Capítulo 37

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Me fue difícil explicarle a Bela lo que había pasado el día anterior y más el por qué mi jefe me estaba llevando a casa esa mañana luego de sacarme del hospital, pero el inicio de mis problemas no fue ese, sino el hecho de que David estaba al tanto de todo lo que sucedía en la casa de los Thompson y quería una explicación de el por qué la chica embarazada de cabellos negros estaba viviendo conmigo.

Supongo que el hecho de que mi nuevo jefe sea socio de su familia no le eximía el hecho de conocer a la menor de los Thompson. Por suerte después de una pelea bastante acalorada con Bela, por los nervios tan grandes que le provocó que alguien cercano a su familia descubriera la localización que ella tanto intentaba ocultar, logramos resolver nuestros desacuerdos y le hicimos prometer a David que no le diría a nadie.

Cosa que desde un principio supe que no haría y rectifiqué después de ver su rostro, después que Bela le contara a gran escala las cosas que sufría en su casa y le enseñara fotos de la situación tan deprimente en la que la rescaté.

Y para ser honesta, la forma en que David tomó el asunto me asombró más de la cuenta, sus orejas se colorearon de rojo y casi jura matarlo, aunque la situación sea ajena a él.

No obstante, un hombre que piense que a las mujeres no se les debe de golpear, tiene automáticamente mi confianza.

Supongo que después de todo lo que había ocurrido, mi jefe y yo nos habíamos acercado un poco más, aunque mi corazón siguiera solo sintiendo agradecimiento y amistad.

-Al final, Wallas no es un mal partido. -Soltó Bela desde su cama mirando al techo, hacía 5 minutos habíamos decidido ir a dormir.

-Mjummm- Asentí, el sueño casi me había vencido, fue un día muy estresante.

-Se nota que está enamorado de ti, ¿lo sabes?

-Mjummm-Fue nuevamente mi respuesta.

Cuando pensé que iba a dejar de hablar, miré por el rabillo del ojo y la vi sentarse en la cama. -Siempre conservé la esperanza de que algún día volvieras con mi hermano.

-No creo que él y yo podamos volver, él ya está casado.

-Pero tú estás esperando un hijo de él.

Su respuesta hizo que me sentara de golpe, se sentía tan calmada y confiada que no supe cómo proceder- Sabes que no...

-Puedes decir lo que quieras Eva tu afán porque nadie de mi familia se entere y la forma en que huiste de New York te delató desde un primer instante. -No respondí- ¿Sabes que ese bebé es la salvación de mi hermano? El documento no especifica de que matrimonio es su primogénito.

- ¿De qué hablas? -estoy segura haber escuchado algo al respecto.

-Mi hermano puede cancelar su matrimonio una vez que tu hijo nazca Eva, pero ¿sabes? Salvar a mi hermano pondría a tu hijo en un peligro inminente, quizás, si se entera mi padre tendrías dos enemigos con lo que luchar igual de poderosos. Serías como la hormiga y los elefantes, sin siquiera pensarlo te aplastarían con tal de que no interfieras en sus planes. Es por eso por lo que decidí salvar tu secreto conmigo, no quiero que ni a tu hijo ni al mío les suceda nada, así que, por favor, antes de traer nuevamente a alguien a casa prométeme que me dirás primero.

La oscuridad solo me dejó ver la silueta de mi amiga, pero la ví claramente como se acariciaba el estómago donde llevaba a su bebé.

Me levanté de mi cama con los ojos llorosos -Lo lamento tanto Bela, yo prometí cuidarte y lo voy a hacer.

El abrazo con la tía de mi bebé duró más de lo que esperaba, aunque fue roto por culpa de gritos desgarradores en las afueras de mi departamento.

Bela y yo saltamos de la cama como locas y corrimos a la puerta principal.

- ¡Suéltenme! ¡Tengo que hablar con Eva! ¡Ustedes no entienden!

Miré a mi amiga y pude ver que estaba tan asustada como yo. La vi correr a la cocina por un cuchillo y ponerse a mi lado. -Necesito saber que está pasando.

Tomé el pomo de la puerta y lentamente abrí.

Una mujer de cabellos rojizos y tez blanca me miraba asustada mientras un par de hombres con trajes negros y dos policías intentaban retenerla, haciendo casi lo imposible, porque estaba muy inquieta.

- ¡Escúchame, Eva! ¡Si no te lo digo él la mata!

Arqueé una ceja - ¿A quién? ¿quién eres?

Los hombres hicieron más fuerza para arrestarla en su momento de debilidad al verme, pero parecían querer dejarla hablar.

-Dijo que si no te decía lo siguiente mi hija va a morir, ellos la tienen -Parecía desquiciada, pero ahora que yo también iba a ser madre la entendía- Tienes tres días para morir Eva, tres o ellos te van a hacer sufrir de por vida.

Después que dijo esto último los pelos se me pusieron de punta, más cuando vi su cuerpo retorcerse como si un cable eléctrico la hubiese tocado, mientras los guardias la dejaban caer.

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