CAPÍTULO 6 CARTAS

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El sol se asoma en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos cálidos. El canto de los pájaros es la sinfonía que despierta la naturaleza. El aroma a tierra fresca y hierba mojada llena el aire mientras el rocío resplandece en las hojas. El campo despierta con la actividad de animales curiosos y el suave murmullo del viento entre los árboles.

Jungkook se encontraba en la cocina, preparando el desayuno para su hija, mientras a través de la ventana se revelaba un espléndido amanecer. La música que llenaba la casa era genuinamente agradable y alegre, perfecta para iniciar con buen ánimo un nuevo día.

Acompañaba el compás de la melodía con su silbido, irradiando felicidad al punto de entregarse al baile y al canto; cualquiera que lo observara se contagiaría de su exuberante alegría.

Nastya, ya levantada, lo contemplaba desde la escalera. Resultaba placentero ver a su padre en ese estado, dado que, habitualmente inmerso en sus responsabilidades, a veces se olvidaba de sí mismo. Contemplarlo de esa manera resultaba verdaderamente reconfortante.

—Alguien se levantó de buen humor, buenos días papá.

—¡Nastya, me espantaste!

Padre e hija empezaron a comer tranquilamente, aún era temprano para llegar a la escuela. Les esperaba un largo día cada uno con diferentes responsabilidades. Mientras comían Jungkook le decía a la pequeña como estaba su organización para el día. Él llegaría del trabajo un poco tarde así que dejaría a su fiel compañero a cargo de la casa mientras estaba fuera y esperaba a que llegara Nastya de regreso a casa.

Una vez terminaron fueron a alistarse: la niña a cepillarse los dientes y cambiarse de ropa y el hombre terminando de arreglarse se dirigió al escritorio de su habitación para acomodar unos documentos que tenía que enviar hasta Seúl.

Teniendo lo necesario se dirigieron a la camioneta. El pelinegro llevó a su hija hasta la puerta de su escuela pero no se bajó a dejarla.

—Nos vemos en la tarde, princesa.

—Maneje con cuidado, adiós.

La niña caminó con destino hasta su salón, se topó con sus amigos y empezaron a charlar un rato. Una vez que tocó la campaña, indicando a los alumnos entrar a sus salones, se dispuso a ir hasta su aula para empezar con sus clases.

—Buen día, profe Tae.

Saludó la pequeña a su maestro que los estaba recibiendo a sus alumnos en la puerta de su salón.

—Buen día, Nastya, adelante por favor.

La nombrada antes de ingresar abrió un costado su mochila y sacó de ella un sobre color marrón.

—Mi papá le envía esto.

Sorprendido, agradece y observa el sobre. Al parecer fue hecho de manera manual. Una vez que todos ingresaron se dispuso a empezar con la clase, impartió el tema y posteriormente les dejó una actividad. Mientras tanto se sentaba en su escritorio y empezaba a leer la carta.


Confieso que tu compañía iluminó mi día, dejándome con la certeza de que anhelo más momentos a tu lado.

He decidido plasmar estos sentimientos en esta carta, una carta que se convierte en un puente entre dos almas que desean conocerse mejor. Como el sol acaricia la piel con su suave luz, así deseo que estas palabras toquen tu corazón de la misma manera.

No es solo una carta, sino un rincón donde mis pensamientos se encuentran con los tuyos. Cada palabra escrita aquí es un susurro de mi alma. Sé que compartes este deseo de conexión, de explorar lo que el destino nos tiene reservado.

Papá Soltero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora