Capítulo 13

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Capítulo 13

Ya era el maldito día de la conferencia y estaba algo nerviosa. Supuestamente tenía que comentarle acerca de mis métodos a los grandes hombres de negocio de todo el Estado, más de uno estaba obsesionado con eso y ya me habían llegado tres correos de empresas diferentes ofreciéndome puestos, ese tal Miller si me estaba haciendo propaganda, aunque yo no pensaba cambiarme de trabajo.

Me levanté perezosa, pero con una sonrisa en los labios mientras me acordaba de anoche...

Después de la cita habíamos terminado haciendo otras clases de cosas en el carro rentado en el parqueo. Por suerte nadie se percató de eso, hubiera muerto de la vergüenza y hubiera sido un escándalo tremendo.

Definitivamente la parte de ''salir'' no la estábamos llevando del todo como una pareja normal.

No habíamos hablado de nada sobre nuestra siguiente cita, pero que importaba, era más lindo dejarse llevar.

El vestido gris reposaba desde anoche en una percha en el pequeño clóset de la habitación, y en una esquina estaban los zapatos.

Me quedaban aun dos horas para llegar puntual así que con toda la calma del mundo empecé a arreglarme con las pocas cosas que cargué conmigo, empezando por ducharme.

Cerca de hora y media después estaba satisfecha con lo que veía en el espejo. Nunca había visto a una Eva tan elegante y, de hecho, nunca esperé verla así. Recuerdo que mamá solía lucir ropas de marcas caras en eventos acompañadas de maquillajes pesados y de cierto modo ahora si veía el parecido conmigo.

Dos toques en la puerta me desvelaron de la nostalgia que me provocaba la imagen de mamá.

- ¿Señorita Luna? -Preguntó un chico uniformado detrás de un enorme ramo de rosas rosas.

- ¿Quién las manda?

-Las dejaron en la recepción a su nombre.

Recibí el enorme pegote de rosas y le dé un simple gracias al hombre, tras cerrar la puerta me dediqué a observarlas mejor. Escondida había una pequeña nota con letras cursivas.

Gracias por aceptar mi invitación.

Mi cabeza trabajó duro pensando si ese detalle se le había ocurrido al señor Miller o el señor Thompson.

Por una parte, me daba ilusión que fuera Noah, pero había algo que me decía que justamente mi anfitrión, el culpable de que esté vestida de esta forma tan diferente a mí y el proveedor de las rosas era Steve.

Salí un poco antes de la hora prevista para no llegar tarde, porque sabía que me iba a perder en el camino a pesar de preguntarle a casi todos los empleados que veía donde quedaba el dichoso salón.

La sala de la supuesta junta parecía pertenecer más a una boda que a una reunión de negocios. Lo único que me dejó saber que no me había equivocado de lugar era la gran pizarra electrónica que rezaba el logo de la empresa en la que trabajaba y como símbolo de unión varios pequeños de empresas afiliadas.

Caminé hasta encontrarme con una cara conocida, pero en cambio un mozo me interceptó y después de preguntarme mi nombre me dirigió a una de las mesas.

Pude reconocer fácilmente a varios de los hombres que estaban en la última cena además de Steve y Noah.

El último me miraba fijamente, su expresión era seria, yo diría que molesto.

Saludé formalmente antes de tomar asiento al lado del señor Miller donde el mozo me indicaba y todos, excepto mi jefe me devolvieron el saludo.

Si que era bipolar, un día me folla como si no hubiese un mañana y al otro ni siquiera me da los buenos días.

DCEO Y Constelaciones (Ya Disponible En Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora