Trazando sigilos | #CopaFenix2025

Capítulo XIII: Pesadillas

Abro los ojos lentamente y veo a alguien mirándome desde las sombras. Me sobresalto y el corazón me da un tumbo. Lleva una capa que oculta su rostro y no puedo reconocerlo. Su presencia resulta inquietante y comienzo a hiperventilar. No puedo moverme para escapar o ver dónde está Aiden. El pánico comienza a apoderarse de mí y siento la adrenalina bombear por mis venas. El hombre se acerca lentamente rodeado de un humo negro espeso. Quiero correr. Quiero llorar. Quiero gritar. Pero no puedo.

De repente despierto con un jadeo fuerte y los ojos bien abiertos. Miro a mi alrededor en alerta y con la respiración agitada, solo para encontrar a Aiden agachado a mi lado, mirándome con preocupación en sus ojos.

—Hey, tranquila. Solo soy yo. Estás bien. Estabas teniendo una pesadilla. No era real. Ahora estás segura, ¿Estás bien? —su voz es calma y suave, me reconforta un poco pero mi mente va a mil kilómetros por segundo. Intento recuperar el aliento mientras sigo escaneando nuestro entorno. Luego, comienzo a calmarme y asiento lentamente.

—Sí, yo... tuve una pesadilla. Se sintió tan real —digo mientras los recuerdos me asaltan. La simple idea de revivir las sensaciones me oprime el pecho y me anuda el estómago por lo que trato de cambiar el tema. —¿Cuánto tiempo dormí? ¿Es mi turno de vigilar?

—Dormiste un par de horas, así que sería tu turno. De todas formas, no creo que puedas volver a dormir aún si lo intentaras. —me dice estudiando mi rostro muy atentamente. Luego me sonríe suavemente mientras pregunta —¿Quieres... quieres que me quede despierto contigo? No tendríamos que hablar si no quisieras. Podría sentarme aquí hasta que sea tu turno de dormir de nuevo.

Niego con la cabeza mientras suspiro. Mi corazón aún late rápido y mi mente está nublada.

—No, está bien. Deberías dormir un poco. Mañana nos espera un largo camino —le digo mientras me levanto. No puedo evitar escanear alrededor en busca de cualquier amenaza, peligro u hombre en las sombras. Siento la adrenalina aún corriendo por mis venas. No puedo quitarme la sensación de vulnerabilidad. Me sacudo la tierra de la ropa y veo que Aiden no me quita los ojos de encima mientras sigue sonriendo. Intento ignorarlo y camino hacia la fogata para sentarme junto a ella. Acerco las manos al fuego convenciéndome de que busco su calor, pero en el fondo sé que es la luz que emite lo que necesito en este momento. Oigo a Aiden a mis espaldas removerse y asumo que se está acostando a dormir. Me sorprendo cuando por el rabillo del ojo noto que se sienta a mi lado.

—Me quedaré aquí sentado hasta que tengas ganas de dormir.

Quiero insistirle para que me deje sola y duerma un poco pero no me salen las palabras. Siempre he estado sola con mis miedos y mis problemas, tener a alguien cerca en estos momentos hace que me sienta incómoda y anhele privacidad. Pero al mismo tiempo siento algo en la parte de atrás de mi mente, algo que no estaba allí antes. Quiero que se quede aquí. No quiero estar sola ahora. Me aterra pensar que quizás ya no quiera estar sola nunca más. Quiero agradecerle por quedarse despierto, pero por alguna razón no lo hago. Doy un largo suspiro mientras nos quedamos en silencio con los ojos en la fogata por un rato. 

—¿Que sucedía en tu pesadilla? —su voz cautelosa y suave me saca de mi ensimismamiento y encuentro que no me molesta su pregunta. 
Me doy cuenta de que está sentado muy cerca de mí, no lo suficiente como para que nuestros cuerpos se toquen, pero lo suficiente como para sentir su calor, y de alguna manera me siento segura. Es una sensación nueva para mí y no puedo decidir si me gusta.

—Un hombre me estaba observando mientras dormía. Su presencia era abrumadora y aterradora. Quería gritar pero no podía moverme. Fue horrible. —respondo intentando no sonar tan asustada como en realidad estoy, y me abrazo las rodillas intentando apaciguarme a mí misma.