CAPÍTULO 25 FUERZA

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Durante esa primera semana de su relación, Jungkook y Taehyung se sumergieron en un remolino de emociones y experiencia. Cada momento juntos era una nueva aventura, una oportunidad para descubrir más sobre el otro y profundizar en su conexión.

Desde largas conversaciones bajo las estrellas hasta paseos por el campo, su amor florecía con cada instante que pasaban juntos.

Jungkook se encontraba en la casa de Tae, preparando uno de sus platillos favoritos: bulgogi, una receta marinada de carne de res tierna y sabrosa. Mientras la fragancia tentadora de la comida llenaba la cocina, Jungkook se movía con gracia entre los ingredientes, concentrado en su tarea. En ese momento, Tae terminó de darse una ducha, pero en lugar de llamar la atención, decidió detenerse en la entrada y observar en silencio.

Contempló a Jungkook, su novio, con admiración, maravillado por la forma en que se desenvolvía con destreza en la cocina, completamente absorbido por su labor.

El ambiente estaba impregnado de calidez, y Tae sintió un nudo de emoción en la garganta al darse cuenta de lo afortunado que era de tenerlo a su lado. Decidió capturar ese momento, sacando su celular y enfocando la cámara en el pelinegro, quien con su mandil puesto y su expresión concentrada, era la imagen misma de la dedicación.

Con un clic suave, tomó la foto, capturando no solo la imagen de Jungkook cocinando, sino también el sentimiento de felicidad que llenaba su corazón en ese momento. Era una imagen que quería conservar para siempre, un recordatorio tangible de la belleza.

De repente, sin previo aviso, Tae se deslizó sigilosamente detrás de Jungkook y lo abrazó por la espalda, envolviéndolo en un cálido y reconfortante abrazo.

El pelinegro se estremeció ligeramente ante la sorpresa, pero pronto se relajó al reconocer el toque familiar de su amado. "Tae", murmuró con una sonrisa, girando suavemente para encontrarse con los ojos brillantes de su novio.

—Siempre sabes cómo sorprenderme.

Tae le devolvió la sonrisa con ternura:

—No puedo resistir la oportunidad de abrazarte cuando estás tan concentrado.

Jungkook rió, dejando a un lado la cuchara de madera que sostenía, y se giró completamente hacia él.

—Entonces, eres como un oso pegado a un árbol con miel.

Tae lo abrazó con más fuerza, disfrutando de la sensación de tenerlo tan cerca.

—Me encantas, Kookie.

Jungkook acarició suavemente la mejilla de Tae con el dorso de la mano, mirándolo con adoración. Aprovechando el momento le mencionó algo que tenía planeado.

—¿Qué te parece si hacemos algo especial el fin de semana? Una cita solo para nosotros dos.

Tae sonrió con entusiasmo, asintiendo con la cabeza.

—¡Me encantaría! ¿Tienes algo en mente?.

Jungkook le lanzó una mirada misteriosa.

—Es una sorpresa, pero te prometo que será algo que nunca olvidarás.

Tae se rió, juguetón —Estoy intrigado. Pero, ¿qué pasa con Nastya? No quiero dejarla sola.

Jungkook le guiñó un ojo —No te preocupes por eso. Nastya y Somi tienen planes para el fin de semana. Han planeado "un día de chicas" en la ciudad, como ellas lo llaman.

Tae levantó una ceja con interés:

—¿Un día de chicas, eh? Eso suena interesante. Bueno, entonces, ¿cuándo y dónde es nuestra cita?.

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