🔥CAPITULO 32🔥

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SIN EDITAR.

❤️<<{Helena}>>❤️

Unos días después...

Estoy nerviosa, jodidamente nerviosa. Nunca en mi puta vida había hecho algo como lo que estoy apunto de hacer. Hace unos días me llegó un encargo que le hice a Nina y ahora estoy que me desconozco dando vueltas por la habitación mientras veo las cajas en mi cama.

Helena: No eres una puta cobarde Helena Georgiou.

Me digo a mí misma, puede que esté siendo un poco paranoica pero es que nunca antes había sido detallista, nunca antes había sido cursi. Esos pendejos me han puesto a desconocerme.

El encargo que le hice a Nina se trataba de un regalo para los chicos, regalo que me tiene al borde de una crisis nerviosa, regalo que fue encargado mucho antes de que escuchara la discusión de los chicos. Llenando mis pulmones de aire salgo de la habitación con los regalos en mano, se me hace un poco difícil llevarlos juntos pero he hecho cosas peores, esto no es nada. Entró en la oficina de Artemis viéndolos a todos juntos esperando por mi, hace media hora les había mandado un mensaje a cada uno para que me esperen en dicho lugar, les especifiqué que lleguen puntuales así tengan que pagar miles de multas pero la que llego tarde esta vez fui yo.

Yo nunca llego tarde.

Artemis: Ya estábamos a punto de ir a buscarte.

No son muy pacientes que digamos, yo tampoco.

Helena: Perdón, estaba haciendo algunas cosas y se me fue el tiempo.

Mentira.

Estaba a punto de morir por una crisis nerviosa o por deshidratación de tanto que transpire.

Ibrahim: Tranquila.

Estoy tranquila, si, muy tranquila.

Nils: No es que sea impaciente ni nada— si lo es— pero ¿Qué nos querías decir? Tú actitud me pone nervioso.

Me alegra saber que no soy la única que está nerviosa.

Helena: Yo quería darles algo.

No soy muy cariñosa ¿Se nota?

Kyros: ¿Besos? Quiero mi beso.

Internamente estoy sonriendo de oreja a oreja por verlo tratando de aminorar mis nervios, nervios que no demuestro que siento pero que ellos jodidamente saben que siento.

Helena: Quiero demostrarles que son importantes para mí, todos.

Aunque no lo admita me dolió saber que de una forma u otra les estaba haciendo daño con mis pocas muestras de cariño, con mi constante frialdad e inexpresividad.

Los chicos se acercan al escritorio cuando dejó las cajas color rojo allí, son ocho en total y cada una tiene un significado que para mí es muy especial, espero que para ellos también. Cada uno toma la caja que tiene escrito su nombre en perfectas letras cursivas y doradas.

Axel: ¿Qué es esto?

En algunas ocasiones son estupidos, muy estupidos.

Helena: Una bomba.

Sonríen luego de mis palabras y es ahí que descubro que están más locos de lo que pensé, yo tratando de ser cursi y ellos alegrándose de que les diga que les regalaré una bomba.

Veo como sus rostros se llenan de emoción al ver los relojes que hay en las cajas, no son relojes cualquiera, no se los daría si fueran algo ordinario que puedes encontrar en cualquier tienda. Estos relojes son una creación de Nina, los mismos que los nuestros, tiene una tecnología altamente avanzada que solo nosotros poseemos, cuenta con un sensor de reconocimiento facial, sensor para medir el ritmo cardíaco y un sinfín de cosas que podrían serles útil en un futuro y que nadie más tiene.

Olvidaba que tienen un chip de rastreo y que están conectados a mi reloj, cualquier cambio en los suyos llegará al mío de forma inmediata.

Se colocan el reloj en sus muñecas mirándome con un brillo que juro conservar para siempre en sus ojos, los relojes hacen más llamativas sus grandes y venosas manos, son un diseño totalmente igual pero diferente a la vez, su presentación estética es atrayente a la vista, son de color negro, tienen una pantalla táctil que simula ser un reloj común y corriente, lo que no saben es que ese reloj es de todo menos corriente.

Helena: En la parte de abajo tienen los apodos por los cuáles los llamó— un jodido rubor se instala en mis mejillas ¡Un puto rubor!— quería que siempre me lleven presente como yo lo hago desde que los vi.

Nils: Siempre te llevamos presente, pulguita.

Lo sé.

Helena: Cuando los escuche discutiendo el otro día supe que algo estaba haciendo mal, que no los estaba haciendo sentir tan especiales como lo son— antes de que Erik me interrumpa hablo— no me interrumpan, no es fácil para mí expresar con palabras lo que siento— no puedo dejarlos pensando que les hice el regalo solo porque los escuché— para que no piensen que lo hice porque los escuché, le había dicho a Nina sobre esto cuando los encontré practicando la serenata, muy profunda la canción que eligieron por cierto.

Se quedan callados mientras sus rostros adquieren un leve rubor muy tierno, noto que están conteniendo sus sonrisas y eso de alguna manera me motiva.

Me quito el buzo que llevaba puesto mostrando un tatuaje con el número ocho en mi pecho, junto a mi corazón.

Helena: También me hice este tatuaje hace unos días, no porque sean un número para mi, sino porque son ocho personas las que tienen una parte de mi corazón.

Se sorprenden por mis palabras y lo que ahora marca mi piel, lo que vivirá por siempre en mi cuerpo, lo que demuestra cuán jodida estoy por ellos. Les incitó a que busquen lo que falta en la caja y cuando lo hacen solo atinan a fruncir el ceño, yo también lo haría.

Helena: Esas pulseras simbolizan lo que mis palabras han dicho anteriormente, mi corazón es de ustedes— me acerco a ellos y tomo la pulsera de Ibrahim— Estas pulseras solo abren con una llave, misma que tiré ¿Están dispuestos a lo que sea que signifique ponérsela? ¿Están dispuestos a ser míos por siempre?

Unísono: Más que dispuestos.

Sonrió como pocas veces hago y cierro las pulseras en sus manos, mismas pulseras que cuando se juntan forman un corazón, mi corazón.

Helena: En el fondo de la caja tienen una nota, es de Nina.

Carta muy emotiva que cita un muy claro "cuídenla o los mato".

Gabriel: Te amamos, súcubo.

Helena: Yo también los amo.

Todos me besan por turnos demostrando todos los sentimientos que les produce este detalle, esta muestra de amor.

Artemis: Los relojes tienen chips de rastreo ¿Verdad pequeño ángel tóxico?

Mi rostro se tiñe un poco de rojo al escuchar sus palabras ¿Qué carajos me pasa?

Helena: Ni que ustedes no tuvieran chips de rastreo en mi cuerpo y cualquier cosa que cargue. No creas que no se lo que hacen con mis pantalones cargo.

Por lo menos ahora no soy la única sonrojada.

Kyros: Te ves hermosa cuando te sonrojas.

Axel: Muy hermosa.

Stefano: Ahora si, Diosa ¿Quién vio nuestros pechos?

Adiós nervios.

Atropa Belladona. 1°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora