🔥CAPITULO 43🔥

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SIN EDITAR.

Horas antes…

🐩<<{Camille}>>🐩

Elsa: Hija de puta.

La mujer que intentó parecerse a mi princesa escupe sangre y grita cuando meto el dildo profundamente en su trasero, estúpida, quería a los dos agentes, pero nunca había sido follada por detrás, lo arreglé.

Camille: ¿No te gusta? pensé que era lo que querías con esos dos agentes imbéciles.

Elsa: ¡No hables así de ellos!

Estupida.

Ellos la descartaron automaticamente al primer acercamiento, pero la idiota seguia y seguia insistiendo, se obsesiono con ellos y eso ocasiono que atacara a mi princesa.

No considero que había alguien obsesionado con ella que mataría a cualquiera que la lastime, porque solo yo puedo lastimarla, ella es mía para amarla, mía para cuidarla y mia para destruirla.

Meto y saco el dildo de su trasero con fuerza, entra con facilidad con la sangre que empapó el dildo asi que no tengo que hacer demasiado esfuerzo, los hombres de mi padre siguen golpeándola mientras el dildo especial que mande a traer para la mujer se folla su trasero, es un duldo que mande a fabricar especialmente para mi princesa, tiene tachas por todo alrededor que sin una buena lubricación podrían lastimar, pero viendo ahora que está embarazada no podre usarlo con ella.

No veo la hora de que nuestra hija nazca, será tan hermosa como ella.

Saco el dildo cuando la sangre de su trasero empieza a bajar por mi muñeca y me pongo de pie, agarro un destornillador que los hombres de mi padre trajeron y lo clavo en su hombre, feliz de que grite porque quiero que sienta lo mismo que mi princesa sintió antes de desmayarse.

Lo saco y vuelvo a enterrarlo en el mismo lugar dos veces más antes de alejarme y mirarla, está atada al techo, su trasero gotea sangre que me satisface ver y su hombro igual.

Camille: Cortenla en partes y dejenla en la puerta de la mansión Georgiou, con sangre escriban la nota que les dare y ustedes —miro a los otros hombres de mi padre que estaban custodiando la puerta— irán conmigo a la clínica junto a los hombres que hay afuera.

Es hora de tener a mi princesa.

Salgo de allí escuchando los gritos de la estúpida agente y me monto en el asiento trasero de la camioneta junto a los hombres, al llegar entro tranquila como si fuera una paciente más y camino hacia la escalera de incendios, subo hasta el piso donde mi princesa está internada, tengo seis hombres de mi padre siguiendome que son los que me ayudaran a llevarme a mi princesa a nuestra casa, donde estara segura y podré amarla tanto como quiera.

Cuando llego a su piso camino con calma, intentó evitar la máxima cantidad de cámaras posibles y por eso subí por la escalera de incendios, entro a su habitación encontrandola mirando por la ventana, se gira a verme y por primera vez en mucho tiempo su preciosa voz es dirigida hacia mí, tan cautivadora y atrayente como la recuerdo.

Helena: Camille.

Camille: Princesa —los hombres me tienden la aguja con la droga para dormirla y la miro— lo siento princesa, pero es necesario para que pueda hacerte feliz después.

Helena: No lo hagas.

Camille: Tengo que hacerlo para que vengas conmigo.

Hablo con suavidad para que entienda que es lo mejor para que se venga conmigo, yo podré hacerla feliz.

Helena: No lo hagas, iré contigo, quiero irme contigo.

¿Ella quiere irse conmigo? eso no me parece muy creíble.

Camille: ¿Comó se que lo que dices es verdad?

Ella nunca antes había querido ir conmigo a ningún lado, nunca me había dado más de dos palabras y una mirada, es imposible para mí creer que de pronto quiera estar conmigo.

Helena: Porque la droga podría hacerle mal a los bebés, iré contigo sin eso.

Camille: Lo siento princesa, no puedo creerte.

Empiezo a caminar hacia ella y ella hacia mi, se ve tranquila, pero eso no evita que los hombres detrás de mí no levanten sus armas para apuntarle.

Helena: Te estoy diciendo que quiero irme contigo, si no quisiera no haría esto.

Sus ojos miran detrás de mí a los hombres con una mirada avergonzada muy rara en ella y luego asombrandome sus labios besan un casto y amoroso beso en mis labios, esa acción me roba un jadeo y hace que mi mano vaya automáticamente a mis labios para tocarlos, a mi lengua salir a lamerlos para saborear más de su boca y a mi corazón latir frenético en mis oídos.

Camille: Me besaste.

Helena: Porque quiero que veas que me quiero ir contigo.

Nunca me había hablado tanto, me siento extasiada por sus palabras, por su beso y por sus ganas de irse conmigo.

Camille: Te creo, pero esto no va con nosotros.

Le saco el reloj, no puso ningún tipo de resistencia, tampoco cuando la tomo de la mano para sacarla de la habitación.

Helena: No quiero ponerte en contra de tus hombres, pero la parte trasera de mi bata está abierta.

Mierda.

Miro hacia atrás notando más de un par de ojos en las nalgas de mi princesa, grabo sus rostros en mi mente para matarlos cuando se los devuelva a mi padre, le doy mi saco y se lo pongo en los hombros, al menos le llega a cubrir sus nalgas.

Camille: Vuelven a mirar a mi mujer y los matare, ¿entendido?

Hombres: Disculpe señora, entendemos.

Tomo nuevamente su mano para salir de la clínica, nos montamos en la camioneta y nos fuimos a nuestra casa.

Donde amare, cuidare y destrozare a mi princesa y a nuestra hija.

Atropa Belladona. 1°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora