Había jalado a mi madre entre el montón de personas y me encontraba bebiendo ponche de frutas para calmar mis nervios, no quería armar un escándalo, y además no me sentía cómoda viendo el rostro de David así de demacrado, según me había dicho semanas atrás las quimioterapias estaban dando resultado, pero aun así necesitaba el trasplante de células madre, y por lo tanto yo no me podía ir de su lado, no hasta que naciera el bebé.
Debajo de sus palabras podía sentir que me estaba extorsionando y eso hacía que me incomodara más, juré que nadie más me iba a retener en contra de mi voluntad a su antojo, sufrí muchos años con Max y no lo volvería a hacer.
Mi madre traía la mirada perdida entre los lujos a mi lado, no sabía mucho de lo que estaba pasando y yo tampoco me permitía contarle mis problemas, ya los suyos habían sido suficientes, estaba distraída, más que de costumbre producto al daño que le hizo la medicación tantos años, pero yo si estaba al tanto de todo a mi alrededor, hasta de la más pequeña partícula, justo cuando vi a Noah acercarse y pedirme que lo siguiera.
Por un instante vacilé, iba a hacer como que no lo escuchaba, como si en verdad mi vista hubiese enfocado otra cosa y no a su gloriosa figura del Dios Griego del hielo, pero como mosca atraída por el pastel, fui detrás de él.
Seguí de lejos sus pasos como si fuera su sombra, mirando a mis alrededores para que nadie me vinculara con él, como si hablar con alguien fuese un delito, hasta que lo vi perderse en una habitación, esperé unos segundos y entré.
Las cuatro paredes conformaban un baño, ¡vaya lugar había escogido!, aunque supongo nos daba la privacidad necesaria como para que nadie nos interrumpiera.
Su silueta se dibujaba de espaldas en un espejo que llegaba hasta el suelo y yo, al estar de frente, me podía ver si me inclinaba un poco, en mi reflejo estaba ruborizada, aún su presencia me provocaba estragos en el sistema nervioso y su posición tan imponente, me acobardaba haciéndome no querer despejar la vista del suelo.
- ¿Has estado bien? - Rompió el hielo, pero yo apenas respondí su pregunta con un gemido como un gatito abandonado -Se rumorea que la fiesta también celebra tu compromiso con Wallas. ¿Entonces van en serio?
Su voz no tenía ni una pizca de tacto, estaba molesto.
Y sus preguntas eran directas, pero no pude notar odio ni rabia, en cambio sí dolor -De hecho, no- Suspiré, no quería darle explicaciones, pero mi instinto me decía que debía de contarle- todo fue una farsa para que nadie me relacionara contigo Noah, aunque eso ya no importa -Suspiré- Tu lo echaste a perder al contárselo a tu padre, hoy pensaba romper mis lazos con él oficialmente.
Asintió y pude notar más tranquilidad en sus dos lunas azules - Una vez que nazca mi hijo y por fin sea libre, necesito que me dejes acercarme a ambos por favor -Enfatizó la última palabra-, sé que estuve ausente todo este tiempo, pero era porque estaba siguiéndole el paso a mi padre, porque no pienso permitir que se acerque a ustedes, esta vez no pienso quedar como un cobarde Eva.
Mi mano se acercó suavemente al rostro de Noah, no sé exactamente porqué, pero ya no estaban temblando con su presencia, me sentía segura, aunque en mis adentros de verdad me estaba muriendo de miedo. Pero debía de hacer esto, Noah merece ser feliz, -Si el nacimiento del bebé te va a ayudar, lo acepto, lo voy a presentar a tu familia para que puedas romper el contrato. -Mi mano acariciaba su rostro recién rasurado aún y él seguía inmóvil escuchándome, no sé de dónde tomé el valor para aquella acción, quizás mi corazón era quien no podía aguantarse y mis muñecas me traicionaron- Pero ya te lo dije Noah, solo busco paz y tu últimamente me das lo contrario y cuando más te necesito ni siquiera crees en mi palabra. -Mi tono suave lo desconcertó, de alguna forma era mi manera de decirle adiós. -Cuando resuelva todas las cosas que tengo que resolver en la ciudad me iré, quizás hasta a otro continente, pero no pienso dejar que ni tú, ni tu familia, ni siquiera David vuelvan a pisotearme.
- ¿Cómo?...
Sus ojos se llenaron de líquido, pero su pregunta quedó en el aire por culpa de David Wallas, de alguna forma u otra había logrado entrar y nos miraba molesto a pesar de su aspecto cadavérico - ¿Esa es tu idea Eva? ¿Te vas después de todo?
Di dos pasos alejándome de Noah y acercándome a David, pero su mirada de odio me paralizó y las lágrimas en mi garganta no me dejaron decir nada.
- ¡Basta!, ¡lárgate de mi casa!
Su voz era un manojo de ira, y decidí no oponer resistencia, le di la espalda definitivamente a Noah, y solo sentí como intentó agarrarme las manos, cosa que yo rechacé de un tirón y estoy segura por los gritos que ambos se quedaron discutiendo también, si es que no acudieron rápidamente a los puños.
Mi madre estaba parada exactamente en el mismo lugar donde la dejé y al verme llegar tan rápido, estoy segura de que se preocupó, pero no le di apenas tiempo para reaccionar, la tomé de su mano y la saqué corriendo de la fiesta.
Apenas podía ver con las lágrimas corriendo por mis ojos, pedí un Uber lo más rápido que pude y lo dirigí al hotel donde nos íbamos a quedar, por suerte, si me entregaban la custodia de mi sobrino, solo sería esperar un par de semanas más a que mi hijo naciera y ya me desaparecía del estado y quizás del país.
No había a penas salido del vecindario cuando una persona tiró su carro delante del nuestro, todo fue muy rápido de hecho, la luz lo alumbró fuerte, sentimos un impacto en uno de los costados, el carro dio un frenazo en brusco, y lo siguiente que sentí fue la puerta de nosotros abrirse y mi boca siendo tapada con un pañuelo.
ESTÁS LEYENDO
DCEO Y Constelaciones (Ya Disponible En Amazon)
RomanceEva es una chica linda y llena de secretos, pero rota por dentro ya que carga con la culpa de quitarles la vida a las personas que ama. Por cosas del destino encuentra un trabajo como secretaria del CEO de una de las empresas más grandes de New Yor...