Capítulo 42

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Ya casi había perdido la cuenta de las tantas veces en las que cerré los ojos esperando mi muerte, muchas de ellas incluso deseándole, en parte ya no quería seguir sufriendo, y ahora, no quería que mi bebé sufriera todo lo que había sufrido yo, pero tampoco podía perdonarme el no poder conocerlo, el no poder hacer que crezca como un niño feliz, cosa que yo no pude.

Mi vida entera había sido una mentira, la mujer a la que creía era mi madre no lo era y, además, me había perdido el crecer en el seno de una familia que se amaba y que mi tía describe como una fantasía, justamente lo opuesto a lo que fue mi infancia. También me dolía que mi padre haya muerto sin saber que el amor de su vida no era la mujer que dormía a su lado, sino que estaba siendo tratada como loca en otro continente.

Mi vida entera volvió a pasar por delante de mí, y, aun así, no sentí la paz que dicen se siente cuando se muere, sino un fuerte golpe en la puerta y pasos de varias gentes entrando, cosa que en el fondo fue decepcionante, yo ya no quería vivir, yo ya no quería sufrir.

Mis pies flaquearon e intenté dejarme caer como si de esa forma aún estuviera cerca de irme, pero unos brazos fuertes me atraparon en el aire y una voz de alguien que se había ganado mi confianza me hizo saber que estaba a salvo. Abrí los ojos para comprobar si era cierto y vi a varios agentes de policía apuntar a mis tíos con armas enormes y protegerse con escudos como superhéroes y a David sostenerme fuerte entre sus brazos y depositar besos en mis cabellos rubios, no sé cómo me habían encontrado, pero maldije mil veces mi error y cansada mentalmente de tantas cosas me dejé llevar por la oscuridad que comenzaba a formarse en mi mente.

...

Los párpados me pesaban, pero el cuerpo me dolía como si hubiera estado por décadas en la misma posición y no me dejaba volver al sueño, la cama estaba dura y me dolía la cervical por la almohada tan delgada, mis labios estaban secos, tanto que dolían y mis brazos estaban en una posición incómoda detrás de mí, como si me abrazaran. ¿Dónde rayos estaban? la voz de alguien me llamaba de fondo y yo no sabía si responder o no, porque no llamaba mi nombre, sino Eva.

Sentí como un grito escapaba de mi garganta y el sudor corría por mi frente, la cama incómoda se había transformado en una extremadamente grande y linda, con sábanas de seda y colchas afelpadas, la luz era fuerte, pero me ayudó a despertar de la alineación que vivía mi cuerpo.

David estaba delante de mí, tenía mi mano izquierda agarrada entre la suya y en la otra un vaso de agua, cosa que agradecí porque me escocía la garganta -No te preocupes, ya paso, fue todo una pesadilla -Extendió el vaso de agua y yo le agradecí con una pequeña sonrisa, se estaba comportando muy lindo conmigo.

Los recuerdos de la noche anterior volvieron y no fue para nada fácil sacarlos de allí esta vez. Mientras tanto David me preguntaba preocupado porque tantas muecas y masajes en la cabeza y yo le dije lo más lógico que encontré '' solo me duele un poco''

Pues claro, también tendría porque dolerme si prácticamente llevaba dos días durmiendo, el doctor dijo que mi bebé y yo estábamos bien, solo que estaba cansada física y mentalmente y recetó algunos medicamentos que podía tomar para relajarme, supongo que la pesadilla no fue más que efectos secundarios al igual que el tormento.

Ese día, David me dijo que el doctor había sugerido que fuera a consulta a penas me despertara y como aún era de mañana, lo llamé y concerté una para dentro de dos horas, en las que primero tomamos una para prepararnos y la segunda para ir con calma hasta la ciudad, porque resulta que estábamos de nuevo en Orlando, en las afueras, en una pequeña finca que les había pertenecido a sus padres y que ahora era de él. El lugar debo admitir que era muy pintoresco y me acordó a donde viví toda mi infancia.

En cuanto llegamos al doctor, revisaron todos mis signos vitales y los del bebé y en ningún momento mi nuevo jefe se apartó de mi lado.

-Según los registros del feto hasta la última consulta no se había dejado mostrar, ¿quieren saber el sexo ahora?

Mi vista se desplazó hasta David, quien no me soltaba aun y le regalé una sonrisa, dejándole saber lo feliz que estaba porque él estaba ahí conmigo. -Si nos encantaría doctor.

El hombre movió un poco el equipo y lo posicionó en la parte baja de mi pequeño estómago -Esto que ven ahí son sus genitales -Indicó a la figura sin forma en la pantalla- lo que parece ser que van a tener un sano y fuerte varoncito.

Mi sonrisa no demoró en salir y el abrazo un poco incómodo por la posición de mi nuevo jefe no se dejó esperar tampoco. La verdad no me importaba realmente que iba a ser, por mi estaba perfecto que fuese un niño feliz y de eso me encargaría yo más adelante.

Lo vi acercarse lentamente como pidiendo permiso para depositar un beso en mi frente y le regalé una sonrisa aceptando. -Gracias.

Negó -Gracias a ti, por dejarme ser parte de estos momentos.

Era tan dulce, que literalmente me maldecía por no enamorarme de él.

Una vez el doctor terminó conmigo, le pidió a Davidque lo acompañara al pasillo porque necesitaban hablar algo personal en lo queyo terminaba de limpiar el gel de mi pancita y acomodarme la ropa. Sucomportamiento parecía bastante sospechoso, pero todo estuvo bastante normalhasta el momento en que salí y escuché al doctor replicarle que tenía quecomenzar el tratamiento o iba a morir.

DCEO Y Constelaciones (Ya Disponible En Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora