El almacén de herramientas malditas había aumentado su arsenal luego de que Maki y Megumi hubieran donado el armamento de los Ze'nin a la escuela de hechicería. Para la siguiente misión de los alumnos de primero, Gojo les había indicado que cada uno usaría una herramienta para pelear, no era obligatorio usarlas, pero podrían ser de ayuda de vez en cuando y casi siempre existía una que se adaptaba a las especificaciones de cada ritual.
—¡Hay un montón de armas! —comentó Mio, asombrada. Era la primera vez que veía el almacén.
—Y de todo tipo —indicó su maestro lleno de júbilo—. Podrán usar cualquiera de primer rango hacia abajo.
—Yo quiero algo que me haga lucir super cool —dijo Hiroshi haciendo una pose como si fuera un superhéroe de comic—. Algo como Maki–senpai.
—Sueñas que te verás igual que ella —se burló Akane.
—Maki es un caso especial, pero puedes aprender como lo hizo Yuta —le dijo Gojo.
—Eso sería genial, usar una espada como Okkotsu–senpai.
—Ino–san también usa un cuchillo, aunque no tiene nada que ver con su técnica —añadió Koji.
—Correcto. Una herramienta maldita podría cubrir alguna debilidad de sus técnicas o simplemente complementarla. Aunque si son suficientes, no la necesitan, como yo —aclaró Gojo, vanagloriándose a sí mismo.
—Una vez vine con Okkotsu–senpai —habló nuevamente Hiroshi—. Vimos un arma partida a la mitad, tenía un nombre interesante, se llamaba... —trataba de pensar, mientras avanzaba a donde más o menos recordaba que estaba la herramienta—, Asesina Nocturna.
Cuando dio con la posición exacta, muy oculta dentro del almacén, señaló una vara —o palo— que en uno de los extremos tenía punta de flecha. Parecía que estaba en buenas condiciones, pero si la mirabas de cerca podías notar que realmente estaba partida a la mitad.
—¿Esa es? ¿Son dos? —preguntó Akane.
—Así que esa es Asesina Nocturna —dijo Gojo con gran asombro. Sus labios ascendieron en una sonrisa, sin embargo, aguantó magistralmente las ganas de reírse.
—Okkotsu–senpai me contó que era un arma de clase especial. Pero fue partida a la mitad en una misión muy complicada. A partir de ahí perdió su poder hasta quedar así. Fue tan importante que la guardan como una reliquia a pesar de que ya no puede ser usada —relató Hiroshi, según lo que recordaba le había mencionado Yuta.
Gojo agarró las dos partes de la vara, tenía tan poca energía maldita que prácticamente era inútil.
—No tenía idea que esto seguía aquí.
Como bien dijo, Gojo no usaba herramientas malditas, así que el almacén de armas era un tanto desconocido para él.
—¿Usted sabía de su legado? —dijo con asombro— ¡Oh, mierda! —exclamó alarmado llevándose las manos a la boca—. Se supone que Okkotsu–senpai me dijo que era un secreto entre los alumnos.
—El profe Gojo también fue alumno de la preparatoria de hechicería —dijo Koji.
—Sí, el rumor viene desde mi generación. Tal vez antes —Gojo volvió a poner las dos piezas sobre la repisa de la pared, de tal forma que parecían una sola.
—Vaya, es tan antiguo —dijo Mio como si recordara a los dinosaurios.
—¿A qué te refieres con antiguo? —se quejó Gojo. Si solo hablaban de unos quince años de diferencia.
—Profe, yo ni siquiera había nacido cuando usted ya estaba en la escuela de hechicería.
—Solo por eso te daré la peor herramienta maldita de todas —renegó infantilmente.
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RomanceSu relación era complicada porque así lo habían decidido los dos. Desde que estudiaban la preparatoria habían surgido indirectas y momentos en los que cualquier persona hubiera podido decir, incluido ellos, que tenían algo más allá de la amistad, si...