Capítulo treinta y cuatro: ¡¿Un anillo?!

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—Mimi.

El momento deprimente y reflexivo de JiMin estando frente al lugar en el que convivió con aquel anciano gato negro, se vio interrumpido por su primo-hermano JimSi, que llamó su atención al jalonearlo de la chaqueta.

Bajó la vista para ver a ese mini ser de uno con cincuenta que tiene unos grandes ojotes de palometa (como él) y una paleta en la mano. La cual, por supuesto, se la arrebató porque se veía deliciosa.

—¿Qué pasó, bebé? —preguntó tras pegarle un lenguetazo a la paleta.

—¿En dónde está el bello Holly? —JimSi quiso saber recorriendo la sala en busca de este animal peludito de color marrón.

—Debe de estar en el salón canino —respondió cruzado de brazos—. Le toca el dos de cada mes.

—Oh...

JimSi movió su cabecita con una o en la boca. TaeHyung llegó hasta ellos con las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta, con un cigarro entre los labios que JimSi le terminó quitando.

En cuanto a JiMin, éste veía el penthouse de YoonGi con una expresión de nostalgia en la cara, pues ahí se encontraban sus mejores momentos con ese anciano.

La razón por la que estaba ahí era porque no se llevó a casa de su papá algunos libros de la universidad y justa mañana los necesitaba. Así que no tuvo más opciones que ir por ellos.

Pero había sabido que no tendría el valor de ir solo, por lo que le pidió a sus hermanos que lo acompañaran.

Y ahora estaba ahí; percibiendo el olor de YoonGi por los aires, viendo el sofá en el que se quedaba largas horas frente a la pantalla plana, recordando cuando se sentaban en el piso a comer junto al bello Holly.

Cuando entonces YoonGi preparaba la cena y él era feliz y YoonGi estaba a su lado, queriendo espacio y al mismo tiempo quedándose a su lado; viéndolo cuando él fingía distraerse.

—Bien, salgamos de esto rápido —habló limpiándose, con mucho disimulo, las lágrimas que se le llegaron a salir por tantos recuerdos—. Subamos.

—Cojan a JimSi.

—¿Cómo? —TaeHyung y él hablaron al mismo tiempo tras girarse de inmediato hacia el menor de los tres.

—Cojan a JimSi de la mano —el menor terminó la frase echándose una risita, botando al piso la colilla del cigarro.

—Aaaaah —TaeHyung y él volvieron a hablar al mismo tiempo.

Negando entre carcajadas los tres se tomaron de la mano y meciéndolas se encaminaron hacia las escaleras, para subir hasta el segundo piso en donde está la habitación de YoonGi.

La que por tanto tiempo compartió con JiMin y no sólo para dormir. También para enredarse bajo las sábanas a follar durante horas, entre risas y bromas que jamás se podrán ir de la mente de JiMin.

Porque cuando YoonGi le decía al oído que lo amaba y luego ocultaba la cara en su cuello con vergüenza, esos eran los mejores momentos de la noche.

—No soy tan fuerte, chicos —aceptó JiMin con los ojos aguados y la voz quebrada, cuando entraron a esa habitación—. Lo extraño tanto.

—Ay, Mimi.

JimSi lo abrazó echándose a llorar por él porque era sensible; agresivo y hormonal, pero sensible ante todo.
TaeHyung también se unió al abrazo con una sonrisa comprensiva.

Los tres se abrazaron durante un buen tiempo, siempre consolando a JiMin con palabras motivadoras que sus papás ni en drogas podrías decir bien sin hacerlo llorar más.

❝Don celos se enɑmoró del señor coqueto❞ (ʏᴏᴏɴᴍɪɴ/ʏᴀᴢᴀᴇʟ).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora