CAPÍTULO 9 FESTIVAL

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Eran exactamente las doce de la noche, una noche sin estrellas, la casa yacía envuelta en un silencio inquietante. Taehyung, sumido en un sueño profundo, descansaba en la sala de su casa. De repente, un viento siniestro se coló por las ventanas entreabiertas, agitando las cortinas.

El hombre se despertó sobresaltado, sus ojos parpadeando en la oscuridad. Un murmullo se filtraba desde el exterior, resonando en los rincones de la casa. Con cada ráfaga de viento, los árboles cercanos se meneaban con frenesí.

La sala, ahora estaba impregnada de una tensión palpable. Tae, con el corazón acelerado, se incorporó lentamente. Los ruidos nocturnos se intensificaron, transformándose en crujidos y pasos misteriosos que resonaban en las afueras de su casa

El hombre, envuelto en la penumbra, fue hacia la ventana. El viento silbaba a través de las grietas, y sombras se proyectaban en las paredes.

Inesperadamente dieron tres toques a la puerta.

Taehyung sintió una sensación inquietante de curiosidad, avanzó hacia la puerta, guiado por la luz titilante de unas velas que tenía en su estante ya que no quería aprender las luces.

Volvieron a tocar la puerta, y estando más cerca logró oír voces murmurando.
Y logró reconocer una de ellas.

Se acercó lentamente y observó desde la mirilla, se tranquilizó cuando logró reconocer a aquellas personas.

—Hola, buenas noches.

—Buenas noches, profe Tae.

—¿Están bien?, es muy tarde— preguntó el azabache.

—Lamento despertarte, pero necesitamos de tu ayuda.

...

Jungkook, al disponer de unos días de descanso, optó por visitar a sus padres en Seúl. Aunque fue solo por un par de días, había pasado bastante tiempo desde que tomó la decisión de mudarse.

Quería ver a su familia en persona, asegurarse de que estuvieran bien, abrazarlos y charlar un poco. También ansiaba compartir un momento con sus hermanos; se enteró de que Yoongi ahora ocupaba el cargo de Director Médico en el hospital donde laboraba Su hermana Somi, por otro lado, estaba inmersa en numerosos proyectos cinematográficos, siendo la responsable de dar vida a la edición de efectos visuales.

Tras muchas horas de viaje, llegaron exhaustos. Al bajarse del taxi que los llevó, solo deseaban llegar a su cama y descansar profundamente. Sin embargo, al intentar abrir la puerta, se percataron de que no tenían la llave necesaria para entrar. Jungkook confió en que su hija llevaba consigo las llaves, pero ella no las había sacado, ni siquiera escuchó cuando su padre se lo indicó.

Incapaces de manipular la cerradura, se encontraron fuera de su casa, agotados, sintiendo el frío y la incomodidad. Afortunadamente, habían cenado en Daegu, lo que al menos les proporcionó cierto alivio temporal.

—Vaya, que mala suerte.— Comentó el azabache mientras servía un poco de té.

—No creo en esas cosas, pero estoy pensando seriamente en visitar a un chamán— bromeó mientras le daba un sorbo a su taza de té.

Taehyung y Jungkook se encontraban relajados en la sala de la casa después de que llevaran a la niña a una recámara para que pudiera descansar. Compartiendo risas y recuerdos. Mientras charlaban animadamente, Jungkook notó un pequeño rincón que parecía esconder un bar.

Con una mirada emocionada, señaló el lugar.

—¿Puedo usar tu bar, Tyung? Parece que tiene todo lo necesario para hacer unos buenos tragos.

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