CAP 40: EL CLAN IORI PT2

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Probablemente esa era la segunda vez que visitaba la villa como tal. Usualmente solo se acercaba a alguno de los dos santuarios familiares de los Iori. Su primera y última visita fue cuando estaba en formación a manos del clan Gojo y el recorrido por el clan Iori era parte de una formalidad. La prefectura de Mie no era tampoco desconocida para Gojo, en la ciudad de Suzuka, al norte, el clan tenía la propiedad del santuario de Sugawara no Michizane.

Conocía a las tías y las primas de Utahime, a excepción de la más pequeña: Rei. En algún otro momento tuvo interacciones con ellas, ya sea para recibirlo en el santuario en sus escasas visitas o verlas en la villa del clan Gojo debido a algún trabajo.

Minutos más tarde, el haiden estaba rodeado por toda la familia. Gojo y Utahime por un lado, mientras que Kaori al centro delante de ellos, dispuestos en todas direcciones las demás mujeres y hombres que en ese momento estaban en la casa, incluidos los padres de Utahime.

—No esperábamos tu visita, lamento que te recibamos de esta manera tan informal —habló Kaori, como portavoz del sentir familiar.

—Es una visita social, no hay porque exigirse los protocolos —dijo Gojo para calmar el ambiente.

—Utahime, debiste prepararnos para esto —le reprendió su madre.

—No sabía que se presentaría —murmuró.

—Ayer tuvimos un banquete por el cumpleaños de Uta–chan ¿deberíamos hacer otro? —preguntó ChuChu.

—No es necesario, no me quedaré mucho tiempo.

—¿Te irás? —fue inevitable para Utahime decirlo con decepción.

Gojo de inmediato sonrió para ella, no necesitaba que se lo dijera con más palabras, la forma de sus cejas, la comisura de sus labios, el brillo en sus ojos hablaba por sí mismo: lo extrañaba y quería tenerlo más tiempo a su lado.

La verdad es que tenía cosas que informar referente al viaje, ver asuntos de los cuales Ijichi le había dado aviso mientras estaba en Corea. Ya sabrían que había vuelto porque había dejado a los chicos en sus respectivas escuelas. Tenía mucho trabajo que hacer y sin embargo, había elegido poner en pausa todo por un momento y ver a Utahime, claro que no esperaba que al llegar a Kioto le dijeran que se había tomado una licencia para ir a Mie.

¿Qué más daba esperar otro día? Luego de todo lo vivido en sus misiones, se lo merecía y tal vez eso era lo que necesitaba: un momento de paz que solo conseguiría en los brazos de Utahime. Quería abrazarla y hundir su rostro en su pecho, restregarse en el, mientras ella le peinaba el cabello y muy seguramente le llamaría la atención por cualquier cosa que se le ocurriera en ese instante. Quería llenarla de besos y que ella hiciera lo mismo con él.

Se había vuelto un mimado.

—¿Qué tan buenos son tus postres? —preguntó Gojo, con la sonrisa renovada.

—Excelentes —respondió ChuChu, guiñando el ojo.

—Bien, a trabajar —ordenó Kaori con voz firme.

Utahime arrugó los labios al sentirse culpable del cambio de opinión, estaba consciente que había sonado desesperada por retenerlo. Recordó los reclamos de Gojo la primera vez que fue a su casa luego de formalizar "¿no me extrañaste?" le había dicho él... Ahora, sin duda, ya sabía el verdadero significado de extrañar.

—Es un placer que nos acompañes.

La madre de Utahime se acercó a ellos y le ofreció una reverencia bastante formal implicando respeto. Su sentado en seiza era prolijo y elegante, la forma en que sus delgadas manos se extendieron fue justa, la inclinación perfecta, ya veía de donde lo había heredado su hija.

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⏰ Última actualización: 12 hours ago ⏰

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