Cɑpítulo dos: El mocoso fiestero.

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—¿En dónde se metió este culo cagado de mierda? —YoonGi gruñó furioso.

Se encontraba en la puta entrada de un puto antro malviviente a las putas tres de la madrugada en busca de un mocoso del cual no recuerda por qué tienen una relación los dos.

La música del lugar era simplemente ensordecedora y esas malditas luces parpadeantes de colores lo tenían aturdido. Tuvo que encajarse bien sus lentes para tratar de agudizar su miope vista y buscar con ella a Park JiMin.

Ese maldito mocoso de mierda que se escapó a escondidas del penthouse cuando había estado castigado por entregarle una boleta con muy bajas calificaciones.
Él había sido claro al decirle que no iba a salir a ninguna jodida fiesta durante una semana, pero todo resultó ser un desgaste de saliva porque JiMin es más desobediente que un niño de dos años.

Y es que a YoonGi a veces se le olvida de que ese mocoso saca canas es idéntico al papá: irrespetuoso, respondón, odioso y buscapleito.
A JiMin se hace una mínima mala cara y ya quiere agarrarse de las greñas con esa persona.

¡Já! Si lo sabrá YoonGi, que tiene la desgracia de admitir que fue él quien cometió la tremenda equivocación de pedirle vivir juntos.
Ya está tan harto de ese maldito terreneitor tres mil que ganas de devolvérselo al papá no le hacen falta.

—Yo debería estar durmiendo en este maldito momento, no buscando a un puto mocoso fiestero que piensa que la vida es alcohol y ya —habló entredientes mientras se adentra a ese antro malviviente—. Pero le va a pesar al culo cagado este. Por el flaco de mi padre que le va a pesar.

No estaba del mejor humor, eso ya estaba claro, pero ¿quién podría estarlo cuando tuvo todo un día ajetreado y estresante en el trabajo?
Porque él salió de esa maldita oficina a las doce y media de la noche; cansado y dispuesto a sólo tirarse a la cama sabiendo que a las cuatro de la madrugada debía de volver a la oficina.

Estaba en la temporada de proyectos y él era el jefe de diseño gráfico. Era un puto dolor en el culo trabajar con tanta gente que sólo no sabe hacer bien su trabajo. Se la pasa todo el día deseando que ya llegue la hora de salida y cuando por fin llega, resulta que su novio está haciendo más de alguna cagada.

Pero su padre bien se lo había dicho, que no se involucrara sentimentalmente con un chico tan joven. Pero no, ahí va el desobediente pendejo a hacer todo lo contrario y a encularse hasta las patas de un mocoso de veinte que ama las fiestas más de lo que su tío ama comer.

¡Y puta madre! ¡¿Por qué debía de haber tanta gente en ese maldito antro?! ¡¿Por qué sólo no se extinguían todos los jóvenes, niños y adolescentes?!
Qué puto desperdicio de oxígeno, de veras.

—¿En dónde está este...?

—Oye, amigo, ten cuidado.

—¡Cállate! ¡No me toques!

Tuvo la mala suerte de chocar con un mocoso como de veinte ya hasta el culo de borracho que puso esas asquerosas manos sobre su carísimo traje de ejecutivo, porque sí, no se lo había quitado todavía.

En fin, luego de meterle tremendo empujón a este mocoso estúpido, quien terminó cayendo de coxis al piso, él siguió adentrándose a ese lugar en busca de encontrar a JiMin entre tanta gente teniendo sexo con ropa.

Y cuando finalmente logró encontrarlo, jura por su perrohíjo de nombre Holly que casi le da un jodido paro cardíaco ahí mismo. Sintió cómo la sangre iba subiéndosele a la cabeza y cómo ella se volvía una olla a presión.

JiMin, ese maldito y desobediente culo cagado de mierda estaba bailando en un tubo sobre una tarima mientras un sinfín de hormonales lo chifletean y le aplauden.

❝Don celos se enɑmoró del señor coqueto❞ (ʏᴏᴏɴᴍɪɴ/ʏᴀᴢᴀᴇʟ).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora