CAP 12: SEGUNDO: CONSUELO

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Verano del 2008, agosto.

Ese fin de semana las misiones habían sido escasas y de baja complejidad, por ello estaba en su dormitorio leyendo la Shonen Jump, se había conseguido la revista el martes, pero era hasta ahora que podía sentarse a leer cómodamente: se trataba de la edición 34 en celebración del 40 aniversario de la Shonen Jump, su manga favorito era sin duda Gintama, así que fue el primero que buscó para leer. El título decía: "No hay noche sin amanecer", bajo un Gintoki que lucía de lo más cool.

Cuando recibió la fotografía de parte de Shoko tal vez su corazón palpitó arrítmicamente, más que nada por la sorpresa. Su amiga tenía por el cuello a Utahime, que parecía estar ya derrotada a manos del alcohol. Se veía absolutamente adorable y coqueta con las mejillas coloradas y la mueca de haber sido tomada de imprevisto para la foto, lo cual había hecho que uno de los tirantes de su blusa cayera bajo su hombro. Shoko no tenía edad para ingresar a establecimientos para beber, pero moviendo aquí y allá se había hecho de una identificación falsa que usaba para poder irse a emborrachar. Utahime la había regañado, aunque al final de cuentas terminó cediendo porque amaba su compañía.

Shoko Ieiri
[¿Alguien despierto que quiera llevar a Utahime de vuelta a la escuela?]
[Yo aún seguiré]
[Pero ella no puede más]
[Foto]

Miró la pantalla de su celular y giró el aparato, primero de un lado y luego del otro, en cualquier ángulo que pudiera ver esa segunda fotografía le parecía genuinamente encantadora.

Iori sonriendo a la cámara de lo más linda, mientras alzaba su bote de cerveza, era obvio que no sabía que discretamente su amiga enviaría la fotografía, si no, hubiera puesto otra cara, Gojo lo sabía bien.

Satoru Gojo
[¿Dónde están? Iré]

Shoko Ieiri
[Nanami ya se ofreció]

Gojo puso la revista al lado de la cama. Miró el techo un par de segundos con absoluta seriedad. Mejor para él, ya estaba en sus ropas de dormir y tenía la jump, una bolsa de papas fritas y refresco para relajarse.

El bar en cuestión no quedaba demasiado lejos, de hecho, se encontraba después de una hora caminando posterior a la entrada de las inmediaciones de la escuela. Como el sitio estaba cerca de las afueras de la ciudad no era tan transitado y solía albergar a uno que otro cliente de dudosa profesión y no precisamente se referían a los hechiceros, los cuales no era raro encontrarse de vez en cuando bebiendo algo luego de terminar alguna misión.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca del sitio como para ver el cartel de la entrada, pudo darse cuenta también que había un grupo de cinco personas que parecían estar discutiendo. Al avanzar unos metros más adelante apreció mejor la escena. Después que la pelinegra lanzó el primer puñetazo paró su andar en seco. El hombre al que habían golpeado cayó al suelo un par de metros delante de ella. Se acercó más y con las manos en los bolsillos observó todo con una sonrisa.

Shoko retrocedió poco a poco para darle espacio a su amiga de que se diera a gusto de golpes con los sujetos. Llegó hasta dónde su colega y se cruzó de brazos para observar el espectáculo.

—Intentaron pasarse conmigo —dijo Shoko muy tranquila.

Los dos hombres restantes trataban de golpear a Utahime de cualquier manera, pero ella era más ágil, así que lograba esquivar los ataques provenientes de ambos. Tiró otro puñetazo para uno de sus contrincantes, mas no logró darle, no porque la hubieran bloqueado, sino que había fallado por completo: seguía borracha y su vista estaba un poco borrosa.

El sujeto más alto de los dos aprovechó el momento para tomarla por detrás y sujetar sus brazos, esto le daba la oportunidad perfecta al otro de golpear a Utahime directamente. Por supuesto que hubiera sido efectivo de tratarse de alguien normal, pero no era el caso. El agarre de su oponente solo le había servido de palanca para saltar y darle una patada sobre el mentón a quien intentaba ir por ella, el tipo cayó noqueado al suelo. Con el momentum aprovechó para hacer un derribo con una técnica que su espectador juraba era de judo. La espalda del sujeto chocó sonoramente contra el piso.

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