🔥CAPITULO 3🔥

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SIN EDITAR

Helena 20 años...

❤️<<{Helena}>>❤️

Estoy tranquila en mi habitación escuchando música en con mis auriculares mientras veo la tienda online de ropa, necesito un vestido para el fin de semana, hay una espectacular gala y seré la acompañante de mi hermano Artemis, el siempre me lleva a esos eventos, siempre está orgulloso de llevarme de su brazo, no como mi padre, no como mi madre.

Elijo un vestido rojo con un escote mortal y un tajo en la pierna derecha, combinará perfecto con mi cabello pelirrojo.

La puerta de mi habitaciones es abierta abruptamente por mi madre que me mira con disgusto, es normal en ella y quisiera decir que ya no me afectan esas miradas después de que me las haya dedicado durante toda mi vida, nunca fui lo suficientemente educada, lo suficientemente hermosa, lo suficientemente flaca para ella, siempre tenía una vara más alta para medirme, me creo muchos complejos mientras crecía, sufrí de trastornos alimenticios por sus constantes regaños al comer, por suerte mi hermano me apoyó y me ayudó a salir de eso.

"Un día a la vez  ángel, tu puedes"

Su constante apoyo fue lo único que me hizo ayudarme a mi misma a salir de ese pozo en el que me había metido mi madre.

Maria: Cámbiate tenemos visitas importantes, ponte unos de los vestidos que te compre no me hagas avergonzar Helena o me conocerás.

Una frase muy recurrente en ella, "me conocerás Helena" y aunque no haga nada siempre la conozco, a ella y a mi padre, ambos fingen que somos la familia perfecta y que soy su más grande orgullo, nada más alejado de la realidad.

Ya me bañe así que me cambio con un vestido blanco muy apretado, tanto que me hace sospechar que mi madre lo pudo haber comprado en talla para niñas, pero por el escote que muestra prácticamente la mitad de mis pechos y vientre lo dudo, me pongo unos tacones plateados, me hago un maquillaje sutil y me rizo el cabello por que a mi madre no le gusta cuando esta "salvaje".

Me miro al espejo y noto que tarde una buena hora y media en arreglarme, le mando un mensaje a mi hermano para preguntarle quién es la visita que viene esta noche, pero no puedo ver su respuesta porque mi padre abre la puerta de mi habitación enojado y me grita que baje porque el invitado está por llegar, dejo mi celular sobre la cama y salgo, mi madre me mira con un deje de aceptación en su mirada mientras bajo las escaleras y me coloco a su lado cerca de la entrada.

No sé porque tienen la costumbre de que todos tenemos que estar al lado de la puerta cuando los invitados lleguen si igual le dirán a los empleados que abran la puerta, miro hacia todos lados notando que mi hermano no esta, por alguna razón eso no me gusta, los vellos de mi nuca se erizan y mi cuerpo se siente tenso.

Nunca es bueno cuando mi hermano no está.

Los empleados abren la puerta cuando el timbre suena, por ella entra el padre de mi mejor amigo Nils, mi sonrisa se hace presente creyendo que él vendrá, pero por mucho que mire hacia afuera y espere el no aparece.

Nunca me gusto mucho el padre de Nils, pero ahora viendo la mirada lasciva que le dedica a todo mi cuerpo me gusta menos, mi cuerpo se estremece y me siento asqueada por su mirada, sus ojos me devoran con un hambre voraz, el miedo me atraviesa como un rayo y parpadeo para que no se hagan presentes las lágrimas.

Es solo mi imaginación.

Estoy a salvo aquí, es mi casa, nada podría pasarme.

Pasamos al gran comedor y mi madre me obliga a sentarme a un lado del padre de Nils, estoy constantemente mirando hacia la puerta esperando, rogando por que mi hermano aparezca, porque no me gusta estar aquí, no me gusta la charla amistosa que mis padres están teniendo con el padre de mi mejor amigo, no me gusta las miradas hambrientas que me da de soslayo.

¡Podría ser mi padre!

Karl: Estas muy hermosa hoy Helena.

Maria: Se vería tan bien de tu brazo.

Dice mi madre soñadoramente.

¿Escuche bien? ¿Me vería bien del brazo de este señor? es más bajo que yo, su panza sobresale de la camisa, su pelo desaparecío y lo reemplazó con un peluquín más feo que los vestidos que mi madre me obliga a poner y sobretodo, tiene treinta y dos años más que yo.

Karl: Ponte de pie Helena, muéstrame como te queda el vestido.

Mi padre me lanza advertencias con los ojos y me veo obligada a ponerme de pie y dar una vuelta completa para que me vea, pero algo me detiene en seco, su... su mano apretó mi nalga.

Miro a mis padres para que hagan algo porque claramente vieron que acaba de tocarme el trasero, pero no hacen nada, sonríen mientras él sigue manoseándome.

Helena: ¿Puedo tener permiso para retirarme? me he llenado.

Karl: En ese caso, firmemos así podemos irnos.

¿Irnos? ¿De qué habla?

Mi respiración se atasca en mi garganta cuando mi madre manda a limpiar la mesa y mi padre trae unos papeles y lapiceras.

Helena: ¿Qué es todo esto?

Maria: Karl será tu esposo.

Mi corazón se detiene y las lágrimas se hacen presentes en mis ojos cuando la mano del padre de mi mejor amigo se posa en mi muslo desnudo, lo aprieta con fuerza mientras me amenaza con la mirada, tengo miedo, quiero salir corriendo por lo que está ocurriendo.

Mis propios padres están permitiendo que un cerdo me lleve.

Helena: A mi hermano no le gustará esto.

Teodoro: Tu hermano no está aquí.

Eso es, ellos planearon esto, ellos encontraron la opción de deshacerse de mí como siempre quisieron.

Helena: Seré buena, lo prometo, pero no me obliguen a casarme con él.

Mis lágrimas caen por mis mejillas y grito cuando la mano de Karl impacta contra mi rostro haciendo que vuelva a sentarme.

Karl: Firma.

Miro a mis padres implorandoles con los ojos, pero no les importo, nunca lo hice, mi mano tiembla cuando Karl pone la lapicera en ella y la guía hasta el papel, firma por mi haciendo un garabato que ni siquiera es mi firma, pero eso no creo que importe.

Mis propios padres me condenaron y mi hermano no está aquí para protegerme.

Karl firma con rapidez y agarra mi brazo con fuerza, me levanta de la silla y me obliga a caminar hacia la salida, mis gritos resuenan en toda la casa y mis uñas se rompen cuando me agarro de la pared para evitar que me lleve.

Helena: ¡No! ¡por favor!

Lloro con fuerza, unas llantas chirrían afuera y los hombres de mis padres se apresuran a salir por órdenes suyas, mi agarre en la pared se vence y Karl me saca de la casa a los gritos, mi hermano se encuentra siendo agarrado por cinco hombres para evitar que se me acerque y lloro con más fuerza.

Artemis: ¡Déjenla!

Helena: ¡Artemis! ¡Ayúdame por favor! ¡No me quiero ir!

Un golpe vuelve a impactar contra mi, en mi cabeza y con más fuerza esta vez, siento un líquido caliente bajar por mi frente y la negrura empezar a nublar mi vista.

Helena. Artemis...

Artemis: ¡No!

Karl: Eres mi esposa ahora y aprenderás a hacer lo que se te indique a las malas.

La oscuridad me consume y lo último que veo son los ojos de mi hermano inundados de lágrimas y desesperación.

Atropa Belladona. 1°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora