Nota:
Ay!! Estaba editando y sin querer publiqué esto antes de terminar... waaaaaahhh entré en pánico y deshice la publicación. Bueno, se supone que iba a salir el capítulo mañana, como sea... Perdón.
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Tras dos juegos seguidos en Tokio, los siguientes dos serían en Saitama. El día anterior, ante la ausencia de Utahime, Gojo había formado un peculiar grupo entre Ijichi, Ino y Kaito. Resultaba curioso las diferentes dinámicas que podrían presentarse dependiendo de quienes lo acompañaran. Cuando fue con sus alumnos la pasó genial, sin embargo, pese a la ligereza de su actitud no olvidaba jamás que era su mentor y claro que los chicos lo veían como eso. Ijichi era su amigo, Ino un buen colega del trabajo y Kaito, si bien no era su amigo, cuando menos era un conocido con quien se divertía.
El cuento con Haruhi era otro, por ejemplo, que se la pasaban discutiendo (o compitiendo), pero dada su edad la veía un poco como a sus alumnos. Shoko era como una molesta hermana mayor.
—Parece que llegamos primero —dijo Utahime.
Debían ganar sí o sí a menos de que quisieran entregarles el campeonato a los G en Saitama, lo cual sería una tremenda putada para Utahime, ya que se había perdido de ir a los dos juegos anteriores y volver solo para verlos perder no era su plan.
—Sería perfecto si Gojo no viene — complementó Haruhi bien animada, imaginando que podría tener para ella sola a Utahime.
—Que te vistas como niña adorable no cambia el hecho de que tienes una actitud bastante fea —dijo Gojo, lleno de sorna.
Llegaron por detrás, para sorprenderlas.
—Como si me importara lo que tú opines —replicó con hastío. Esa noche llevaba un estilo muy cute—. Me da igual siempre y cuando le guste a Iori–san.
Dicho esto, tomó del brazo a la pelinegra, orgullosa de que a ella se le permitía esa cercanía.
—Buenas tardes, Iori–san.
—Ino–kun, buenas tardes.
Ambos se saludaron con mucha cordialidad, inclinando sus cabezas ligeramente. Haru hizo un puchero y miró con recelo al nuevo agregado, reparando en el parche de su ojo derecho.
—La berrinchuda de ahí se llama Haruhi —Gojo se tomó la libertad de hacer las presentaciones, obvio a su manera.
—¡No soy una berrinchuda!
—Un gusto —saludó cordialmente de nuevo—. Ino Takuma.
—Haruhi... —dijo ella con un poco de pena, escondiéndose detrás del brazo de Utahime.
—¿Quieren comprar algo antes de ir a nuestros asientos o así están bien? —preguntó Utahime ignorando la pelea de esos dos.
—¡Yo quiero Takoyaki! —vociferaron al mismo tiempo Gojo y Haruhi. Satoru sonrió divertido y Haru frunció el entrecejo.
—Yo estoy bien con la cerveza, vayan ustedes juntos a comprar.
—Pero en el shinkansen no comiste nada —replicó.
—Vamos, Haru, si no, se nos hará tarde.
Gojo se llevó a la chica a regañadientes, aunque era arisca con él sabía que en fondo no le caía así de mal como aparentaba.
Haciendo la fila para comprar la comida, Haruhi se percató de un curioso objeto prendido de la cabeza de un hombre. Al acercarse más pudo darse cuenta de que se trataba de una pequeña maldición que acosaba al pobre sujeto. No la miró con miedo, pero si con repudio porque sabía que le estaba haciendo daño a ese hombre. Se encontraba a dos metros de ella y no podía dejar de verla, le parecía insólito que nadie más pudiera percatarse de ello. De pronto, la maldición torció su cuerpo y la miró fijamente, Haru se paralizó enseguida y en menos de lo que pensó la cosa brincó hacía ella. Cerró los ojos como reflejo, tras un par de segundos volvió a abrirlos, sintiéndose a salvo. Gojo había atrapado la maldición con su mano, apretó el puño y aquella cosa desapareció sin dejar rastro.
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RomanceSu relación era complicada porque así lo habían decidido los dos. Desde que estudiaban la preparatoria habían surgido indirectas y momentos en los que cualquier persona hubiera podido decir, incluido ellos, que tenían algo más allá de la amistad, si...