Capítulo 30

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Mentiría si dijera que dormí toda la noche, porque no lo hice, estaba preocupada por cómo sería mi vida a partir de ahora. Ni siquiera sabía que me atormentaba más, mi vida nunca fue fácil y en estos momentos estaba jodida, Noah se había casado, sus promesas de amor se habían ido a la mierda, me enteré de nuestro pasado en común, me enamoré todavía más, me pidió ser su novia y luego su padre lo desmorona todo y él me deja plantada en el medio de la nada. Para colmo ni siquiera puedo llorar en soledad porque estoy cuidando de su hermana menor que tarde o temprano me puede joder si se entera que llevo a su sobrino dentro.

Una idea fugaz me pasó por la cabeza cuando iba entrando a las oficinas del abogado, Bela no tendría que enterarse nunca de que Noah era el papá.

El bebé fue hecho cuando nadie me relacionaba con Noah y las personas que saben de la fiesta se lo tienen bien callado.

Di un par de toques en la puerta de la sala de conferencias donde se supone me estaba esperando, el abogado y entré.

-Buenas tardes, señor León- Un señor de mediana edad me miró sonriente.

-Buenas tardes, señorita Luna- Así había decidido llamarme para esta clase de trámites porque de otra forma no podía demostrar que yo era la verdadera hija.

Tomé asiento al otro lado de la mesa y lo vi abrir un sobre. -Aquí tengo la disposición que dejó su padre antes de morir, donde claramente todos sus bienes son para su hija primogénita Eva Luna, incluyendo todos los terrenos de la familia, las empresas, las acciones y todo el capital de las 4 cuentas rectoras que guardan el patrimonio en Suiza. Todo está en orden y una vez terminé de hablar con usted ayer comencé todo el papeleo correspondiente en búsqueda de información, solo tengo un inconveniente.

Aclaré mi garganta, siempre para todo hay un, pero -Lo escucho.

-Alguien más también reclamó la herencia.

-Hasta donde tengo entendido mi tío solamente reclamó hacerse cargo de las empresas. Y él es prófugo de la justicia.

-No estoy hablando de su tío señorita Luna, de hecho, estamos hablando de alguien estrechamente relacionado con él. - ¿A qué se refería? - Este alguien ha sido mi cliente por casi 4 años en el proceso de reclamar esta herencia y por lo tanto no creo que pueda ofrecerle mis servicios a la competencia.

- ¿Pero de que competencia habla?

El hombre me miraba con una expresión difícil de identificar para mí, pero buena no era. Tomó el teléfono a su lado y ordenó a que alguien más entrara, mientras yo estaba en una clase de limbo procesando todas las cosas que me había comentado.

La puerta detrás de mí se abrió, y un niño pequeño, rubio y de ojos verdes entró, tendría al menos 8 años y detrás de él una señora de cabellos amarillos, casi más largos que los míos y unos ojos verdes que reconocería a las mil leguas porque yo tengo unos exactamente iguales.

-Mamá. -La voz me salió cortada y una punzada me apuñaló el estómago.

-Con permiso- Se levantó de su silla y me dedicó una mirada de lástima- Me temo que esta bella reunión familiar debería de tener más privacidad. – Y desapareció por la puerta principal.

Yo no podía prácticamente hacer nada, estaba en shock, en cambio ella me miraba como si me odiara. Una lágrima se resbaló por mi mejilla y el frío que iba desprendiendo me despertó un poco -Estás viva, no lo creo. -La emoción comenzó a dar pinceladas en mi garganta, a tal punto que un nudo se fue formando, apoderándose de las pocas palabras que se le ocurrían a mi cabeza. -Me levanté con la intención de correr y abrazarla, pero ella alzó su mano al frente deteniéndome.

La confusión surcó mi rostro.

-No hace falta abrazos efusivos. Lo único que tú y yo tenemos en común es la sangre, así que te pido por favor que respetes distancia de mí y de mi hijo. -El niño al lado de ella se revolvió.

Esto era como estar en una pesadilla, mamá nunca fue esa clase de mujer con instinto maternal y extremadamente cariñosa, pero tampoco me trató de esta forma, tampoco se supone que debería de hacerlo, si ambas nos creíamos muertas, o eso creo, estaba confundida, dolida y rechazada.

-Por el único motivo que estoy aquí es porque quiero que te alejes de la fortuna de los Rey, alguien como tú no la merece, además estoy segura de que tu padre querría que tu hermano -Dirigí la vista corriendo al chico, él debía de ser Mike, el niño que pensé que nunca nació-tuviera todo lo que les pertenecía, no la mocosa que les provocó la muerte.

Por mi rostro interminables gotas chorreaban. -No fue mi culpa- Susurré, aunque yo sabía muy bien que si lo había sido.

-Mientes, fue tu culpa y gracias a ti mi hijo y yo casi no sobrevivimos. Asesina.

Mi vista se comenzó a nublar y caí en el asiento, quería que la tierra me tragara, esto era incluso peor que en mis pesadillas.

-Tienes razón - Sollocé- Pero la única heredera en los papeles soy yo. -No me iba a dar por vencida, papá no iba a querer que su primer nieto pasara todas las necesidades que pasé yo en la calle, aunque toda mi visión del pasado había cambiado después de esto. Estaba siendo castigada de más.

-Si no hubieras aparecido nada de esto hubiera pasado. -Se levantó del asiento y tomó bruscamente al niño de la muñeca -Ojalá hubieras muerto como todos en se maldito accidente.

Mi madre salió por la puerta principal echando humos y tuve que arremeterme contra la mesa a llorar, yo también hubiese querido haber muerto en aquel accidente.

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