Capítulo veinticuatro: YajaTzael borracho, cagada segura.

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—¿En dónde está ese pendejo? No lo veo.

—Me parece que es ese de allá, el que se que cayó al piso... Es él.

DaeYang pataleó enojado luego de lograr divisar a su gemelo desde la entrada de ese restaurante, levantándose del piso después de caer de la silla.

Junto con JimDae se fue hasta el bar que el restaurante tenía, en donde YajaTzael estaba tomando sin parar, incluso cuando anteriormente había estado tomando en otros bares.

Al llegar, lo encontraron llorando a moco tendido mientras le cuenta al bartender sobre su desafortunada vida amorosa; así, siendo tan guapo y sexi.

—Con que aquí estabas —DaeYang gruñó dándole a YajaTzael un zape en la cabeza—. ¡¿Ya te viste?! Estás hasta el culo, animal.

—¿Cómo es posible que le permitiera la entrada estando ebrio? —JimDae cuestionó al bartender.

—Es que él supo fingir sobriedad —se explicó el bartender—. Supe que estaba ebrio hasta que cayó de la silla al querer sentarse.

—¿Y por qué no lo sacaste?

—Me gritó bien feo.

JimDae suspiró comprendiendo la situación de aquel pequeño bartender (demasiado pequeño como para haberle hecho frente a YajaTzael).

Negando volteó a ver a sus gemelos, el menor estaba que se cagaba de la risa por lo estúpido que el mayor era estando borracho.

—Vamos, te llevaremos a casa, bebé —le comunicó a YajaTzael mientras lo sujeta del brazo.

—¡Suéltameeee! ¡Yo no iré a ningún lado! —YajaTzael renegó zafándose tosco de su agarre—. ¿No ves que el gatito rompecorazones y todos míos está teniendo una cita con un anciano?

Él rompió en llanto nuevamente, escondiendo la cara entre sus manos luego de señalar hacia una de las mesas que había en el salón principal del restaurante.

Tanto DaeYang como JimDae alcanzaron a ver a Zael junto a un hombre ya mayor en una de esas mesas, conversando amenamente con este hombre, sin siquiera imaginarse que había estado siendo espiado por un borracho YajaTzael todo ese tiempo.

—Auch —murmuró JimDae cuando vio cómo ese hombre tomaba a Zael de la mano muy íntimamente—. Qué te decimos, be...

—Gatito sin correa es de quien lo vea y pendejo paniqueado, pendejo abandonado —DaeYang completó la frase asintiendo de ceño fruncido.

—¡Tú cállate! Yo aún no te hablo —refunfuñó YajaTzael, secándose los mocos con algunas servilletas.

—Llevas días sin hablarme —reclamó DaeYang.

—¡Tsk! Y es que cada vez que recuerdo que besuqueaste a ese gatito coqueto, me dan ganas de dejarte de hablar de por vida, así es que ni le busques —YajaTzael le gruñó.

DaeYang primeramente se sintió muy ofendido por semejante ataque. Después se sintió molesto por ser ignorado y entonces le sacó la lengua a YajaTzael, lengua que éste terminó agarrando con la mano y jalando hacia adelante.

JimDae tuvo que intervenir entre ellos dos para que uno no se quedara sin lengua y para que el otro no cometiera intento de fratricidio.

El bartender quedó en modo tieso con la mano envuelta en un paño dentro de un vaso para cerveza, viendo mudo cómo esos gemelos peleaban jalándose de las greñas..., el gemelo pelicastaño jalando de las greñas al gemelo pelinegro.

—Suéltalo, suéltaloooooo —JimDae ordenó interviniendo—. Debemos evitar que se ponga agresivo.

—Él me está desgreñando —alegó YajaTzael entre muecas.

—Y tú estás a nada de arrancarle la lengua. ¡Suéltaloooo!

Finalmente pudo hacer que esos gemelos se soltaran, que YajaTzael dejara en paz la lengua de DaeYang y que DaeYang dejara en paz las greñas de YajaTzael.

—Mira, no haces nada con estar aquí espiándolo. —Intentó ser la voz de la razón.

—Es que yo quiero que sea mío —YajaTzael sollozó luego de echarse a llorar otra vez—. Es mi gatito. ¿Por qué él mundo es tan cruel?

—¿Sabes qué? En vez de estar llorando, deberías estar haciendo algo para recuperarlo —argumentó DaeYang tomando asiento—. ¿Por qué no le mandas una bebida, animal? ¡Haz algo!

YajaTzael frunció el ceño entrando en razón.

Sorbiéndose la nariz se puso a pensar en que tal vez ya era momento de ponerse las pilas si no quería que le quitaran al gatito de ojitos coquetos y culo de infarto.

De pronto la cabeza se le iluminó y arriba de ella se encendió un foco. Sonriendo a lo grande se giró hacia el bartender y le pidió una hoja con un lápiz, pues iba a escribir una nota.

—Quiero que le lleves la bebida más cara de este lugar al hombre con complejo de gatito stripper que está en aquella mesa —le dijo al bartender mientras termina de escribir la nota—. Dile que se la manda el hombre más guapo, perfecto y romántico que nunca podrá ser igualado, o sea yo.

—Pero ¿qué hombre con complejo de gatito, señor? —preguntó el bartender tímidamente.

Él retorció los ojos antes de cogerlo del uniforme y jalarlo hacia él haciendo que cruce la barra por encima, sólo así le pudo mostrar al hombre con complejo de gatito al que se refería.

Luego soltó al bartender para que alistara la bebida y le entregó la nota arriesgándose a todo, porque el que no arriesga no gana... o, bueno, porque él está lo suficientemente borracho como para atreverse a conquistar a ese gatito precioso.

Grrr.

—¿En serio lo vas a hacer? —cuestionó JimDae, incrédulo.

—Sí, ¿por?

—¿Y qué decía la nota? —curioseó DaeYang.

—Que quiero hacerle gatitos bajo la luz de la luna, ¿por?

—¡¿Que tú qué?! —exclamó DaeYang poniéndose de pie de un salto—. ¡¿Pero cómo se te ocurre decirle eso, bestia?! ¡Bestia!

—Ay, ¿qué tiene? Me salió del corazón —se defendió YajaTzael.

—¡¿Del corazón o de la cabeza, la de abajo?! —reclamó DaeYang alterado.

—Pues como sea, sólo expliqué lo que mi cabecita siente por él.

—Eres un hijo de tu puta madre...

—Silencio los dos —JimDae les ordenó hablando entredientes—. Gatito a la vista.

Ay, no, eso sería un rotundo desastre. DaeYang no tenía pruebas, pero tampoco dudas.

Se dejó caer en el banquillo mientras observa aterrado que Zael estaba cruzando el salón para ir hasta ellos con la nota que YajaTzael le dio en la mano.

Es más, DaeYang estaba tan aterrado que hasta le arrebató el trago a YajaTzael para zampárselo él y así controlar los nervios.

¡Maldita sea! Alguien debía de hacer algo, de apiadarse del imbécil que le tocó como gemelo, porque ese gatito no se veía muy feliz que se diga.

—Ahí viene, ahí viene —susurró cubriéndose la boca con la mano y viendo disimuladamente los estantes detrás de la barra.

—Es tan lindo —suspiró YajaTzael—. Voy a casarme con él.

—Con el único con el que te vas a casar será con tu compañero de selda cuando ese gatito de allá te denuncie por depravado —refunfuñó—Ay, tengo miedo por ti, imbécil, animal, pendejo, estúúúúúpido.

—Ah...

—Hola.

Zael finalmente había llegado y justamente frente a YajaTzael.

Ay, a DaeYang le comenzó a dar un aquel no saber de él, sí.

¡Joder con el pendejo de su gemelo!
































❝Don celos se enɑmoró del señor coqueto❞ (ʏᴏᴏɴᴍɪɴ/ʏᴀᴢᴀᴇʟ).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora