Capítulo 16

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Sam, el chofer, estacionó el Roll Royce negro en el frente de la lujosa mansión en la que ya había estado antes, hacía unos minutos atrás había ido a casa, tomé un baño rápido y me vestí con algo más cómodo, aunque mi definición de esa palabra definitivamente contrastaba con aquella majestuosidad.

La vista de día dejaba ver más detalles, como el hermoso color blanco y las rosas rojas de los jardines que hacían un contraste lujoso. Un joven estaba enfrascado con unas tijeras de podar en hacer que un arbusto tuviera una forma redondeada perfecta, si es que eso era posible.

Era guapo, lo admito, su cuerpo bañado por el sudor por el sol del medio día brillaba, reluciendo unos músculos bien trabajados y una piel bronceada y sus cabellos rubios miel hasta los hombros le daban un aspecto salvaje.

Sam me ayudó a entrar las maletas hasta el recibidor, dónde otro joven que no había visto antes las tomó y las llevó escaleras arriba.

Parada como estatua estaba Petra, ahora, sin los efectos secundarios del alcohol podía denotar mejor sus rasgos mexicanos, era una morena agraciada y se veía aún mejor con sus arreglos en el cabello típicos de su país. Al parecer ser guapo era un requisito en esta casa.

-Buenos días Petra, es bueno verla de nuevo.

- ¿Cómo está joven? ¿Ya no ha vuelto a tomar? -Preguntó cómplice.

Solté una risita acordándome de la última vez que estuve allí, fue vergonzoso- Ni lo digas, no pienso volver a hacerlo en mi vida.

-Se ve pálida, voy a llevarla hasta su habitación y voy a prepararle un caldo de gallina. -Alcé una ceja, ¿en serio me veía tan mal? vaya suerte que Noah no estuviera para que no me viera en esas fachas.

-Gracias Petra.

-No es necesario que la acompañes Petra, yo misma puedo hacerlo. -La voz pertenecía a una mujer de cabellos rojos que bajaba lentamente por las escaleras, pude notar un acento, era británico creo, aunque no estoy segura, parecía que lo había perfeccionado con el tiempo -Hola querida.

-Un placer- Estiré mi mano, pero ella me correspondió con un abrazo- Imagino que estás conmocionada con lo que pasó, debió de ser un día difícil.

Su tono era como el de una madre preocupada, se sentía tan cálido y a la vez conocido.

-Muchas gracias, la verdad si estoy algo cansada. -Me sinceré.

-Entonces guarda tus cosas y descansa en lo que Petra prepara el caldo y la cena, te ves muy delgada y pálida, ¿estás segura de que estás comiendo bien?

¿Lo hacía? ¿Comer? Ni siquiera podía pasar un bocado sin que se me removiera el estómago, a veces la leche ayudaba, así que antes de ir a la habitación pedí un poco para poder comer en paz más tarde.

Ella solo asintió y ordenó que la llevaran a mi pieza, que resultó ser la misma que la última vez. Mi maleta reposaba en una esquina, adentro solo tenía ropa cómoda, así que no sabía si cambiarme por algo igual de contrastante o mantenerme como estaba.

Decidí recostarme y más adelante pensaría en eso. Aunque primero abrí mi laptop y busqué la última pieza del rompecabezas para armarla.

Resulta que era muy conveniente todos los fallos de la empresa en el sistema y la bomba, así que supuestamente nadie podría acceder a los datos, según lo que escuché y tendríamos que hacer todo el proceso nuevamente, mi enemigo es muy astuto, pero no cuenta con que está compitiendo con alguien que hizo la Universidad en solo un par de años.

Los correos que me llegan al servidor del sistema automáticamente se desvían a mi correo personal, lo hice así, porque era la única forma de tener algo de respaldo fuera de la empresa, ya que no se nos permite usar nada de la información que se maneja fuera de esas cuatro paredes alargadas.

DCEO Y Constelaciones (Ya Disponible En Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora