Haruhi era la chica joven que se habían encontrado al principio, era una muchacha muy linda, por la forma en la que iba vestida se notaba que le gustaba la moda. Sin temor alguno tomó asiento al lado de Gojo, quien al tenerla cerca se giró de nueva cuenta en dirección a la barra.
—¿Te puedo ayudar? —comenzó Gojo, su voz era imponente a propósito. Su actitud arrogante no mermó en absoluto a su interlocutora.
—¿Vienes con Iori–san?
—Algo así. Pero la secuestraste en cuanto llegamos.
—No te vi, lo siento —se disculpó con desdén, si decía la verdad era prácticamente imposible que no lo hubiera visto al lado de Utahime, es más, casi se lo llevaba de paso cuando se abalanzó sobre ella.
—¿Te falla la vista? —dijo con obvia ironía. Ser ignorado no era algo que le pasara a menudo, y sinceramente no le agradaba mucho.
—Iori-san nunca viene con nadie —explicó—, así que pensé que eras otro cliente más.
—Tendría que ser un completo pervertido para pararme a un lado de ella sin venir juntos.
—Es que también entiéndelo, Iori–san brilla tanto que opaca a cualquiera.
—¿Es una bombilla o qué? —se burló.
—¡Ah! Ya sé —golpeó Haruhi el puño en su palma, había tenido una revelación—. Tú debes ser ese colega super fastidioso del que se queja a veces...
—¿Fastidioso? —sonrió divertido— ¿Eso ha dicho Utahime de mí? —le dijo entre risas. Cuando menos había hablado de él con otros que no fueran sus colegas hechiceros.
—¿Por qué te traería aquí? —ladeó la cabeza, como si eso le ayudara a pensar.
—¿Te agrada mucho Utahime, cierto?
—¿Agradarme? —preguntó confundida—. A mí me gusta mucho Iori–san.
La respuesta tomó por sorpresa a Gojo.
—¿Por qué te gusta? —se giró hacia ella, la plática se estaba volviendo interesante. Puso el codo sobre la barra y recargó su mejilla sobre su puño.
—Ella es valiente, fuerte, hermosa, es muy simpática, canta precioso, baila muy bien, es bastante inteligente, también dulce y tierna —hizo una pausa—. Además, cuidó de mí cuando yo ni siquiera quería hacerlo. Le debo mucho.
—¿La admiras?
—¡Mucho!
—Ya veo...
—Hablando de ver ¿por qué las gafas oscuras?
—Tiene un problema en la vista —dijo Utahime, no podía esperar tanto tiempo dejándolos solos, quien sabe que diría Gojo o Haruhi.
—¿Qué problema? —preguntó curiosa y volvió a ver a Gojo.
—Mis ojos son tan hermosos que si alguien los ve puede desmayarse —contestó rápidamente—, ¿quieres ver?
Dicho esto, estaba a punto de sacarse los lentes, pero la mano de Utahime hizo que regresaran a donde mismo.
—No, no quiere.
—Si quiero —replicó inconforme por la negativa de su amiga.
—La verdad es que las luces le molestan, son como muy brillantes para él.
—Oh...
—Se hará daño si se las quita.
—Menudo fastidio. Pobrecito de ti.
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RomanceSu relación era complicada porque así lo habían decidido los dos. Desde que estudiaban la preparatoria habían surgido indirectas y momentos en los que cualquier persona hubiera podido decir, incluido ellos, que tenían algo más allá de la amistad, si...