Me encontraba firmando la documentación de la alta médica junto con la de mi nuevo seguro para volver a casa, gracias al Universo no tendría que pagar nada y eso me dejaba más tranquila, aunque ahora tendría algunas cosas extras de que preocuparme.
Viviendo en la misma ciudad tenía oportunidad de volver a verlo, por más mínima que sea y no podía permitir ni siquiera que sospechara, los hombres como él hacen todo a su forma, y podrían pasar una de dos cosas, la primera que intentara quitarme a mi bebé, la segunda que me sucediera ''algo'' y lo perdiera. La imagen de la última vez evadió mis pensamientos...
...
Max acababa de llegar, estaba tocado hasta la última neurona, era la 5ta noche corrida que hacía la misma mierda, y la segunda que me dejaba encerrada con llave para que no me ''escapara''. Hacía dos días habíamos tenido una pelea grande, tuve que contarle si o si sobre mi bebé porque tenía miedo de que me golpeara y ... -Apreté los ojos- Nada malo le va a pasar. Borré el pensamiento de mi cabeza.
Al parecer el inicio de sus problemas fue la policía, tenía un sapo dentro de su pandilla y eso lo tenía alterado, aunque se puso peor una vez le solté la bomba.
Mi mejilla todavía estaba colorada, no había podido ir a la Univ. porque esta vez los golpes si eran visibles y en parte lo agradecía, mi abdomen estaba intacto y por lo tanto el bebé lo estaría.
Eran casi las 6 am, y yo estaba confinada a dormir en el sofá de la sala, que era una tortura para la columna, por lo tanto, me desperté de golpe después de el portazo que estoy segura y también despertó a más de un vecino.
La sábana que me cubría me fue arrebatada de un tirón.
Su mirada era la misma que tanto yo temía-No por favor- Le rogué, un nudo comenzaba a armarse en mi garganta y las lágrimas comenzaron a correr como río por mis ojos y por instinto cubrí mi estómago.
- ¿Sabes quién fue el culpable de que la policía esté detrás de mí? -Negué, no tenía forma de saberlo. -La estúpida de la doctora de la Universidad. ¿Cuál era el nombre? -Sus brazos torpes rascaron la barbilla - ¡Doris! eso es, la muy estúpida me paró esta mañana en el medio de la cafetería, me acusó de golpearte y me dijo que le había dicho a la policía, lo cual hizo que preguntaran a todos por mí. Bien dice mi madre que eres una buena para nada.
Un golpe fuerte me chocó en la cara y el sabor metálico me invadió mi cavidad bucal, me agarró por mi cabello y como siempre me obligó a estar de rodillas delante de él. -Mírame estúpida- Obediente intentando no molestarlo levanté mis ojos verdes hasta su rostro furibundo.
Desabrochó la hebilla del cinturón y juntó las dos puntas, - ¿recuerdas las reglas? una vez grites será más fuerte el golpe. Vamos a jugar princesa. -Sus ojos rojos reflejaban el placer que le provocaba aquello, el pedazo de cuero dio su primera ensartada una vez terminó de hablar directo a mi brazo y tuve que aguantarme un grito, sus golpes descargaban toda la rabia que tenía y esta vez era bastante, el segundo casi me hace perder el conocimiento cuando ardió mi mejilla, nunca me había pegado ahí con el cinturón, algo había cambiado y sé que notó cuando me incorporé mirándolo desconcertada y a la vez suplicante.
Me respondió con una sonrisa que heló mis sentidos, estaba totalmente desquiciado.
A la altura que estaba con mi pequeña estatura le fue fácil pegar su pie en mi cara y tirarme de un empujón al suelo. Seguido de ello una ronda de patadas torpes golpearon mi estómago. Con cada una desee la muerte porque sabía que mi bebé no sobreviviría, ese era su objetivo.
-No mereces llevar un hijo mío. -El alcohol se había borrado de sus acciones poco a poco y pensé que no iba a librar de esta.
-Basta por favor- Susurré- Mi bebé- Mi llanto fue secundado por más y más patadas con rabia hasta que un dolor interior aún más fuerte que los golpes me llenó.
Ya estaba, Max logró su acometido y mi bebé ya no estaba conmigo, sentí un líquido caliente escurrirme entre las piernas y dejé de luchar.
Segundos después, que parecieron eternidades los golpes ya no dolían y poco a poco todo se fue poniendo negro.
...
Desperté de golpe empapada en sudor, las pesadillas ya no giraban en un solo punto, sino en todas las cosas malas que me habían pasado, cada noche, veía un episodio diferente, ¿Alguna vez seré feliz?
El sol se colaba lentamente dándome la señal del amanecer. Los pensamientos de ayer revolotearon en mi cabeza y me hicieron tomar finalmente la decisión correcta, me iría.
Volvería a Florida, recuperaría las cosas de mi padre y desaparecería del mapa, Eva Luna no viviría más.
....
-Estoy de acuerdo señor Wallas, acepto su oferta de trabajo. ¿Podemos discutir los términos y condiciones?
-Mi secretaria se va a encargar de enviarle todo, además de un pasaje directo y la reservación de un hotel por 15 días en lo que encuentra lugar para quedarse, espero que disfrute su nuevo puesto señorita Luna.
Parecía un hombre seguro de sí mismo, pero yo no, había algo que me carcomía la cabeza y supuse que era lo mejor si quería desaparecer realmente.
-Una cosa más-Le interrumpí- Voy a retomar el apellido de mis padres, ¿Puedo comenzar mis papeles con él?
Se escuchó un silencio -No entiendo exactamente, pero mientras no lleve ningún problema legal...
Tonta, me golpee mentalmente- No lo hará.
-Por mi está bien. ¿Necesita algo más?
-Eso sería todo, gracias por la oport... -La luz de la pantalla me indicó que no había mucho que decir, ya había colgado, al parecer buscar jefes idiotas era mi pasatiempo favorito.
Esa misma mañana comencé con todos mis preparativos para mudarme, además de cancelar todos mis servicios y asegurarme de no dejar el más mínimo rastro. Cuando la secretaria del señor Wallas me llamó para confirmar todo lo hice a nombre de Eva Rey, quien nunca debí dejar de ser.
Esa noche me aseguré de ir temprano a la cama, había muchas cosas aún que me quedaban por resolver, pero no tenía fuerzas, mi pequeña estrella pedía un descanso a gritos. Sonreí en lo que acariciaba mi todavía plano estómago, no era fiel creyente de la reencarnación, pero mi abuela decía que cuando un bebé no nace y la madre vuelve a quedar embarazada es la misma esencia porque ese bebé la volvió a elegir. Él me había vuelto a elegir a mí, y esta vez le iba a dar el doble de amor que no le pude dar hace dos años atrás.
Dos toques en la puerta borraron la sonrisa de mi rostro.
El maldito del portero estaba drogado de nuevo y no me avisó, con algo de miedo por la hora abrí lentamente la puerta y me fue inevitable pegar el grito cuando vi a Bela desmayada en el suelo.
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DCEO Y Constelaciones (Ya Disponible En Amazon)
RomanceEva es una chica linda y llena de secretos, pero rota por dentro ya que carga con la culpa de quitarles la vida a las personas que ama. Por cosas del destino encuentra un trabajo como secretaria del CEO de una de las empresas más grandes de New Yor...