❤️<<{Helena}>>❤️
Veo a las chicas recostadas en su carro mientras ven al cielo con expresiones de puro fastidio ¿La razón? Tenemos tres jodidas horas esperando a que el objetivo salga de hotel de mala muerte en el que se encuentra para matarlo e irnos.
Nina: Como la mierda que quiero irme.
Suelta enojada, no es muy paciente que digamos
Alexa: Cuánto me gustaría hacer un jarrón con la cabeza del maldito por hacernos perder el tiempo.
Ella es la creativa del grupo, muy creativa.
Klara: Me gustaría ser la primera en dispararle, por su culpa estoy perdiendo un día de clases con los niños.
Para ella perder un día tan importante como lo es impartirles sus clases a los niños, que, por cierto, la adoran, es una abominación.
Francesca: ¿Y si le damos sus sesos a los cocodrilos?
Suelta luego de estar en silencio desde hace una hora.
Helena: Ya saldrá.
Mi voz suena fría, mi rostro no refleja ninguna emoción mientras las miro recostada contra un árbol.
Y estas... Estas son mi familia y juntas hacemos una.
Veo como el tipo sale del motel con una rubia de su brazo y con sus manos en el trasero de esta, se despiden con un fogoso beso mientras mete unos billetes en su escote y luego ella se va dejándo lo solo en las calles oscuras del barrio de mala muerte en el que estamos.
Mario, un hombre de cuarenta y cinco años que tiene años robándole a su esposa y está ya cansada de su mediocre existencia ha decidido tomar cartas en el asunto mandandolo a matar, en el informe recalca varias veces las palabras "ladrón, maltratador y violador" y con las últimas dos nos sobró para tomar el trabajo y aniquilar a la rata esa, nunca dejamos vivos a los violadores sean un encargo o no.
Helena: ya salió, Klara, mátalo y salgamos de aquí.
Miro mi reloj viendo que ya es hora del almuerzo y Artemis ha de estarme esperando.
Nina: ¿A dónde vas con tanta prisa?
Curiosea.
Francesca: Ella a diferencia de nosotras tiene a alguien que la mima... En todos los sentidos.
Suelta con picardía mientras me codea.
Helena: No estamos aquí para hablar de eso, Klara termina con esto que quiero irme.
Klara asiente y poniéndose en la posición correcta dispara sin temblarle la mano al halar el gatillo y ver el cuerpo de Mario caer al suelo con una bala entre ceja y ceja.
Klara: Por hacernos perder el tiempo, inútil.
Para nosotras una de las cosas más valiosas es nuestro tiempo y eso queda demostrado con muchas de nuestras acciones.
El tiempo es un recurso invaluable y hay que aprovecharlo al máximo.
Saco uno de los tantos teléfonos desechables que usamos para ocasiones similares y le texteo a la ahora viuda mujer que ya su encargo está hecho.
Nina: Vámonos.
Todas montamos nuestros carros y salimos del lugar con diferentes rumbos, me dirijo a la mansión manejando por las frías calles de Grecia mientras escucho la radio. Llegó a la mansión viendo a nana en la sala mientras habla por teléfono, me acerco a ella y dejó un beso en su frente y la dejo seguir con su charla, entro a la cocina escuchando platos y sabiendo quién se encuentra en ella, veo a Artemis poniendo algo en la mesa así que agarro el refresco y unos vasos que vi en la mesada mientras lo miro con una involuntaria y muy mínima sonrisa.
Eso es mucho para mí, demasiado diría yo.
Helena: Se te quedó esto, demonio.
Su cuerpo reacciona a mi voz tensando se un poco haciéndome saber el efecto que causó en él y no es que sea muy diferente al que él causa en mi.
Artemis: Pensé que llegarías tarde, ángel.
Voltea su cuerpo en mi dirección viéndome con una hermosa sonrisa.
Sabe que eso no es posible.
Helena: Yo nunca llego tarde.
Se acerca a mi cuerpo y me toma por las caderas pegandome a su duro pecho, subo mis manos hasta colocarlas en su pecho.
Artemis: Vamos a comer, hice pizza y pasta.
Arqueo una de mis cejas.
Helena: ¿Hiciste?
Sonríe orgulloso y besa mi frente y nariz.
Artemis: Si, la pasta la hice yo y pues calenté la pizza... Eso cuenta como cocinar ¿No?
Aprieta mis caderas dejándome un poco perdida en su tacto, asiento con mi cabeza sin entender muy bien lo que dijo mientras veo sus venosas manos subiendo hasta mi pequeña cintura.
Artemis: Vamos a comerte, digo, a comer— le doy en el pecho tratando de contener la risa por sus palabras— no te contengas, no conmigo ángel.
Susurra pero me es tan difícil que solo puedo mirarlo a los ojos tratando de transmitirle lo feliz que me hace estar con él.
Helena: Vamos a comer, tengo hambre.
Beso su nariz poniendo de puntitas, no es que sea baja, no, es que él es muy alto.
Es eso.
Nos acercamos a la mesa y empezamos a comer, me cuenta de su día como cada que estamos juntos luego de pasar horas separados y yo le cuento del mío, me molesta un poco que Camille haya estado en su oficina diciéndole que quiere que yo sea su dama de honor cuando no la soporto, ni habrá boda, ni nada de esas mierdas.
Esa maldita me hará matarla un día de estos aunque eso implique una guerra.
Artemis: ¿Cómo están las chicas?
Bebo un poco del refresco antes de responderle.
Helena: Están bien, un poco más locas todos los días.
Sonríe.
Artemis: No es que tú seas muy cuerda, ángel.
Tiene razón.
Miro mi plato notando las típicas dos cortezas de la pizza que nunca como recordando viejos tiempos, agarro una y se la doy a Artemis viendo cómo esté la toma de mis manos rozando con su lengua mis dedos mandando decenas de corrientes eléctricas por todo mi cuerpo.
Helena: Compórtate.
Mi voz sale un poco ronca mientras veo sus oscurecidos ojos verdes mirarme intensamente.
Artemis: Soy un buen niño, me estoy portando muy bien.
Chupa mis dedos cuando termina de comer la corteza que tenía entre mis dedos haciéndome apretar mis muslos.
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Atropa Belladona. 1°
RomancePrimer libro de la saga V5NOM. Cuando la vida arrebata tu luz en tan solo un momento solo queda acostumbrarse a la oscuridad que predomina, ¿y qué pasa cuando te gusta tanto esa oscuridad que resulta ser tu mejor aliada? Una misma desgracia, un mis...