Capítulo cuarenta y dos: Una conversación entre los futuros novios.

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—Ancianooooo, ancianoooo.

—¡Tu puta madre que te parió, maldito culo cagado de mierda! ¡Ponte un bozal en el perro hocico!

JiMin soltó la carcajada de su vida, ahí; desparramado en el piso, bien pegadito a la puerta del baño, golpeándola una y otra y otra vez, viendo el techo de la habitación.

YoonGi estaba adentro terminándose de bañar exitosamente, porque fue un verdadero reto no salir y meterle a JiMin un golpe por estarlo molestando.

—¡Anciano, sal ya! —exigió JiMin entre carcajadas—. ¡Quiero mimos y cariños!

—¡Te voy a mimar el culo de un vergazo que te meta! —YoonGi le ladró enojadísimo dentro del baño.

—¡Sí! Es justo lo que quiero, ¡YoonGi-Ah! —volvió a carcajearse.

Y en menos de diez segundos la puerta finalmente fue abierta, dejando ver a YoonGi y su cara agria.

Tan agria que estaba buenísima para ir a cobrar.

YoonGi le gruñó molesto, pero para él fue la cosa más caliente que sus ojitos han visto ese día, pues YoonGi yacía con una toalla alrededor de la cintura, con ese cuerpote blancote escurriendo gotas de agua y con el cabello negro todo mojado.

Qué bendición. JiMin necesita sí o sí una cogidota antes de la boda.

—Levántate de ahí, deja de joder y vete a hacer tus tareas o te encierro en el baño sin comer —YoonGi habló escupiendo sapos y culebras mientras se encamina hacia la cama—. Había olvidado la cantidad de canas que me sacas hasta en lo más profundo del culo, mocoso del demonio.

—Anciano guapo, ¿me estás seduciendo? —JiMin le habló al oído tras abrazarlo por la espalda con una sonrisa—. ¿Podrías entonces amarrarme a la cama, gritarme y golpearme, por favor? Oh, grúñeme. Grrr.

Él retorció sus ojos, porque tanto padre como hijo le quitaban un sentido a su vida cada que abrían la boca.

¿En qué momento se le ocurrió meterse con el hijo de la persona más molesta, desesperante, irritante y endurecehuevos del mundo?

No lo sabe. Su vida se resume a sufrir de las malas decisiones que acostumbra tomar.

—No vamos a coger porque la rodilla me está doliendo mucho —informó de mala gana—. Nunca debí cometer la estupidez de arrodillarme para pedirte matrimonio.

—Yo te la puedo sobar, anciano —sonrió JiMin toqueteando sus pectorales blancotes—..., también la rodilla.

Por segunda vez consecutiva, él retorció sus ojos a más no poder y cansado de la presencia de ese mocoso calenturiento, vino y le metió un buen codazo en las costillas.

JiMin pegó un chillido, él fue liberado y sólo así pudo meterse a la cama y acomodarse de forma en que quedó semisentado, con la espalda sobre un par de almohadas.

A continuación, ignorando las quejas de JiMin, cogió su computadora, se la puso en el regazo y comenzó a realizar una serie de cosas para mañana tener ya todo listo.

—Así que no quieres follarme —JiMin asintió de ceño fruncido—. ¿No será que tienes otro culo?

—Ay, señor —murmuró con la vista pegada en la pantalla—. Eres igual de molesto que tu papá.

—¡Ajá! Por eso te tardaste tanto ahí adentro, ¿verdad? —JiMin lo acusó—. ¡Estabas hablando con otro!

—Mira, maldito dramático, estaba cagando —informó antes de coger una almohada y aventársela al mil dramas junior.

JiMin se quejó nuevamente haciendo uno de sus típicos berrinches de mocoso mimado. Después de esto, de joderle los tímpanos con tremendos chillidos ensordecedores, se metió a la cama y gateó hasta ponerse a su lado.

Se metió peor que la pobreza entre sus brazos, apoyó la cabeza en su pecho y comenzó a dibujar figuras imaginarias en su abdomen. Él resopló, mas no hizo nada para quitárselo de encima.

Dejó que estuviera ahí mientras él se centra en lo que hacía en su computadora.

—Elegí unos tulipanes muy bonitos como decoración. ¡Oh!, los centros de mesa te van a encantar; tienen mucho brillo —JiMin empezó a contarle con una gran sonrisa de felicidad—. Todo el salón es una combinación entre tus gustos y los míos; lo viejo y lo joven. ¿Comprendes?

—Sí —murmuró ido en la pantalla.

—Mi papi finalmente accedió a ir a nuestra boda. ¡Me llevará al altar! —aplaudió JiMin con euforia—. Lo decidió luego de meterle un puñetazo a mi tío DaeYangie... Antes de recibir una patada en la entrepierna por parte de JimSi.

—Sí.

—¡Oh, oh! El abogado estará a las cuatro en casa de tu papi. ¡Tu mamá está tan emocionada! —rió—. Mi abuelo llevará a su prometido. ¿Sabías que se va a casar? Mi papi dice que con un cazafortuna. ¿Tú crees?

—Sí.

Él frunció el ceño. Así levantó la vista para observar a YoonGi y notar que éste no le estaba prestando un mínimo de atención y que todo este tiempo había estado respondiendo en automático.

Bufó molesto. YoonGi nunca iba a dejar el trabajo así estuviera en casa o en días libres. Él no quería que su matrimonio se basara en lo que fue un noviazgo, ya que los dos, de cierto modo, fallaron.

Si él prometió no ir diario a fiestas o emborracharse hasta el culo, fue porque le gustó saber que entonces podría pasar tiempo de calidad con el amor de su vida.

Pero resulta que el amor de su vida tiene un amor de la vida que no es él, sino el trabajo. Eso le molesta.

—¿Ves? Deseo pasar tiempo con mi novio y no puedo porque mi novio está pasando tiempo con su novio —espetó enojado, separándose del mayor para darle la espalda—. Dices que a veces quieres estar conmigo, pero no te das cuenta de que nunca vas a dejar de pensar en el trabajo.

YoonGi lo volteó a ver. Él estaba hecho una bolita enojada y YoonGi lo notó. Éste suspiró mientras estira la mano para acariciar su cabello rosa.

Raro, por cierto.

La única vez que YoonGi le tocó el cabello fue para revisar si no traía piojos, ya que se estuvo rascando mucho la cabeza. Pero fue porque recién se tiñó el cabello y tanto producto le generó picazón.

—Precisamente porque quiero pasar tiempo contigo es por lo que estoy haciendo un nuevo horario de trabajo —le comentó YoonGi.

—¿Sí? —Se volteó quedando nuevamente frente a YoonGi.

—Sí. Ayer hablé con mi papá y le dije que no quiero tantas horas de trabajo, por lo que estoy haciendo unos ajustes en mi semana laboral —YoonGi le explicó—. Los fines de semana no voy a trabajar y, de ahora en adelante, entraré a las nueve y saldré a las cuatro. ¿Qué te parece?

—¿Es... en serio, YoonGi-Ah?

Él soltó una risilla por el gesto de incredulidad que JiMin tenía en la cara. Él reafirmó con la cabeza, atrayendo a JiMin a su pecho, para ponerle un beso en la frente.

—Una vida de casados es mucho más serio que un simple noviazgo, bonito mocoso estúpido —argumentó—. Pensé que, una buena forma de hacer que funcione, era pasar mi vida laboral a segundo plano.

—¿Por mí? —JiMin lo miró con aquellos ojotes de palometa, todo brillositos.

—Sí —asintió—... Te amo y anhelo que esto funcione.

—Aaaaw, ¡yo también quiero que funcione, YoonGi-Ah!

Él rió enternecido. JiMin se le había lanzado encima para comerle la cara a besotes y él lo disfrutó.

Bueno, quizá no era tan mal estar con el hijo de la persona más molesta, desesperante, irritante y endurecehuevos del mundo.







































❝Don celos se enɑmoró del señor coqueto❞ (ʏᴏᴏɴᴍɪɴ/ʏᴀᴢᴀᴇʟ).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora