CAPÍTULO 16 ARROZ

842 82 10
                                    

Taehyung despertó lentamente aquella madrugada del lunes, aún el espacio lucía un poco oscuro pero notable. Al abrir los ojos, la primera imagen que capturó su atención fue la de Jungkook, quien dormía en un sillón al lado de su cama. Sintió una sensación de gratitud y calidez al recordar la tarde anterior, cuando Jungkook llegó justo a tiempo para protegerlo.

Intentaba moverse poco a poco para colocarse de lado y no hacer mucho ruido ya que suponía que el pelinegro tenía el sueño sutil para estar alerta.

Un suspiro escapó de los labios de Tae mientras observaba a Jungkook dormir.

Sus ojos se posaron en el rostro tranquilo y sereno de aquel hombre.
La delicadeza con la que descansaba, hizo que Tae sintiera una mezcla de alivio y cariño. Era como si Jungkook hubiera construido una barrera protectora a su alrededor, permitiéndole descansar tranquilamente.

Los pensamientos de Tae se deslizaron hacia sus sentimientos. Era consciente de que lo que compartía con Jungkook iba más allá de la simple gratitud. Había una conexión especial entre ellos, una chispa que había encendido desde el primer momento en que se conocieron. La presencia de Jungkook no solo le proporcionaba seguridad física, sino también emocional. Sentía una conexión profunda que iba más allá de las palabras.

Cada gesto protector, cada mirada cómplice, alimentaba esa llama que arde en su interior. Se dio cuenta de que Jungkook le gustaba como hombre, como persona y como ser.

Ya no quería seguir engañandose así mismo, una parte de él le decía que debía declarar sus sentimientos y otra parte decía que aún no era él momento adecuado. Realmente estaba en un dilema al no entenderse a sí mismo.

El silencio de la habitación solo era interrumpido por la suave respiración de Jungkook y el latido apresurado del corazón de Taehyung. El sol continuaba su ascenso en el cielo, iluminando el espacio compartido entre ellos. Tae, sumido en sus pensamientos, se dejó llevar por la paz que le brindaba la presencia del hombre.

Con un susurro apenas audible, expresó en la quietud de la habitación:

-Gracias, Kook, por estar siempre ahí para mí.

Cerró los ojos nuevamente, permitiéndose sumergirse en la sensación de seguridad y afecto que emanaba de aquel hombre y que, de alguna manera, había conquistado su corazón.

...

Jungkook, poco a poco, abrió sus ojos ante la extensa luz que el sol vertía sobre la habitación. La pantalla de su celular marcaba las seis de la mañana, indicándole que era hora de comenzar el día. Decidió levantarse con la intención de preparar algo para desayunar. Quitándose la manta que lo envolvía, se disponía a moverse sigilosamente para no despertar a Tae, cuando sintió que lo detenían de repente.

Una mano se aferró a la suya desde atrás, deteniendo su marcha. Se giró con suavidad para encontrarse con el rubio, quien aún mantenía los ojos cerrados. Un susurro escapó de los labios de Jungkook mientras le miraba con cariño.

-Tae, ¿no deberías seguir durmiendo? Es temprano- comentó el pelinegro, tratando de liberar su mano con delicadeza.

Tae, sin abrir los ojos, respondió con una sonrisa adormilada:

-Pero es mucho mejor despertar con la cálida sorpresa de encontrarte aquí. No quiero perdérmelo.

La risa suave de Jungkook resonó en la habitación mientras intentaba liberar su mano de la suave trampa de Taehyung.

-Eres un insomne adorable, ¿sabías?.

Tae, finalmente abriendo los ojos, reveló un puchero.

-Solo quiero disfrutar de este momento contigo, Kook.

Papá Soltero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora