Capítulo 8

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Ver al señor Thompson acostado en mi cama sonaba a un plan para el futuro prometedor, se veía tan tierno, que me pasé toda la noche en el asiento al lado de mi cama observándolo, porque quizás, como él dijo, esa sea la última vez.

Cerca de las 9 am me desperté de mi mala noche corriendo al baño que está en la puerta de al lado para evacuar lo poco que había comido ayer. Y es que había cambiado toda mi despensa y aun así no soportaba siquiera mirar ciertas comidas y el resto las evacuaba rápidamente al despertar.

Estaba tan enfocada en no morir después de cada arqueada que ni siquiera me percaté cuando alguien más se posó en el marco de la puerta y me sobresaltó intentando apartar mi cabello para que no se mezclara con el vómito.

- ¡Sal de aquí! ¿Nunca has escuchado la palabra privacidad? -Le reclamé una vez pude hablar.

-Al parecer tu tampoco queriéndote acostar conmigo en cada borrachera.

Otra arcada me esfumó las palabras de mi boca y Noah apretó el agarre de mi cabello.

Cuando por fin terminé de sentirme como la mierda, hice un ademán con mi mano y me deshice de su agarre. -Al parecer no recuerdas nada de lo que sucedió anoche, déjame refrescarte la memoria. -Puse un dedo acosador en su pecho-Viniste a mi casa, pasadas las 11 pm, borracho, armaste un escándalo en las afueras de mi puerta, te desmayaste, tuve que cargarte hasta mi habitación y por tu culpa tuve que dormir en un asiento, ¿a eso te refieres cuando dices que yo intento acostarme contigo? Tú fuiste quien violaste mi espacio personal, jefe. -Con cada oración mi dedo lo apretaba con más fuerza, descargando mi rabia, mi humor esa mañana era igual de malo que el de mi ex.

- ¿Entonces solo por ser el CEO de donde trabajo te crees con el derecho de venir a MI - ¿Recalqué esa última palabra, para que la tuviera presente- casa a decir que yo me aproveché de ti? Esto debe de ser una broma. -Mi mano se plasmó en mi cara en señal de resignación.

- ¿Cómo explicas entonces eso? - Dijo señalando el lugar donde antes deposité mis desechos y que ahora había jalado de la cadena y estaba limpio. -Yo creo que ambos terminamos borrachos de nuevo y pasó.

-Eso se llama malestar estomacal, aunque no creo que deba de estarte dando tantas explicaciones, aquí el que está en una casa ajena es otro.

Su gesto de rodar los ojos me pareció demasiado gracioso y tierno y tuve que reprimir una sonrisa, vaya cambios bruscos de humor.

Al parecer todos nuestros encuentros van a ser por culpa del alcohol, por eso la confesión que me hizo anoche está en duda, es mentira que los borrachos dicen la verdad, ellos solo deliran las cosas absurdas que se le ocurren en su cabeza, como cuando el acostón que nos dimos mi jefe y yo.

-Entonces, según tu versión, ¿anoche te grité que clase de cosas? ¿Alguien más se enteró de esto? -Sonaba un poco preocupado y lo entiendo, alguien tan público como él tendría problemas si se llegaran a enterar las cosas que hace.

Me dirigí a la cocina con la intención de prepararnos algo para desayunar y él me siguió, expectante a mi respuesta- Ni siquiera el portero estaba porque te dejó pasar sin avisar, aunque quizás si despertaste a alguno de mis vecinos, puede que se hayan enterado de que viniste a mi casa para decirme que tenías algo que contarme. -Susurré casi lo último cuando me di cuenta de que metí la pata.

Lo ví tomar asiento en la vieja mesa en frente a la cocina y una vez me di la vuelta para comenzar a hacer los huevos, sé que se quedó mirando, perdido en sus pensamientos, el olor a huevo revuelto con tocino me devolvió las náuseas, pero a diferencia de ahorita, no tuve la urgencia de ir al baño.

DCEO Y Constelaciones (Ya Disponible En Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora