Capítulo 33

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Mi nuevo jefe y yo estábamos sentados cómodamente en uno de los restaurantes más caros de la ciudad donde el plato principal era Langosta, no voy a negar que el antojo que llevaba teniendo hace días se satisfago porque estaría mintiendo, estaba repleta, pero a la vez incómoda, el señor Wallas me miraba de una forma que no me agradaba, a la legua se notaba que estaba a punto de pedirme algo y la presencia del guardaespaldas acercándose con un sobre en mano me lo confirmó.

No habíamos hablado nada del tema hasta ahora, de hecho, su aura fría y calculadora me estaba diciendo que estaba esperando el momento adecuado para hacerlo. El momento en que yo bajara mis defensas, el cual nunca iba a llegar porque desde que llegamos reconocí este tipo de situación, me lo había advertido mi horóscopo esta mañana.

El hombre trajeado depositó el papel en manos de mi jefe y este lo abrió con toda la delicadeza que demanda ser un caballero, sus movimientos eran tan suaves y a la vez tan masculinos que me dieron la impresión de estar ante uno de los hombres de la época de antaño.

-Este sobre es un contrato -Sus manos acariciaron suavemente los bordes de la hoja y la extendió delante de mí acompañada con una pluma. -Hace unos días atrás en la cena en Washington, me enteré de tu situación y dije ¿Por qué no?, si yo te ayudo, tú me ayudas, puedes leer el contrato, la empresa de tu tío, o más bien de tu padre -(Se corrigió después de una mirada de odio de mi parte) - Es de gran importancia para mi compañía y una unión entre ambas sería el inicio de un gran negocio. Mi punto es: yo pagaría el abogado y todos los gastos que conllevaran que la recuperases lo antes posible, y una vez esté en tu poder, harías un contrato exclusivo con mi empresa. ¿Qué te parece?

Ni siquiera había pensado que hacer una vez estuviera a mi nombre -No lo sé, tendría que pensarlo.

-Vamos Eva, no me gusta esperar, esto es una gran oportunidad para ambos, a tu tío nunca le agradé y nunca quiso hacer la alianza, aunque eso significara el crecimiento neto de su patrimonio también, pero tú eres diferente. Ambos sabemos que tu cerebro funciona más rápido que el promedio, y que ya pensaste en todas las probabilidades de una alianza conmigo y las pérdidas y ganancias potenciales.

A medida que hablaba, su torso y sus labios carnosos se iban acercando poco a poco provocándome, una de sus cejas bien perfilada me imponía el respeto y a la vez se burlaba de mí, arqueada, mientras su respiración me retaba. Cualquiera que viera la situación de lejos diría que aquel hombre estaba punto de besarme y yo lo estaba aceptando.

Tenía razón, podía usar toda esta situación a mi favor.

Me aparté y agarré la pluma en mano y después de repasar hasta las letras pequeñas firmé, mientras mi acompañante festejaba con una copa de vino blanco que nos acaban de rellenar para terminar de comer lo poco que quedaba en los platos.

Una vez tendí mi mano delante de él, me regaló una de sus grandes sonrisas como los villanos de películas, que no me gustó para nada y me extendió la mano también para corresponder el saludo, la agarré en señal de finalización de mi pacto con el diablo -Espero que con esta alianza gane una mejor socia que jefa del departamento de finanzas.

Sonreí por cortesía porque sus palabras no me agradaron en absoluto, había algo en ese hombre que no terminaba de llenarme.

-Admiro mucho a las mujeres como tu Eva, espero un día cercano me aceptes una invitación a cenar y así te demuestre que no soy como piensas.

-Yo no pienso nada de usted señor Wallas, y con especto a su invitación, no me ha quedado más remedio que aceptarla hoy ¿Acaso es usted un hombre ambicioso?

Lo vi soltar una pequeña carcajada, no sé en qué le divertían mis palabras si prácticamente lo había ofendido de la forma más sutil posible.

-Cuando se trata de la mujer que me interesa sí. Ahora con su permiso, ¿podemos dirigirnos a la salida?, mi limitado tiempo no me permite quedarme más y me gustaría dejarla sana y salva en su hogar.

No me quedó más remedio que asentir, avergonzada y temerosa de que la historia se repitiera, y después de un silencioso viaje en el Mercedes, estaba en mi casa, recostada en mi cama, aprovechando que Bela no estaba en el apartamento, mientras jugaba con mi amigo rosado intentando eliminar el estrés que me provocaba toda esta maldita situación.

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