11🔥

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😍<<{Nils}>>😍

Llegó el día, por fin es sábado, por fin podré verla.

Voy camino a la mansión de los  Georgiou con una sonrisa de oreja a oreja, podría apostar a que mi sonrisa da un poco de miedo por tanto entusiasmo.

La gente pensará que soy un lunático, pero no importa.

Llegó a la residencia notando a los guardias que cuidan la propiedad abrir los portones al ver mi carro, entró sintiendo mis manos sudar y picar por las ganas y nervios que me causa verla y tocarla. Aparco el carro en la entrada de la casa y salgo ansioso, entró a la mansión notando que nana está en la cocina y Artemis supongo que en su oficina ¿Dónde está mi pulguita? Me acerco a nana cuando voltea y me ve parado como idiota.

Nana: Mi niño, hacía tiempo que no venías.

Sí y me arrepiento totalmente.

Nils: Nana, estaré más seguido por aquí.

Miró a los lados buscándola y nana al notar aquello sonríe pícaramente.

Nana: Está durmiendo, anoche llegó un poco tarde.

Desvío mi mirada un poco avergonzado por ser tan obvio, pero vamos, la nana nos conoce desde que éramos unos niños y ha visto mis miradas para nada amistosas hacía Helena.

Nils: Iré a despertarla.

Dejó un beso en su frente tomando rumbo al camino que me sé de memoria desde que era un mocoso. Veo la puerta de su habitación y la abro lentamente viéndola acostada en la cama con el ceño un poco fruncido, me acerco a ella y me siento a un lado de su cama acariciando su cabello y viendo su hermoso y delicado rostro, delineó sus cejas, nariz, pómulos y labios.

Sus labios ¿Cuánto tiempo tengo deseando probarlos?

No, no pienses en eso.

Quiero que cuando la bese sea porque ella lo quiera así, que esté consciente y en sus cinco sentidos pero eso no evita que me vea tentado a hacerlo, a presionar mis labios sobre los suyos y sentir su sabor, pero no.

Tengo que controlarme.

Nils: Pulguita, tienes que levantarte, ya es tarde.

Meneó su cuerpo suavemente para que despierte.

Nils: Pulgui...

No puedo terminar de hablar ¿La razón? Un puño estrellándose contra mi cara y un cuerpo sobre el mío mandándome al piso.

Nils: Mierda...

Veo a mi pulguita sobre mi y no sé si quejarme por el dolor en mi espalda debido al golpe o por el dolor en mi polla ya erecta.

Helena: ¿Jirafa?

Está confundida, me mira y veo el arrepentimiento en sus ojos, intenta levantarse pero la tomo por las caderas.

Nils: E...estoy bien, no te preocupes.

Solo estoy duro como roca, normal.

Helena: Yo... ¿Yo te hice eso? ¿Te golpeé?

Parece no poder creer que haya hecho eso, comprendo que no lo hizo a propósito pero ella parece que no tiene el mismo pensamiento. Levantó mi cuerpo hasta que estoy sentado en el suelo con ella aún sobre mis piernas

Nils: Mírame— niega con la cabeza y la tomo por la barbilla volteando su cara en mi dirección con delicadeza viendo que sus ojos están inundados de culpa— no es tu culpa, no me dolió, lo juro.

Miento en esto último, pero es por una buena causa.

Helena: Déjame sola, por favor.

Niego con la cabeza.

Nils: Podrías hacer algo para recompensar me.

Sonrió cuando me mira con interés en sus ojos.

Helena: ¿Qué quieres?

Se relame los labios y no puedo evitar mirar en esa dirección.

Tan lejos y tan jodidamente cerca que duele.

Nils: Que aceptes salir conmigo, ahora.

Acerco mi rostro al suyo viéndola tragar saliva, relamo mis labios viendo como su mirada baja a ellos y se acerca poco a poco a estos, nuestros labios se rozan, nuestras respiraciones se mezclan, nuestras miradas se cruzan y cuando estamos por fundirnos en un beso que sé que sería el mejor de mi puta vida la puerta es abierta.

Artemis: Ángel, nana dice que...

Se calla al vernos en el suelo y en una posición no muy amistosa, parece darse golpes mentales por entrar en este momento pero ya lo hizo.

Ya se ganó mi odio el maldito, se salva por que no tengo el arma aquí.

Nils: Aprende a tocar, nenita.

Lo miro fulminante.

Artemis: Acá no hay nada que no haya visto antes.

Helena solo mira en su dirección como si quisiera matarlo, estamos igual. Se levanta de mis piernas y me fijo que está en ropa interior, la veo de pies a cabeza.

Joder.

Artemis: Su rostro se encuentra más arriba.

Sale riéndose a carcajadas.

Maldito.

Nils: T...te espero abajo, saldremos a almorzar fuera.

Asiente con su cabeza y sin más se pierde por en la habitación dándome una hermosa vista de sus pálidas y apetitosas nalgas.

***

Con Helena decidimos ir a un restaurante, su favorito, veníamos de adolescente aquí y pasábamos inolvidables momentos antes de... bueno, eso.

Nils: Quiero dos hamburguesas grandes, la especialidad de la casa.

Helena: Y dos refrescos.

Le digo al chico que vino a tomar nuestra orden.

Nuestra favorita, el restaurante no es la gran cosa, es más su valor sentimental. La dueña del local es una señora muy amable que tiene dos hijos estudiando en Francia por una beca.

Nils: Extrañé demasiado estos momentos.

Recordar la razón por la que dejamos de venir, su secuestró me hacen apretar fuertemente mis puños. Siento una mano sobre la mía y miró en dirección a Helena.

Helena: Tenía mucho que no venía.

Sus ojos se llenan de nostalgia aunque su rostro no muestra ninguna emoción, siempre se me ha hecho fácil leerla, después de todo prácticamente nos criamos juntos.

Nils: Si, yo también...

Veo dos siluetas bastante conocidas por mí, aún no me han visto pero sé que si lo hacen vendrán hacia mí.

¿Será qué? No, no creo.

Helena: ¿Jirafa?

Dejó de mirarlo y enfocó mi vista en Helena nuevamente, nos ponemos al día con algunos acontecimientos de nuestras vidas hasta que llegan las hamburguesas pero antes de siquiera poder darle el primer mordisco siento unas presencias bastante conocidas.

Joder.

Axel: No esperábamos encontrarlos aquí.

Atropa Belladona. 1°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora