Capítulo cincuenta y uno: Una reunión familiar, dos intrusos y un palo de golf.

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—¿Estás bien? —DaeYang quiso saber mientras presiona una bolsa con hielos en la cabezota de su gemelo.

—Sí, sí —le respondió YajaTzael entre muecas de dolor.

—¿Estás seguro de que estás bien? —insistió sumamente preocupado, mostrándolo por medio de sus bellas facciones de genio guapo.

—Sí —aseguró YajaTzael.

—¡Animal, estúpido! —él explotó en lo que le mete un coscorrón a su gemelo con cólera —.¡¿Cómo se te ocurre intentar asesinar a tu yerno?!

—¡Aaaaaaaaay! —YajaTzael chilló llevándose las manos a la cabeza y pegándose a JimDae para que lo protegiera de ese científico loco.

—¡Bebé! —JimDae le llamó la atención al científico loco, acariciando la cabecita de YajaTzael—. Déjalo tranquilo. Él no es un hombre malo, sólo quiere ser él mismo.

—¡Tsk! ¡Mamadas, puras mamadas!

DaeYang se cruzó de brazos luego de chasquear la lengua con tremendo ceño fruncido, molesto por el intento de asesinato que su estúpido gemelo le hizo al yerno.

O sea, el preciosote y riquísimo de Zael sólo se descuidó un puto segundo y ese animal de calle ya había ido hasta la habitación de YoonGi a intentar dejar viudo a su hijo antes de siquiera pasar por el altar.

¿Qué tenía su gemelo en esa cabezota? ¿Es que no pensaba en nada más que en el gordo culote y blancote de Zael? De seguro, sí.

—A ver, ¡a ver!, es que tú tienes un serio problema, ¿eh? —comenzó a regañar a su gemelo—. ¿Qué es eso de andar intentando asesinar a tu yerno? ¡Es tu yerno! Se supone que lo debes querer.

—O sea, sí lo quiero... matar, pero lo quiero —aclaró YajaTzael con la cabeza apoyada entre las tetotas de JimDae—. Bueno, ¿y tú qué, eh? ¿Qué pitos tocas o qué?

—Los de tu papá —respondió olvidando ciertos detalles—. Los de tu papá, cabrón.

—Es tu papá también, baboso —YajaTzael rodó los ojos.

—¿Sí? —inquirió mordisquándose el pulgar—. Caray.

YajaTzael volvió a rodar los ojos mientras JimDae le masajea la cabeza con amor y dedicación para que el dolor se le pasara, como lo hacía cuando era un niño pendejo que en todo momento se vivía cayendo.

—¡En fin! Ése no es el punto —DaeYang retomó la palabra desabrochándose su saco—. El punto es que debes amar y respetar a tu yerno.

—¿Ah, sí? —su gemelo tonto se alzó de cejas.

—Sí —asintió firmemente.

—Pues qué bueno que me lo dices, ¿eh? Porque debes predicar con el ejemplo —YajaTzael soltó una risa malvada—. Mira nada más con quién está viniendo tu hijo, señor intachable.

DaeYang se puso a hacer muecas mientras se gira hacia atrás; muecas que se terminó tragando cuando sus preciosos ojitos locos se fijaron en su librito de bolsillo.

¡¿Por qué su bebé estaba llegando tomado de la mano con un palo de coco aprovechado y abusador?!

Se llevó las manos en el corazón y no esperó a que ese par llegara hasta él. ¡Já! Él fue directito hasta ellos echando humo por las orejas.

—¡Papi lindo! —JimSi lo saludó orgulloso con una de esas manitas bonitas.

—¡¿Quién es este insecto con poliomielitis?! —exigió saber en cuanto se puso frente a su hijo—. ¡¿Y por qué te está agarrando tu manita?!

❝Don celos se enɑmoró del señor coqueto❞ (ʏᴏᴏɴᴍɪɴ/ʏᴀᴢᴀᴇʟ).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora