Un lujoso auto se detenía frente a una modesta vivienda, luego de algunos minutos, un apuesto joven bajo del mismo, respiro hondamente y prosiguió su camino, con un solo pensamiento: Tengo que lograr tu perdón amor.
En tanto:
Una castaña se encontraba realizando el aseo de su habitación, cuando de repente sintió una extraña sensación invadirle, la cual se incrementó más al escuchar el sonido del timbre de la casa.
Será mejor tomar un vaso de agua, pensó la joven, mientras caminaba hacia una mesita que había en la habitación, sobre la cual había una jarra y un vaso.
Fuera de la casa:
¿De parte de quién?, decía la señora Nakazawa, mirando extrañada al apuesto joven.
De un amigo, respondió Genzo.
Pero de que amigo, agrego sonriendo la mujer.
Señora Nakazawa, le diré mi nombre, pero le pido que a su hija no se lo diga o no querrá recibirme, dijo el joven.
¿Por qué?, ¿acaso le has hecho algo a mi hija?, contesto entre preocupada y molesta la mujer.
No, claro que no, respondió Genzo, con la mayor calma que pudo.
¿Entonces porque no quieres que le diga tu nombre?, agrego la señora Nakazawa confundida.
Es que quiero darle la sorpresa, ¿me entiende?, ¿verdad?, dijo el joven sonriendo.
Claro, respondió la señora Nakazawa.
Mi nombre es Genzo Wakabayashi, agrego el joven.
¿Wakabayashi?, ¿Dónde he oído ese apellido?, dijo la mujer en tono intrigado.
Señora llame a Sanae, expreso Genzo, interrumpiendo a la mujer.
Claro jovencito, pero pasa, si eres amigo de mi Sanae, eres bien venido en casa, contesto la mujer.
Minutos después: "Habitación de Sanae"
Un amigo, decía extrañada la castaña.
Sí hija, un amigo, respondió la señora Nakazawa.
Y no te dijo su nombre, contesto Sanae, al tiempo que sentía una extraña inquietud.
Se me olvido preguntárselo hija, pero está en la sala, agrego la madre de la castaña.
Bien, iré a ver de quien se trata, respondió la joven con la mayor calma que pudo.
En tanto:
Genzo miraba la pequeña sala de la casa de la castaña, al tiempo que pensaba: Espero y no te enfades más ante mi presencia, pero necesito hablar contigo.
El pensamiento del joven se vio interrumpido al sentir unos pasos que se acercaban más y más al lugar donde él estaba.
Debe ser ella, pensó Genzo, poniéndose de pie, al tiempo que a los pocos minutos la castaña llego al lugar y al verlo, se quedó estática.
¡Hola! pronunció el joven.
¿Qué haces aquí?, dijo con firmeza Sanae.
Vine a verte, pues necesito hablar contigo, agrego Genzo.
No tenemos nada de qué hablar, respondió la castaña, con firmeza, sin moverse para nada del lugar donde detuvo sus pasos.
Claro que sí linda, tengo que aclárate tantas cosas, decía Genzo.
¡Fuera de mi casa!, pronunció con firmeza la castaña.
Sanae, expresó el joven.
¡Fuera de mi casa! volvió a decir la castaña con la mayor firmeza que pudo.
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DOS CORAZONES UN MISMO DESTINO
RandomDos jóvenes con algo en común, una fuerte desilusión de amor, pero sus destinos se cruzarán naciendo una química inmediata entre los dos, una química que ambos se niegan a aceptar debido a su temor al amor, sin embargo, el destino se empeñara en man...