Un apuesto joven de traje elegante se mezclaba entre los invitados, mientras observaba a una pareja bailar.
Esa chica es la misma que me vio cuando fui a buscar a Sanae a la sucursal, y por lo que puedo percibir se le ve muy cercana a Taro, por lo tanto, no puedo permitir que ella se enteré quién soy, o mi hermosa Sanae se enterará, y yo no quiero que ella sepa quién soy por nadie más que yo, pensaba Genzo, mientras caminaba entre los invitados.
¡Wakabayashi hijo! escucho.
¡Eh! dijo el nombrado deteniendo su andar.
Muchacho, contigo justo quería hablar, agregaba un hombre maduro de bigote.
Señor Tachiro, ¿Qué le parece si vamos a un lugar más apropiado?, respondió Genzo.
Claro muchacho, con tanta bulla no puedo escuchar bien, contesto el hombre de bigote.
En tanto:
Un joven de cabello desordenado había decidido salir a caminar un poco para poder conciliar el sueño, cuando de repente a unos metros de él vio a la persona que era la causante de su insomnio, que venía hacia el lugar donde estaba.
Sanae, pensó, deteniendo su andar.
¿No puedes dormir tampoco debido a que la temperatura está muy elevada o estás preocupado?, pronunció la castaña, al estar frente de su joven jefe.
No puedo dormir por el calor, respondió Tsubasa.
A mí me pasa lo mismo, lo bueno es que mañana si bien regresamos no iremos a la empresa hasta la tarde, así podremos descansar un poco, sino logramos hacerlo hoy por la noche, agrego Sanae.
Sí, es cierto, contesto con seriedad el joven de cabello desordenado.
Tuvimos mala suerte de que nos tocaran las habitaciones en donde justo el aire acondicionado esta malogrado, añadió la joven.
Sí, tienes razón, respondió Tsubasa.
Voy a regresar al hotel, ya me refresqué un poco, dijo la castaña.
¡Qué bueno! yo aún estaré fuera unos minutos más, respondió el joven de cabello desordenado.
Tokio:
Así quedamos, decía el hombre de bigote.
Sí, respondió Genzo, luego de ello regreso al lugar de la fiesta.
Ya estás aquí hijo, el alcalde quiere conocerte....
Mientras Genzo iba junto a su padre para que lo presente con el alcalde, Taro y Azumi, platicaban en una de las mesas del lugar.
¡Tu padre es socio del dueño de esta constructora! decía sorprendida la joven.
Sí cariño, pensé que lo sabías, respondió Taro.
No, la verdad, yo pensé que eras un empleado más de la empresa, con la diferencia de que tenías el cargo de jefe, pronunció con cierta preocupación la joven.
Nada tiene que cambiar entre nosotros Azumi, mi padre es el socio, yo no, como lo bien lo has dicho, solo soy un empleado más de la empresa con cargo de jefe, contesto Taro con calma, mientras tomaba las manos de su novia.
Pero tu padre...
Mi padre no es prejuicioso, él ya sabe de ti, yo se lo he platicado, es más hoy lo vas a conocer,...., decía Taro, mientras su novia lo escuchaba atentamente.
1 hora después:
¡Gracias por aceptarme señor Misaki! decía Azumi.
Como no aceptarte, eres la mujer que mi hijo eligió, además eres muy bonita, mi hijo no pudo haber hecho mejor elección, respondió el señor Misaki, al tiempo que un hombre de vestimenta elegante se acercó a la mesa.
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DOS CORAZONES UN MISMO DESTINO
RandomDos jóvenes con algo en común, una fuerte desilusión de amor, pero sus destinos se cruzarán naciendo una química inmediata entre los dos, una química que ambos se niegan a aceptar debido a su temor al amor, sin embargo, el destino se empeñara en man...